La Mesa Agroalimentaria Argentina lanzó su regional en Santa Fe. En la sede de la Cooperativa de Carnes Alternativas “Abel Otaño” confluyeron hombres y mujeres de campo, desde medianos productores porcinos hasta familias huerteras del cordón hortícola. La mirada sobre las retenciones segmentadas, la falta de políticas para el sector, la expropiación de Vicentín y el acceso a la tierra.
“Hay una forma de llevar alimentos de calidad y a un precio justo a la mesa de los argentinos, somos la referencia de que se puede hacer”, sostiene Silvio Antinori, vicepresidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe) y titular de Cooperativa Agrícola Ganadera de Armstrong, Santa Fe, para destacar qué significa el lanzamiento provincial de la Mesa Agroalimentaria Argentina. Fecofe comparte ese espacio junto a la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) y el Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra Vía Campesina (MNSI-ST). En poco más de un año ya cuenta con las regionales de Mendoza, Buenos Aires y Córdoba.
“La conformación de la Mesa Agroalimentaria en Santa Fe tendrá un valor importante para la región, el de juntar a las cooperativas y organizaciones que producen alimentos para poder llevarlos directo del productor a los hogares. Las políticas públicas no llegan a los pequeños productores y las organizaciones somos las que nos estamos moviendo para generar esos canales de comercialización y abastecimiento”, sostiene Delicia Zenteno, productora de la UTT en el “cinturón verde” de Santa Fe capital.
«La Mesa de Enlace no representa a todo ‘el campo’»
El lanzamiento de la regional Santa Fe se realizó en la localidad de Chabás, en una lugar simbólico: la Cooperativa de Carnes Alternativas “Abel Otaño”. Fundada en enero de 2011 por la Federación Agraria Argentina (FAA) con 300 productores asociados, la cooperativa elabora salames, chorizos, bondiolas, morcillas, jamón crudo y paleta, agregando valor a la producción porcina local. Era costumbre ofrecer la presidencia de la cooperativa al titular de la FAA, pero el actual titular de la entidad Carlos Achetoni cortó con esa tradición.
“Esta cooperativa era un símbolo de los principios de la Federación Agraria”, sostiene Antinori y señala entre esos principios la pelea por el acceso a la tierra, la ley de arrendamiento, la pelea por un seguro para los pequeños productores. Desde 2011 a la fecha la cooperativa vivió el proceso de “sojización” de la zona sur de Santa Fe y vio cómo los productores porcinos fueron cerrando sus puertas, como también pasó con los tamberos.
“La cooperativa continúa trabajando y busca recuperar a los productores de cerdo que fueron mermando porque eligieron ir alquilando sus campos, pasaron de ser productores a ser arrendatarios. Las instalaciones se deterioran y volver a arrancar significa un costo muy grande. Nadie deja de trabajar por elección sino porque faltan políticas. La concentración de tierras produce desplazamiento laboral”, señala el vicepresidente de Fecofe.
Frente a esa realidad que no aparece en los debates mediáticos sobre “el campo”, la simbólica cooperativa de Chabás reúne a algunos cooperativistas que integran la denominada “bases federadas”, un movimiento emergente de la FAA y disidente de la conducción actual, encabezada por Achetoni y alineada con la Mesa de Enlace —espacio que comparte desde el conflicto por la Resolución 125 de 2008 junto a la Sociedad Rural, CRA y Coninagro—. “¿Qué está haciendo la FAA en la Mesa de Enlace si los productores que representa tienen más características comunes con los pequeños productores que con el modelo agroexportador y el ingreso de dólares al país?”, pregunta Antinori como parte de ese movimiento de bases federadas.
Y propone como respuesta la representación que busca conformar la Meso Agroalimentaria: “Mostramos un campo diferente, el otro campo, el campo que alimenta. No intentamos ser la contracara de la Mesa de Enlace sino exponer que ese no es todo ‘el campo’, porque no se trata de un sector homogéneo. No hay un solo campo, hay muchos diferentes tipos de productores y la Mesa Agroalimentaria viene a representar a los pequeños y pequeñas productores”.
Políticas públicas para todos los campos
El Gobierno definió a principios de año que no incrementaría las retenciones a los granos de exportación, a pesar de los elevados precios registrados por la invasión de Rusia a Ucrania, y mantuvo la decisión a pesar de la presión especulativa de esos sectores al punto de crear un régimen diferencial que quedó expresado públicamente como dólar soja. Por eso, el planteo de la presentación de la regional en Santa Fe estuvo puesto también en mostrar otro actor rural, “somo el campo que alimenta y construye soberanía alimentaria”.
“El dólar soja no es una medida para los pequeños productores. Más allá de ser buena o mala medida es para los grandes productores. Los pequeños, con lo que cosechamos, pagamos el alquiler y los insumos todos los meses”, apunta Antinori, productor de 50 hectáreas. Y en ese punto también pone en discusión el pedido que cruza todos los debates públicos de la Mesa de Enlace: la eliminación total de las retenciones.
