Sobre el desarrollo de la pandemia en Latinoamérica y Argentina.
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M.H.: Accedí a un informe que me generó cierta preocupación. Habla de una catástrofe silenciosa donde América Latina estaría perdiendo la batalla contra el Covid 19. Nueve de los 10 países con más muertes en proporción con su población se encuentran en la región. Menciona a Paraguay, Surinam, Uruguay, Colombia, Argentina, Perú, Brasil y Chile. “Cuyas cifras son 8 veces más mortíferas que las del territorio indio”. Da el ejemplo de Paraguay que registró un promedio de 17,7 muertos por cada millón de habitantes, mientras que en la India la tasa es de 2,11. La última semana se registraron cerca de un millón cien mil nuevos casos de Coronavirus, más de 30.000 muertes en Latinoamérica, la mayoría en países sudamericanos. Y en particular, lo que me interesa conversar es que señala que la Argentina continúa con una de las estadísticas más alarmantes del mundo, con un promedio semanal de 12,6 muertes diarias por millón de habitantes y una media diaria de 486 nuevos casos por millón. El nivel de ocupación de camas de terapia intensiva tanto públicas como privadas es de un 91%, un porcentaje muy alto que se mantiene desde el pasado 14 de mayo cuando era del 90%, pero en ese momento el 58% de los pacientes estaban ingresados por Coronavirus y el 42% por otras patologías.
Te quiero consultar desde tu punto de vista, ¿cómo ves el manejo de la pandemia ocasionada por el Covid 19 en nuestro país?
R.S.: Primero tenemos que empezar por decir que hay una negación de la gravedad de la situación. Porque con solo mirar los medios, las declaraciones oficiales, el aliento a la llamada “vuelta a la normalidad” y bajar las medidas de prevención, y al ritmo lento de las vacunas y la no resolución del problema de las vacunas, se presenta la realidad. Por eso son tan graves las cifras.
Pero hay una negación completa tanto del gobierno, y no solo del gobierno, porque hay que ser justos, la oposición no está en el llano y no tiene nada que ver, la oposición gobierna la Ciudad de Buenos Aires, gobierna provincias importantes y otras provincias como Santa Fe y Córdoba que no se sabe si son de la oposición o el oficialismo.
Acá, todos los partidos, tanto el Frente de Todos, como Juntos por el Cambio tienen una cuota importante de responsabilidad en lo que está pasando. Lo digo para aclarar, porque hay presentaciones unilaterales, se cruzan las acusaciones, pero la realidad es completamente distinta.
Obviamente que quien gobierna el país es el Frente de Todos y Fernández es uno de los principales negadores de hecho de la gravedad de la situación. Entonces, si negamos la situación en la que estamos ya estamos mal ubicados de entrada.
Vos diste una serie de cifras tremendas, algunas cosas se pueden relativizar, porque hay una diferencia muy grande en la toma de estadísticas, en el registro de las muertes y los contagios, porque hay países con desarrollos muy desiguales, con regiones donde la toma de mediciones es profundamente dudosa. Y hay países donde tienen estadísticas sumamente confiables. En Argentina, Uruguay, Chile son confiables en general y, sobre todo, comparándolas con Brasil, por ejemplo, donde hay zonas donde es muy difícil confiar en las estadísticas por lo que se llaman “subregistros”. En la India y África también pasa esto.
Es muy difícil ver quién es el campeón mundial de las muertes por Covid porque depende cómo se registren. Eso por un lado. Pero evidentemente hay un altísimo nivel de contagios y muertes.
En Argentina las estadísticas son confiables porque hay una larga tradición de llevar adelante registros. La primera pregunta es ¿estamos mejor o estamos peor? Yo sin tantas cifras quiero plantear que cuando comenzó este ascenso de cifras, dos semanas después de que empezó el movimiento escolar con la presencialidad, a principios de marzo, había cien casos cada cien mil habitantes, ahí empezó el ascenso, a fines de abril subió a 350 y siguió creciendo hasta los 400 en la semana anterior.
M.H.: ¿Cómo puede ser que se haya retornado a la presencialidad en la provincia de Buenos Aires si hay 500 casos cada cien mil habitantes?
R.S.: Retornando. Así de sencillo. Lo que quiero decir es que es una decisión política no fundada en criterios epidemiológicos. Está fundada en criterios electorales. Hay una presión muy grande de un sector muy importante de la población para que los chicos vuelvan a la escuela, porque las personas tienen que trabajar, hay matrimonios que trabajan ambos, entonces no se pueden quedar a cuidar a los chicos. Hay un problema real, que es poder trabajar, porque la actividad económica para un trabajador es si come o no come, la diferencia entre comer y no comer, satisfacer sus necesidades mínimas o no hacerlo.
Hay gente que se arriesga y va a trabajar, por eso vemos las estaciones del ferrocarril, los subtes, los colectivos llenos de gente. Porque a la gente no le gusta contagiarse, sino que no tiene manera de procurarse el sustento. Y una parte subsidiaria para procurarse el sustento es alguien que les cuide a los hijos, por eso la escuela es una necesidad en ese sentido innegable. La presión popular y estamos en campaña electoral es la explicación.
Si se usaran criterios epidemiológicos cambiaría la cosa. Incluso el propio gobierno ha cambiado los criterios que fijó a principios de año que eran más estrictos y severos, los relativizó, los hizo más livianos para poder mandar a los chicos a la escuela. Ese es un problema objetivo.
