Medicina. Sociología. Educación y docencia. Odontología. Enfermería. Comunicación social. Ingeniería. Arquitectura. Bioanálisis. Arte. Trabajo social. Todas son carreras que, unas más, otras menos, tienen una función social importante. Aún cuando muchas se hayan influenciado por aquel mal que el Presidente Chávez llama «capitalismo salvaje», no se puede negar que muchas de estas carreras tienen como […]
Medicina. Sociología. Educación y docencia. Odontología. Enfermería. Comunicación social. Ingeniería. Arquitectura. Bioanálisis. Arte. Trabajo social. Todas son carreras que, unas más, otras menos, tienen una función social importante. Aún cuando muchas se hayan influenciado por aquel mal que el Presidente Chávez llama «capitalismo salvaje», no se puede negar que muchas de estas carreras tienen como función crear profesionales quienes, de una forma u otra, contribuyen al mejoramiento de la sociedad.
Se supone que aquellos que somos formados en universidades públicas tenemos la mayor responsabilidad social, pues al ser el Estado el que paga nuestra formación utilizando el dinero que pertenece a todos, estamos comprometidos a devolverle a la sociedad aquello que invirtió en nosotros. Por ejemplo, en la Universidad Central de Venezuela (UCV), el Estado invierte unos 12 millones de bolívares anuales (5.581 dólares anuales) por cada uno de sus estudiantes de pregrado.
Lamentablemente, la carrera que yo estudié, Computación no es la más representativa cuando hablamos de ayudar a la sociedad. Desde su comienzo está concebida, al menos en muchas universidades públicas, como una carrera que ignora completamente la realidad de nuestro país: millones de personas que no tienen acceso a las tecnologías de información y, peor que eso, que viven en graves condiciones de pobreza e inseguridad.
Los estudiantes de Computación deben aislarse del resto de la sociedad para dedicarle 16 horas al día o más a los estudios y la realización de los proyectos requeridos. Es típico que un estudiante de Computación de la UCV comience su jornada a las 7 de la mañana viendo clases, y salga a las 7 u 8 de la noche de la universidad luego de haber pasado seis horas intentando terminar un programa en Java o C++ en la sala de micros de la escuela, al tiempo que presentaba uno o dos exámenes teóricos y prácticos. Y a veces llega a su casa para seguir estudiando.
Con una vida así, el computista que creció en un barriecito del oeste de Caracas, en una casita en una población como Santa Teresa del Tuy o en una casita humilde en Maracay se olvida, con el tiempo, de los problemas del sitio donde nació.
¿Quien quiere ser millonario?
Y es que todos somos seducidos por la «romántica» historia de aquel joven programador estadounidense que hizo una revolucionaria aplicación en su cochera, la cual le permitió volverse multimillonario. Todos queremos ser Bill Gates. Todos queremos ser Steve Jobs. Millonarios. ¡Millonarios! ¡Dueños del mundo! Luego Microsoft, Sun Microsystems, Sybase y otras empresas visitan las universidades para ofrecernos villas y castillos, alimentando aún más nuestras ilusiones, ofreciendo productos «para estudiantes», y hasta nos regalan CDs y franelas para impulsarnos aún más en nuestros sueños de ser… ¡millonarios! ¡Ya con esto logré salir de abajo! ¡Podré salir de donde vivo y comprar una casa en La Alameda!
Es lo que un pana llama la Lotería Bill Gates: millones de chamos de 19 años que luchan individualmente por convertirse en el millonario de turno, olvidando por completo la responsabilidad social. En Venezuela ninguno de los cientos de miles de computistas graduados en los últimos años se ha convertido en el nuevo Bill Gates, pero aún así todas las nuevas generaciones siguen esmerándose de forma individual e egoísta para intentar serlo.
En efecto, los conocimientos que adquieren los estudiantes de computación le asegurarán un trabajo donde podría ganar dos o tres millones de bolívares mensuales en una gran empresa venezolana o transnacional. El computista aprende a resolver problemas como instalar una red IPv6 que suministre conectividad a dos grandes edificios de alguna petrolera con 5 mil computadoras; armar un sistema de base de datos distribuidas con 64 servidores para mantener las cuentas de alguna corporación, o programar un sistema de comercio electrónico para que un reducido grupo de venezolanos que tengan tarjeta de crédito puedan comprar por Internet.
