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Sobreexplotación en las comunidades de Chiapas

Fuentes: Rebelión

Hasta bien entrados los años 60 del siglo XX la escuela culturalista de antropólogos estadunidenses que estudiaron las sociedades tsotsiles de los Altos de Chiapas difundían la idea de que los pueblos que visitaban eran testimonios vivos de la época prehispánica. Deslumbrados por un paisaje para ellos bucólico se centraban en las costumbres que, desde […]

Hasta bien entrados los años 60 del siglo XX la escuela culturalista de antropólogos estadunidenses que estudiaron las sociedades tsotsiles de los Altos de Chiapas difundían la idea de que los pueblos que visitaban eran testimonios vivos de la época prehispánica. Deslumbrados por un paisaje para ellos bucólico se centraban en las costumbres que, desde su mirada, observaban, unas ovejas por allí y unas mujeres por acá que tejían en telar de cintura; los niños correteaban o se calentaban cerca del comal donde se hacían las tortillas de maíz, la milpa y las festividades. Los estudios y observaciones de una nueva generación crítica de antropólogos aportó datos y evidencias de que las comunidades de los Altos de Chiapas, muy lejos de su aparente aislamiento, vivían las transformaciones e influencias de los procesos históricos que se originaban principalmente en el centro de México.

Como afirma Jean Baptiste Piel en su artículo sobre las tierras Altas de Guatemala: «En tanto que institución, la comunidad indígena existe por y para el Estado que la explica en el plano histórico y que la explota en el plano fiscal como precio de la estabilidad que le asegura sus condiciones de producción y reproducción.»

Hay una izquierda anti-sistema, antiglobalización, «libertaria»… que básicamente viene de la esfera ideológica marcada por las agendas de trabajo de las ONGs . Es una izquierda que está muy preocupada por los problemas más candentes del siglo XXI y que cada año, en periodos vacacionales, tiene una cita en Chiapas para defender causas de diferente origen ideológico, compartir, conocer, intercambiar experiencias… el hecho es que pareciera que su mirada crítica se centra en lo que conviene que se vea y de lo que conviene que se hable. En la agenda de los temas sociales con más proyección mediática no figuran datos sobre accidentes laborales, condiciones de trabajo en las «viejas» formas de explotación laboral o en las nuevas on line. Las condiciones de trabajo de los jornaleros nahuas tzeltales o tsotsiles en México, no mueven a encuentros por parte de esta izquierda; la cosmovisión de los pueblos indígenas (odiosa categoría colonial) les conmueve, pero cuando pasan unos días en San Cristóbal de las Casas no reparan en que están rodeados de explotación laboral semiesclava, tzeltal y tsotsil principalmente, que sirve en restaurantes, lavanderías, limpia hoteles, vende chicles y cigarros, ofrece ropa de todo tipo, trabaja en los mercados, las cocinas y las calles.
Autores como John Smith aportan datos y evidencias de la dolorosa realidad de la sobre-explotación de los asalariados del Sur global. Esta sobre-explotación incluye a las comunidades zapatistas de Chiapas obligadas a embarrarse en migraciones estacionarias y vender su fuerza de trabajo para conseguir el dinero necesario que aporte al sustento familiar. Nuestro moderno y cibernético universo sigue teniendo las mismas bases que dieron inicio a la Revolución Industrial en la Inglaterra del siglo XVIII. Interesa entonces un gran ruido mediático y atraer la atención sobre temas que, siendo problemas reales, no son el núcleo de las injusticias sociales que millones de personas sufren cotidianamente en el mayor de los anonimatos. Van datos básicos:

PORCENTAJE Y REPARTO DE TRABAJADORES INDUSTRIALES EN EL MUNDO (En regiones poco desarrolladas industrialmente)

AÑO

1950 34%

1980 53%

2010 79% (541 MILLONES de trabajadores industriales en regiones poco desarrolladas)

2010 21% (145 millones de trabajadores en los países imperialistas)

En la industria manufacturera el cambio es más dramático:

2019 83% de los trabajadores vive y trabaja en el Sur Global

Los jornaleros y sus lamentables y peligrosas condiciones de trabajo no son de interés para la izquierda que visita Chiapas en periodos vacacionales.

SUBEMPLEO.- Se estima que en entidades de recepción de jornaleros como Baja California Sur, Sonora y Sinaloa, los jornaleros trabajan entre 75 y 106 días al año (Encuesta Nacional Agropecuaria), ENA, 2017).

