«Moda peligrosa», «mensajes malditos», «macabro juego», «ritual». Aún sin «sospechosos» determinados , el juez salteño Mario Dilascio , a cargo de la investigación de los suicidios adolescentes -que tuvieron proyección nacional por los medios durante algunos días- propuso una verdadera entelequia como causante de los mismos: caratuló la causa como «NN: instigación al suicidio» (?). […]
«Moda peligrosa», «mensajes malditos», «macabro juego», «ritual». Aún sin «sospechosos» determinados , el juez salteño Mario Dilascio , a cargo de la investigación de los suicidios adolescentes -que tuvieron proyección nacional por los medios durante algunos días- propuso una verdadera entelequia como causante de los mismos: caratuló la causa como «NN: instigación al suicidio» (?). Y dijo: «Nunca se había producido un fenómeno así en nuestra provincia, donde se contabilizan casos de suicidios pero no en los que los protagonistas fueran jóvenes de la misma franja etaria y social y, aparentemente, salvo en casos puntuales, sin problemas familiares traumáticos. (…) todos han sido víctimas de esta ‘moda’ peligrosa (El Tribuno de Salta, 18/6/2010).
¿Será así como dice el «desorientado» magistrado, o habrá en realidad una causa estructural más profunda para entender los mismos?
La vida ( sin futuro) de las familias obreras y populares en el NOA
Ignorancia o hipocresía. No hay otra forma de calificar los sesudos análisis de las autoridades estatales (en cualquiera de los tres poderes). Porque los suicidios adolescentes son un fenómeno que ya lleva años en toda la región del Noroeste del país (especialmente Jujuy), y seguramente del NEA -las dos regiones más pobres del país-.
Los suicidios (y demás «males sociales» como la prostitución, el incremento de enfermedades como el HIV-SIDA y la drogadicción) son causa directa de la desindustrialización de las últimas décadas y de la falta de trabajo digno en consecuencia; así como de la degradación de derechos sociales básicos como salud y educación públicas -o el transporte: ni Jujuy ni Salta tienen ferrocarril-.
Regiones «desérticas» como la Puna y La Quebrada en Jujuy han visto decenas de cuerpitos colgados de árboles… ¡no sólo de adolescentes sino incluso de niños en edad de ir a la primaria! Lo mismo ocurrió en Rosario de la Frontera: la «nada», la falta de cualquier futuro lleva a los jóvenes y niños del NOA a esta tremenda «decisión». Si fuera un fenómeno «inexplicable» o «nuevo» no se entiende porqué una vez más Salta participó recientemente del «VI Congreso Nacional de Suicidología» realizado en Jujuy entre el 5 y 7 de junio.
Explotación, desocupación, miseria, degradación social (machismo, alcoholismo): son el pan diario para el pueblo trabajador. Una docente de 33 años entrevistada explicó que antes, cuando ella pedía a los alumnos que hicieran una carta a los padres, agradecían. Pero eso cambió y ahora «piden amor, caricias y atención»: «Hay uno que le pide a su padre que no le pegue más a su mamá y otro que pide a su padre que no se emborrache porque se pone agresivo. Ese chico viene a la escuela preocupado porque no sabe con qué se va a encontrar cuando vuelva a la casa» (Página/12, 20/6/2010). Y agrega: «Perdieron el horizonte, no tienen sueños».
Esta docente tiene a sus hijos estudiando en la universidad de otra provincia. Respecto a los que se quedan dijo: «Los que no se pueden ir de aquí, sufren. Se les crea un resentimiento enorme y te lo largan. Se sienten atrapados y eso les crea una tristeza enorme».
Con esa tristeza cursan sus estudios sin caber para qué, o trabajan (ultraprecarizados) en supermercados provinciales o negocios. Y explicó una almacenera a la prensa: «Los que no consiguen nada, se la pasan emborrachándose y cuando tienen algún peso se van al casino electrónico, parece que es el único negocio que funciona bien aquí». El intendente de la vecina Metán, consultado por el mismo diario, dijo: «Pienso que con todo lo que está pasando con los chicos, la verdad, parece que se nos escapó la tortuga».
La OMS y el suicidio en el mundo
La Organización Mundial de la Salud informó hace poco que entre las tres principales causas de muerte en el mundo se encuentra el suicidio. Que son un millón de personas por año -entre 15 y 44 años- las que se quitan la vida. Y que es cifra aumentará al millón y medio para 2020 (El Tribuno de Salta, 10/9/2009). Con descarada superficialidad propone como explicación de los mismos «factores culturales, religiosos, legales, históricos, filosóficos y tradicionales»; «aconsejó reducir el acceso a los medios para hacerlo (pesticidas, medicamentos, armas de fuego)» y «tratar a las personas con trastornos mentales y, en particular a quienes padecen depresión, alcoholismo o esquizofrenia».
Para la presidenta del Colegio de Psicólogos de Salta, la realidad sin trabajo ni educación dignos de Rosario de la Frontera (extensible a todo el país y zonas como el Conurbano bonaerense) da «un combo: pobreza de interés, desgano, conductas evitativas, rechazos múltiples, todas respuestas de quienes frente a la incertidumbre sobre el futuro y el dolor de la frustración prefirieron renunciar a la pelea, tal vez porque en el futuro cercano se ven muertos o excluidos. Donde debería aparecer la lucha, la rebeldía, el fragor del eros, hay abatimiento y apatía. Lo que hay es una renuncia pulsional ante una realidad impotentizante» (Página/12, 20/6/2010).
Como se ve, no es «un problema de la internet» o vía mensajes de texto: el problema es el mismo capitalismo que lleva a estas brutales (y desesperantes) condiciones de vida. Por acción (como el caso de Bariloche) u omisión (los suicidios) los jóvenes son los más castigados por el capitalismo, su Estado -sus fuerzas represivas- y su gobierno.
La única forma de terminar con la explotación, la opresión y la represión es luchar por un gobierno de los trabajadores y trabajadoras, que garantice condiciones de educación y trabajo dignas. Y que, poniendo en pie los cimientos de una sociedad nueva, tenga especial atención hacia el cuidado y desarrollo de los niños y jóvenes, las futuras generaciones que hoy este sistema mata.