Hay otro problema, ya hay más de diez variantes de vacunas, lo que falta es vacunar a la gente. Ahí tenemos el otro gran problema: las vacunas insuficientes. Si se vacunara a la población, cambiaría drásticamente la situación, pero fijate cómo es la paradoja. Se han producido hasta la semana pasada cien millones de dosis de la vacuna Astrazeneca, que volaron a México por una caprichosa e irracional forma de producir; porque se hacía en Argentina, se envasaban en México y después se distribuían. En México fracasó, una parte fue a EE UU, otra parte tenía que volver envasada y no volvió, hasta hace dos semanas.
Pongo el énfasis en esto porque se produjeron cien millones de dosis en nuestro país, y cuántas dosis se necesitan para tener al 70% de la población vacunada, 63 millones de dosis y se hicieron cien millones. Es algo que no resiste ningún análisis. No digo que las cien millones fueran para Argentina porque hay un convenio con México, pero habríamos hecho un salto tremendo en la vacunación. Entonces, desde que empezó el ascenso de esta ola a principios de marzo, hasta el presente, en esos 120 días, fallecieron el 40% del total de los muertos que hubo desde que empezó la pandemia.
M.H.: También me llama la atención la alta cantidad diaria de muertos.
R.S.: Se mantiene altísima porque se mantiene alto el nivel de contagio. Esta ola es muy importante. Pero fíjate que en los últimos cuatro meses, donde ya había vacunas, ya se estaban produciendo, ya había millones de dosis producidas, murieron 40.000 personas y el total de muertos supera los 90.000. Quiere decir que estamos en presencia de una irresponsabilidad total, es el fracaso de la salida que ofreció el gobierno para gestionar la pandemia. Se puede decir que no hay plata para comprar vacunas, plata hay, lo que pasa es que hay que redistribuirla.
M.H.: Además son vacunas que ya se habían pagado como las de Astrazeneca.
R.S.: El otro tema es que se pueden producir acá, ya está recontra demostrado.
M.H.: Se van a producir otras también.
R.S.: Sí, pero había que mandarlas a México porque no se podían envasar.
M.H.: Lo cual es falso.
R.S.: Es falso, la Sputnik viene para ser envasada acá.
M.H.: Hubo un debate en televisión del que participó Vilma Ripoll donde un médico le discutía, le decía que ella es enfermera, que no se podían envasar acá, que no sabía nada y la desautorizaba con el argumento de que es enfermera, pero Vilma tenía razón.
Si el gobierno tomara las decisiones políticas podríamos vacunar a la totalidad de la población
R.S.: No solo Vilma, todos los que venimos reclamando esto. Es absolutamente posible hacerlo. Tal es así, que ahora Sigman, el que produjo la Astrazneca, ya está negociando con los chinos para producir y envasar acá la vacuna china.
El problema es la política en este momento, porque la base “medicamentosa” está, lo que falta es la decisión política de hacerlo y esa es una decisión que tiene que tomar el Estado, el gobierno. Y si no la toma seguimos en esta situación que nos lleva a aumentar el número de contagios, las muertes y a un ritmo de vacunación que no sabemos cuándo va a terminar. Para llegar al presunto rebaño que es una hipótesis, que puede ser o no.
Y la decisión política es poner la capacidad industrial al servicio de la producción de vacunas. En Argentina hay gente altamente capacitada, como decían investigadores del CONICET, en nuestro país se trabaja con ingeniería genética todos los días en los institutos de investigación. Hay personal capacitado, lo único que hay que hacer es llevarlo a nivel de producción industrial y para eso las instalaciones, que parecía que no había pero también hay.
Me recuerda al problema de cuando hay una decisión política del gobierno a cuando estalló la Segunda guerra mundial, el presidente Roosevelt reunió a las principales fábricas de autos y les pidió si las reconvertían para fabricar aviones, cuántos aviones podían fabricar por mes. Entre la Ford y las otras principales fábricas, reconvirtieron las fábricas de autos y camiones, de hecho no salió ningún modelo nuevo de auto durante muchos años, y produjeron aviones y vehículos de guerra. Entonces, Estados Unidos que no se había preparado para la guerra y que tenía una fuerza aérea menor que la de Alemania, en un año tuvo la misma cantidad, al año la duplicó y así sucesivamente. Pero eso sucedió porque hubo una decisión política.
Acá es igual, tiene que haber una decisión que implica varias cosas; una imponerse, porque es necesario como mínimo controlar la producción, no te digo estatizarla definitivamente, nosotros los socialistas pensamos que tiene que ser así, pero si un gobierno lo hace de manera transitoria lo aceptamos. Pero que lo haga, que ponga a producir. Hay que resolver el tema de las vacunas.
Otra cosa que lleva es al desconocimiento de las patentes porque, como todos sabemos, las patentes impiden que cualquiera pueda fabricar solo quien tiene la licencia, entonces hay que desconocer las patentes, que no es la primera vez, lo hizo Nelson Mandela en Sudáfrica para producir antiretrovirales cuando fue la epidemia de Sida, lo hizo el gobernador de San Pablo en Brasil para producir también retrovirales, lo hizo el propio EE UU y Canadá con la crisis del Antrax en 2001, porque el antibiótico indicado no lo fabricaba ninguna fábrica norteamericana. Lo que quiero decir es que son decisiones políticas, este gobierno tiene que tomar las decisiones políticas y tiene la responsabilidad política de hacerlo. De esa manera podríamos dar vuelta la situación rápidamente vacunando a la totalidad de la población.