Salario promedio: $167.70 pesos diarios. (salario mínimo en México a partir de este 1 de enero pasó de $102.69 pesos a $123.22 al día ) El trabajo a destajo es la característica común y el salario medio en esta modalidad de explotación es de $24.78 pesos.

86.3% de los jornaleros recibieron en 2019 ingresos en el límite de la sobrevivencia (hasta dos salarios mínimos).

MUJERES JORNALERAS.- En 2019 se registraron 323 mil mujeres jornaleras (11%) del total de asalariados agrícolas (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo). En Sinaloa y Baja California representan más del 35%. Sin contratos ni derechos laborales.

Las mujeres trabajadoras agrícolas tienen un promedio de 5.5 años de escolaridad.

De cada 100 mujeres que trabajan en el campo, 69 no reciben ningún pago por su trabajo.

Los trabajadores agrícolas están en contacto continuo con plaguicidas o agroquímicos que se rocían en las plantaciones. Siete ataúdes llegaron en 2019 a San Juan Cancuc (Altos de Chiapas) procedentes de campos agrícolas de Sonora, con la indicación expresa de que no se abrieran los cajones. Una familia que no respetó la indicación se encontró con el cuerpo del familiar sin órganos, de manera que no se pudo realizar la autopsia de ley.

Los contratos, cuando hay, se realizan bajo esquemas de intermediación que evita que los empresarios agrícolas evadan cualquier responsabilidad en caso de accidente durante los traslados (sea en origen y destino o durante los trayectos a los campos) por riesgos en el trabajo o los trabajadores pierdan la vida. El trabajo agrícola fomenta la desigualdad y la exclusión de género que se exacerba por las condiciones de marginación y extrema pobreza que enfrentan las mujeres tanto en los lugares de origen como en los de destino.

El retiro de los apoyos en la agricultura mexicana desde hace 30 años ha provocado una reducción de la población ocupada en el sector, pero un aumento de los jornaleros. En 2010 había 6.4 millones de ocupados en la agricultura y 2.4 millones de jornaleros; para 2019 los jornaleros se incrementaron en 700 mil más.

JORNADAS DE MAS DE 8 HORAS AL DÍA

El artículo 126 de la Ley del Seguro Social señala que para tener derecho a la jubilación, el trabajador necesita cotizar 1,250 semanas. O sea, trabajando las 52 semanas al año, en 24 años se podría tener derecho a la jubilación. Pero si el jornalero trabaja entre 100 y 200 días al año, en el mejor de los casos, trabajando 27 semanas al año, el jornalero tendría que trabajar 50 años para cubrir las 1,250 cotizaciones.

En el extremo contrario está la pensión que cobró en 2019 José Angel Gurría, ex secretario de Hacienda en tiempos de Ernesto Zedillo, es el mexicano que ahora funge como Secretario General de las OCDE. La cantidad: 1 millón 333 mil pesos. José Angel comenzó a cobrar su jubilación cuando tenía 43 años; tiene ahora 69 años de edad. Su «pensión especial vitalicia por retiro» fue autorizada el 14 de abril de 1994. Algo percibió este viernes 10 de enero cuando declaró en el Seminario Perspectivas Económicas 2020 realizado en el Instituto Tecnológico Autónomo de México que «…México continua siendo uno de los países más desiguales del mundo». (La Jornada 11 de enero 2020)

AFORES y la concentración de su riqueza tampoco es un tema atractivo. Según la Comisión Nacional del Sistema del Ahorro para el Retiro, Consar, el cártel de las Afore (lo forman 10 empresas) maneja los ahorros de 46 millones 442 mil 263 trabajadores mexicanos. Suman 3 billones 747 mil 240 millones de pesos.

La despolitización de la izquierda anti-sistema es atroz y pareciera formar parte de un juego donde… «interesa presentar una ‘opinión alternativa’ preparada como sopa instantánea, lista para comer, para darle oportunidad a toda esa gente que se cree «antiestablishment» de desgañitarse en indignación y nunca tener que plantearse la difícil tarea de investigar por su cuenta» (Los Papeles de Afganistán, el Estado profundo controla el relato, Kit Knightly Off Guardian).

En definitiva, una izquierda que se niega a asumir al enemigo y no quiere enterarse de que la guerra es la paz del futuro-presente.

Fuentes:

. Diario La Jornada

. Suplemento La Jornada del Campo ( Mujeres y hombres del jornal )

. Red Nacional de jornaleros y jornaleras agrícolas

. Imperialismo en el siglo XXI, John Smith

. Revista Rebelión

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.