Los bolivianos aparecían divididos en dos a pocos días de las elecciones presidenciales del domingo, con el líder cocalero Evo Morales liderando un sondeo de opinión difundido este miércoles, pero sin alcanzar la mayoría necesaria para llegar al gobierno. Mientras tanto, el candidato de izquierda, Morales, cerró su campaña este miércoles con un masivo acto […]
Los bolivianos aparecían divididos en dos a pocos días de las elecciones presidenciales del domingo, con el líder cocalero Evo Morales liderando un sondeo de opinión difundido este miércoles, pero sin alcanzar la mayoría necesaria para llegar al gobierno.
Mientras tanto, el candidato de izquierda, Morales, cerró su campaña este miércoles con un masivo acto en Santa Cruz de la Sierra, capital económica del país altiplánico, donde prometió un gobierno «sin revanchismos ni exclusiones» si se convierte en jefe de Estado.
Por su parte, el conservador Quiroga reclamó los votos de las poblaciones de La Paz y El Alto al cerrar esta noche su campaña comicial en ambas ciudades, nicho electoral más importante de su adversario y líder indígena, a cuatro días de elecciones que han sido consideradas «decisivas» para el futuro político y económico de Bolivia.
Según las encuestas de opinión, la falta de un claro vencedor en los comicios agrega incertidumbre a un país cuya alta conflictividad social le costó el puesto a dos mandatarios en poco más de dos años y de cuyas reservas de gas natural dependen Argentina y Brasil.
De acuerdo con un sondeo de opinión publicado por el diario La Prensa, Morales obtendría 34.2 por ciento de los sufragios si la elección hubiese sido el fin de semana pasado, para superar por sólo cinco puntos porcentuales a su principal rival, el ex presidente derechista Jorge Quiroga, quien aparece en la misma muestra con 29.2 por ciento de las preferencias.
Según una serie de encuestas privadas realizadas en Bolivia desde mediados de año hasta la segunda semana de diciembre, Morales ascendió en seis meses desde una intención de voto de 12 por ciento, lo que lo situaba en tercer lugar, hasta el actual 34 por ciento que lo ubica a la cabeza frente sus dos principales contendores.
El último sondeo confirma un alza en la popularidad del líder indígena, que se ganó la simpatía de los sectores más pobres, en especial de campesinos en el occidente del país, con un discurso contra Washington y promesas de aumentar el control del Estado sobre las enormes reservas de gas natural.
Si ningún candidato presidencial obtiene al menos la mitad más uno de los votos, el Congreso bicameral surgido de las mismas elecciones deberá reunirse en enero para definir quién será el presidente que guiará los destinos de la nación más pobre de Sudamérica en los próximos cinco años.
Según analistas, la posibilidad de que el Poder Legislativo defina al nuevo mandatario y no el voto popular es un hecho habitual en la historia boliviana, aunque es un factor más de inestabilidad que se suma a una constante de violentas protestas motorizadas por el hambre y la miseria.
«Tenemos dos niveles de incertidumbre. Primero, el resultado electoral y segundo cuál va a ser el resultado en el Parlamento. Es parte de nuestro ritual democrático», explicó el analista político César Rojas.
Según el sondeo, los indecisos podrían tener un papel protagónico en el resultado final, pues alcanzan aún 11,6 por ciento del electorado. En tanto, 10.7 por ciento de los 4 mil 800 consultados entre el 7 y el 11 de diciembre afirmó que haría impugnar su voto o sufragaría en blanco.
Otro rol preponderante lo podría jugar el centrista magnate del cemento, Samuel Doria Medina, quien con 8.9 por ciento de las preferencias tiene en sus manos prácticamente la definición del próximo presidente, en caso de que el Congreso tenga que tomar la decisión.
Aunque aventaja por cinco puntos porcentuales a Quiroga, el líder cocalero apenas triunfaría en tres de los nueve departamentos en los que está dividido Bolivia.
Según el sondeo, el dirigente indígena y cocalero ganaría en los distritos con mayor presencia de campesinos, como La Paz y Cochabamba, mientras que Quiroga se quedaría con los más ricos, como Santa Cruz y Tarija, donde están ubicadas gran parte de las reservas de gas natural.
Esa distribución del sufragios dejaría al partido de Quiroga, Podemos, con el control del Senado, que afectaría la gobernabilidad de un potencial Ejecutivo dirigido por el Movimiento al Socialismo de Morales.
Tampoco tiene asegurado el vencedor de los comicios del domingo un porcentaje en la Cámara de Diputados proporcional a los votos que reciba, debido a un complejo mecanismo electoral.