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Sobre la situación del partido Morena

Fuentes: Rebelión

Entre militantes y simpatizantes del partido Morena han surgido muchas dudas, sobre todo a partir de la actual coyuntura electoral, esto es resultado de una serie de decisiones que en el proceso de elección interna para candidaturas ha dado lugar a una incertidumbre colectiva.

Es interés de este texto distinguir algunos elementos que consideramos necesarios pensar para comenzar o continuar con esfuerzos reflexivos que se encaminen a dar continuidad con el proceso de transformación.

En el partido Morena pasan cosas muy buenas, por ejemplo, vecinas y vecinos que cotidianamente somos comunicadores populares que cuestionamos el neoliberalismo e impulsamos la Cuarta Transformación, pero también pasan cosas malas, es natural, no hay organización perfecta, sin embargo, el grado de problemas al que se ha llegado amenaza con poner en entredicho la continuidad de la Cuarta Transformación.

Actualmente en el partido se toman una serie de medidas que empeoran la construcción partidaria, que van en sentido contrario de principios y estatutos, que crean tensiones tendientes a debilitar este proyecto, es decir hay una crisis en el partido.

Esto no es responsabilidad únicamente de una persona, ni de un grupo en particular, se trata de problemas que se agudizaron desde el intento de Congreso del partido en 2019, problemas no resueltos que se han arrastrado, a esto se suma una dirección que toma decisiones carentes de legitimidad, la crisis ha quedado expuesta en el actual proceso de elección interna de candidatas y candidatos, dicho sea de paso, se ha pretendido justificar que las decisiones en la designación de candidatos es consecuencia de condiciones sanitarias que obstaculizaron las asambleas distritales y un proceso regular, sin embargo, el problema de la simulación y poca transparencia ya se practicaba previo a la pandemia.

En Morena hay muchas personas que se han sentido defraudadas, traicionadas y ofendidas, esto se debe a que en el partido apremia la posición más pragmática de ganar por ganar, de hacer el medio electoral un fin en sí mismo, sin preguntar el cómo, el para qué, y con qué proyecto político-ideológico.

Esta política pragmática ha sido aprovechada por el oportunismo político (los llamados chapulines), pero también por quienes por omisión y con silencio han intentado desdibujar un contenido izquierda para hacer de la Cuarta Transformación solo un slogan para campaña electoral.,

Desafortunadamente quienes tuvieron la responsabilidad del proceso de elección de candidaturas, continuaron abriendo las puertas a quienes son opuestos al interés de Morena, vale señalar que esto es consecuencia de una mala costumbre de aceptar a todas las personas que dicen tener buenas intenciones.

Lo anterior ha facilitado la descomposición de Morena pues el oportunismo de quienes forman parte del engranaje corrupto neoliberal ha buscado reciclarse en el partido, todo esto en detrimento de la base de Morena.

Esto no es nuevo, la diferencia es que ahora el oportunismo y la derecha allana el camino para consolidar un papel preponderante en las decisiones del partido y por ende ya tiene consecuencias en la administración pública y en los cargos de representación popular. No observar estos problemas o desestimarlos ayuda a consolidar a la derecha en el partido.

Es posible que las razones de un proceso de descomposición tengan origen en una estrategia que ha sido mal entendida y ha construido un partido electoral fuerte, pero menospreciando el sustento y razón del mismo: el pueblo, la transformación y la lucha contra el régimen neoliberal.

Ahora bien, los simpatizantes y militantes del partido al observar estos problemas organizativos nos preguntamos ¿qué hacer?, en círculos de estudio, discusiones, asambleas, en brigadas muchas veces nos hemos preguntado cómo rescatar al partido, cómo hacer que los principios que están en los documentos básicos sean una práctica y no letra muerta. No es fácil responder, algunos plantean que la solución puede estar en luchar por la institucionalidad y el restablecimiento de la legalidad partidaria, otros proponen la expulsión de aquellas corrientes o caciques que han hecho daño al partido, otra salida por la que se apuesta es por la construcción de una corriente que se inscriba en sus objetivos la lucha contra el oportunismo al interior del partido, como reacción de esta coyuntura, se ha generado la iniciativa de la impugnación en Juicio para la Protección de los Derechos Político-Electorales, se busca también la lectura y asimilación al pie de la letra de los estatutos, otros consideran que la formación política es la respuesta, también se ha propuesto la organización desde las bases o la movilización, algunos que con disciplina o apoyando únicamente al presidente.

Cada respuesta puede ser acertada de acuerdo con lo que cada comité, militante, referente o simpatizante observa en su cotidianidad local, regional o en la instancia del partido. Sin embargo, estas propuestas lanzadas como acciones aisladas no ayudan a rescatar a Morena, mucho menos si solo son llamados y reclamos que no se integran orgánicamente a un plan de trabajo, echarle toda la culpa a la derecha y al oportunismo tampoco ayuda, es preciso asumir la responsabilidad colectiva.

La sola institucionalidad y legalidad en el partido no garantizan una reconversión y camino de izquierda, aun cuando se expulsaran a todos los caciques y líderes corruptos de Morena, se nos presentaría un nuevo problema: que ingresen nuevos caciques o regresen los mismos, lo cual nos demanda pensar qué criterios establecer para el ingreso y participación electoral, respecto a la impugnación como salida, se limita a creer que la reposición del proceso de elección interna de uno, dos, diez o más candidatos solucionaría problemas que van más allá de los candidatos impuestos.

En general las propuestas pueden ser loables si se desprenden de un ánimo de hacer de Morena un instrumento de organización para impulsar la Cuarta Transformación, sin embargo, es imprescindible que además de valorar estrategias para recomponer al partido, estás deben ser eficaces, es preciso que el conjunto de esfuerzos para recomponer al partido se engarce a la planificación del trabajo colectivo local, regional o de tal o cual instancia del partido.

Hay miles de compañeras y compañeros que no convalidamos un proceso de daña al partido, estamos en la dirección, en comités, en instancias del partido, en secretarias, como concejeras(o), que somos militantes o simpatizantes que a lo largo y ancho del país coincidimos que el rumbo del partido tiene que corregirse, es urgente, pero hay tiempo. El pueblo organizado es más fuerte y poderoso que el oportunismo. Si observamos las deficiencias, los defectos, si identificamos las actitudes contrarias a los principios, esto en la labor de quienes buscamos la transformación tenemos lo equivalente a más de la mitad de su corrección. La tarea es grande sí, pero no imposible.