“Cuando pedís cosas irrealizables es porque querés que todo siga como está. Nosotros proponemos una segmentación de retenciones, que sí es realizable y es lógico, porque contempla que los que menos tienen paguen menos, en pequeños y medianos impacta más. En la actualidad no hay un piso y a productores grandes y chicos se les aplica la misma retención. Cuando se tome consciencia de que no todo ‘el campo’ es lo mismo, vamos a empezar a construir políticas públicas para un campo que alimente”.
Las políticas públicas tampoco están pensadas para los pequeños agricultores de los cinturones verdes que rodean y abastecen a las grandes ciudades. Zenteno relata cómo la producción de verduras en las tierras de las afueras de la capital provincial está siendo amenazada por la falta de planificación. “Los negocios inmobiliarios están avanzando y no hay nada que los frene, hoy los alquilan para la producción, pero mañana no sabés si el dueño lo vende para hacer viviendas. A nadie le importa ni la inversión que realiza el productor ni si está por levantar una cosecha de alimentos”, lamenta.
A nivel local, la ciudad de Santa Fe promulgó en octubre del 2021 una ordenanza de promoción a la producción agroecológica –que contemplaba un registro de productores, la creación de un consejo consultivo y la compra de alimentos sanos por parte del municipio–. Sin embargo, la productora de la UTT dice que, hasta el momento, nada cambió con la sanción de la normativa. Zenteno repasa cómo lograron recuperar tierras con la agroecología, cómo el campo puede ser sinónimo de trabajo digno, de producir con biopreparados y sin venenos y cómo cambiar la lógica de las empresas que vienen con el paquete de producción en dólares para la exportación.
Sin embargo, señala que el negocio inmobiliario avanza y los corre de las tierras fértiles. “El propietario no le interesa, no valora la tierra y venden las tierras por herencia. Nunca trabajaron en el campo.” A nivel nacional se presentó la Ley de Acceso a la Tierra para generar créditos blandos que permitan comprar los terrenos donde se producen alimentos.
“Estamos pidiendo poder pagar la tierra, no me imagino cómo sería si pidiéramos la cesión de las tierras. La clase política está jugando con nuestro trabajo, siguen gestionando para los que exportan y no para los que trabajamos la tierra”, sentencia Zenteno.
Vicentín, ¿la oportunidad perdida?
La Hidrovía Paraná-Paraguay se transformó en el canal comercial del modelo del agronegocio, por allí se va el 80 por ciento de las exportaciones, y Santa Fe es la provincia protagónica por la envergadura de puertos como los de Timbúes, General San Martín y San Lorenzo. En la provincia se encuentra ubicada la empresa Vicentín, actualmente en litigio por quiebra y con el Banco Nación como máximo acreedor. En junio de 2020, el presidente Alberto Fernández anunció la intervención de la empresa agroexportadora por ser el Estado el máximo acreedor de la deuda, pero poco después cedió ante las presiones del sector del agronegocio.
La Cooperativa Agrícola Ganadera de Armstrong, que preside Antinori, es parte de un fideicomiso de 70 acreedores que fueron estafados por Vicentín, por lo que conoce el conflicto desde adentro. El cooperativista considera que la marcha atrás del gobierno nacional fue “perder una oportunidad”. “La idea de la expropiación fue politizada y desvirtuada, pero el Gobierno tendría que haber seguido firme en la intervención, porque el Estado es el máximo acreedor y la empresa no tiene los fondos para pagar la deuda que acumula. Era una oportunidad de mostrar que iban a ser las cosas diferentes y defender a los que menos tienen”, indica.
La oportunidad perdida con la intervención de Vicentín es la de tener un “caso testigo”, aunque el cooperativista indica que el Estado deberá estar sentado en la futura empresa por ser el principal acreedor. “El Estado tiene que ser partícipe, tiene que integrar el control de la nueva empresa, tienen que estar las cooperativas, tiene que haber una articulación”, se esperanza.
Antinori insiste en lo “determinante” de tomar a Vicentín como empresa testigo al señalar que la evasión en la exportación de granos es un problema que no se soluciona con “medidas parche” como el dólar soja. “Por el Río Paraná se van millones y millones de pesos. ¿Cómo funcionaría Vincentín como empresa testigo? Si yo cargó diez toneladas y pago diez pesos de impuestos, cómo las otras que exportan 100 toneladas y pagan lo mismo?”, simplifica el cooperativista y señala que cumplir ese rol es fundamental, algo que fue desmantelado en la década de 1990 cuando se desarmó la Junta Nacional de Granos.
“Los que evaden no son los productores de 50 hectáreas, esos productores pagan todo, los que evaden son los contratistas que concentran gran cantidad de campos”, vuelve el vicepresidente de Fecofe sobre la falta de políticas diferenciadas para “el campo”. “Si no vemos las diferencias entre las escalas de los productores no vamos a llegar a medidas efectivas y globales. Hace muchas décadas que los sectores que se benefician son los concentrados”, sentencia.
Desde la producción hortícola, Zenteno completa: “Lo único que escuchamos es que se cambia de ministros, que juegan un rompecabezas de cargos, pero no ven que el pueblo argentino está padeciendo. Esperamos que la ampliación de las regionales de la Mesa Agroalimentaria sea el inicio del crecimiento para los productores, de nuevos caminos”. Pone la esperanza en la organización desde abajo.
Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/somos-el-campo-que-alimenta-y-construye-soberania-alimentaria/