Lamentablemente, a menos que el computista se asocie con profesionales de otras carreras para ofrecerles sus herramientas, él no tiene forma directa de ayudar para mejorar la sociedad.
¿Software libre?
Fue en esas circunstancias donde descubrí el Software Libre: un concepto que iba mucho más de lo técnico para llegar a lo social y lo humano. En un mundo donde las empresas de computación acostumbran quedarse con los conocimientos y guardarlos en una gran caja fuerte, el Software Libre más bien garantizaba lo opuesto: que el Conocimiento es de todos, para que cada uno de nosotros pueda aprender de él, mejorar lo aprendido, divulgar dicho conocimiento y divulgar las mejoras, para que otros también puedan aprender, mejorar y, nuevamente, divulgar.
Entonces, veamos los contrastes.
Round 1: gana el capitalismo
El comunista de hace 50 años nos hablaba del empresario burgués, dueño de los medios de producción, que explotaba a los obreros y utilizaba la plusvalia para enriquecerse. Y ese comunista ofrecía soluciones, que tal vez no fueron las idóneas. Y fracasaron.
La caída del viejo socialismo nos llevó a un nuevo orden mundial mucho peor: las grandes corporaciones, ahora sin oposición, se convirtieron en los medios de producción del Conocimiento, el cual se guarda celosamente en sus bóvedas con la excusa de «protegerse de la competencia». Al mismo tiempo, dichas empresas ganan miles de millones de dólares valiéndose de la plusvalía, explotan al obrero así como al inmigrante «ilegal», y se valen de la mano de obra barata de países del tercer mundo. Son empresas con posiciones políticas camuflageadas, que obligan a sus gobiernos a crear legislaciones que restringen la divulgación del conocimiento (como las patentes y los copyrights), hacen que las naciones firmen Tratados de Libre Comercio que garantizan la globalización de esas leyes, y -cuando las cosas se ponen en su contra- apoyan paros petroleros y golpes de Estado.
Bajo ese mismo contexto, nos enseñan a los computistas a ser apolíticos. Es la mejor manera de manipularnos: decirnos que los adecos, los copeyanos y los chavistas son la misma basura, y que lo mejor es no saber nada de política sino dedicarnos a hacer lo que nos pida la Corporación, que es la que nos paga el salario. Así forman a un grupo de asalariados sin la más mínima conciencia de clase.
Round 2: el nuevo renacimiento
Entonces, surge la otra alternativa: Miles de programadores se juntan para producir Software y Conocimiento, el cual ya no queda guardado en una bóveda, sino que es publicado para que TODA la Sociedad pueda beneficiarse de él y continúe mejorándolo. Conocimiento que, además, se adapta a las condiciones locales de los pueblos donde viven, en vez de usar soluciones pre-empaquetadas pensadas para el habitante de Nueva York.
Evidentemente ya no estamos hablando del capitalismo brutal que ha hundido a nuestros pueblos. Tampoco estamos hablando del extinto socialismo soviético. Estamos hablando, en ese caso, del Nuevo Socialismo, aquel que queremos construir en Venezuela para sacar a nuestro país de la pobreza. Y sí, lo dije y lo reitero: ¡El Software Libre es socialista!
El movimiento del Software Libre no es nada nuevo. Tiene décadas existiendo, y todo aquel que alguna vez haya navegado en Internet ha usado Software Libre sin darse cuenta. Hoy, sus frutos han madurado lo suficiente como para suponer una amenaza muy seria para Microsoft y otras transnacionales. Tenemos a algo que supera enormemente a Windows: se llama Linux. Tenemos cosas mejores que el Microsoft Office: OpenOffice.org y KOffice. Tenemos cosas que superan a miles de otras aplicaciones propietarias. Es sólo cuestion de darles una oportunidad.
Y es cierto que esos cientos de miles de programadores deben vivir de algo. El Software Libre es lo suficientemente versátil como para adaptarse al capitalismo y permitirnos vivir de él: los programadores y las programadoras se agrupan en pequeñas empresas (o cooperativas, ¿por qué no?) para ofrecer servicios de desarrollo, migración, mantenimiento, documentacion, asesoría o tantos otros, sustituyendo a las transnacionales extranjeras que lo ofrecían en el pasado. Al mismo tiempo continúan aprendiendo y divulgando lo que aprenden. ¿No es eso parte del desarrollo endógeno? ¿No nos estamos volviendo así más soberanos tecnológicamente?
Presente y futuro del software libre en Venezuela
Nosotros los computistas latinoamericanos tendremos una importantísima misión: A lo sumo en dos años aparecerán computadores de muy bajo costo (por debajo de 150 dólares) provenientes de China y otros países, usando procesadores como el Godson II y III, mucho más económicos que los Intel, pero con muy buenas capacidades.
Ya hay dos prototipos de estos computadores: el Municator, de Yellow Sheep River [ver nota 1 al final] y el Longmeng, de la Academia China de Ciencias [2], ambos corriendo Linux. Y desde el propio MIT estadounidense pueden venir otras alternativas [3]. Tal vez esos sean los proyectos que permitan que llevemos a cada familia venezolana, sin importar cuan pobres o apartados estén, el acceso a las Tecnologías de Información y a la Internet.
Será una forma de garantizarle a los excluidos acceso a la educación a distancia, nuevas formas de inscribirse en universidades, de solicitar becas a Fundayacucho, de realizar trámites gubernamentales, o una forma más barata de comunicarse con sus seres queridos. Podrán hacer cartas e imprimirlas, expresas sus ideas, fundar medios comunitarios en los sitios más recónditos. Tendremos a nuestras etnias indígenas usando computadores en sus propios idiomas, sin tener que forzarlos a aprender castellano para acceder a las tecnologías.
Son proyectos que están en contraposición con la estrategia de Microsoft. El nuevo Windows Vista, el sucesor de Windows XP, se está haciendo cada vez más grande y complejo. Podría retrasarse para mediados de 2007 [7] y sus requerimientos serán tan altos que una de cada dos computadoras no podrán utilizarlo satisfactoriamente [8], requieriendo que su dueño se compre una computadora nueva o repotencie la actual. Le impondrá limitaciones a sus usuarios, como el DRM (Manejo Digital de Restricciones), que podría imposibilitarle a los usuarios escuchar archivos de canciones a menos que pague por ellas. O nos obligarán a comprar el Windows Starter Edition, la versión «para pobres», que tiene limitaciones artificiales como no dejarnos usar más de tres programas a la vez.
Algunos ministerios y entes del Gobierno Bolivariano ya han llevado tecnologías libres a los excluidos de una forma admirable. CVG Telecom ha fundado pequeños centros informáticos llamados Nudetel (Núcleos de Desarrollo Endógeno en Telecomunicaciones) en poblados donde nadie había tenido acceso a un computador, y ha enseñado a cientos de personas a usar una computadora con Linux y Software Libre [4]. El Ministerio de Educación, a través de Fundabit [5], ha creado en escuelas y liceos públicos unos 300 Centros Bolivarianos de Informática y Telemática (CBIT) que usan Software Libre, dándole a niños y jóvenes de diferentes sectores del país la oportunidad de educarse y aprender a usar las tecnologías. El MCT y los Fundacites también han hecho algunas labores similares, y el CNTI tiene algunos Infocentros en Software Libre [6], prometiendo muchos más para finales de este año.
Y, por supuesto, no se puede dejar de mencionar la migración de la plataforma tecnológica de los entes del Estado venezolano hacia Software Libre, para lo cual estamos luchando en este momento por su inclusión en la Ley de Tecnologías de Información en la Asamblea Nacional.
La verdadera revolución tecnológica ya está cerca. ¿Nos ayudarás?
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[1] http://yellowsheepriver.org/products.html
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Longmeng http://www.elmundo.es/navegante/2006/03/15/esociedad/1142414019.html
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Laptop_de_100_d%C3%B3lares
[4] http://www.nudetel.gob.ve/
[5] http://fundabit.me.gob.ve/
[6] http://www.infocentro.gob.ve/
[7] http://www.datafull.com/noticias/index.php?id=9052
[8] http://www.elmundo.es/suplementos/ariadna/2006/277/1145633468.html