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A 80 años de su muerte

Tejada Sorzano, el presidente que quiso prorrogarse y cayó

Fuentes: Rebelión

Debió culminar su mandato el 5 de marzo de 1935. Empero, un congreso extraordinario, realizado días antes, amplió su gestión por unos meses. Luego, un nuevo congreso, que se realizó en julio, le concedió una «segunda prórroga», hasta el 15 de agosto de 1936. Esos hechos provocaron malestar en la población. Al final, Tejada Sorzano […]

Debió culminar su mandato el 5 de marzo de 1935. Empero, un congreso extraordinario, realizado días antes, amplió su gestión por unos meses. Luego, un nuevo congreso, que se realizó en julio, le concedió una «segunda prórroga», hasta el 15 de agosto de 1936. Esos hechos provocaron malestar en la población. Al final, Tejada Sorzano intentó formar una coalición con la oposición. Pero ya era tarde: una huelga obrera lo destituyó.

Después del polémico «Corralito de Villamontes» del 27 de noviembre de 1934, José Luis Tejada Sorzano sucedió a Daniel Salamanca en la presidencia. La situación adversa le forzó a firmar el cese de hostilidades con el Paraguay. Con ese argumento se prorrogó dos veces en el gobierno; pero una rebelión civil-militar le obligó a dimitir el 17 de mayo de 1936. Luego de dos años, a causa de una extraña dolencia, falleció en Arica, Chile. Su muerte conmovió al país. Su entierro fue masivo.

Tejada Sorzano nació en La Paz el 12 de enero de 1882. Cursó el bachillerato en el Colegio San Calixto. En la Universidad Mayor de San Andrés estudió Derecho y se graduó en 1904. En Europa, se especializó en economía y finanzas.

Entre sus obras se destacan el Informe sobre los negocios del estaño (1905) -que proporcionó datos sobre la utilidad de la industria estañífera en Bolivia- y Después de la crisis: Estudio referente a Bolivia (1909) -donde realizó un análisis del desarrollo de los fenómenos económicos en Bolivia, después de la crisis de los Estados Unidos, en 1907-.

Elaboró varios ensayos sobre temas bancarios, aduaneros y las consecuencias del «Contrato Speyer», que amplió la red ferroviaria del país.

ACTIVIDAD POLÍTICA

De acuerdo al libro José Luis Tejada Sorzano: un hombre de paz (1990), escrita por Alberto Crespo, a él, desde muy joven, le preocupó la situación política de la patria. Militó en el Partido Liberal, hasta sus postreros días. Ocupó los cargos de diputado (1914), ministro de Hacienda (1917-1918), y Vicepresidente (1931-1934). Luego, por sucesión de mando, fue Presidente de la República (1934-1936).

El 29 de noviembre de 1934 asumió el poder, en pleno desenlace bélico y una etapa de crisis general. Bajo su mando, se firmó el cese de armas, el 12 de junio de 1935. La sombra del liberalismo dominó su gobierno, que se enfrentó a una ascendente tendencia nacionalista que brotó en las arenas del Chaco.

PRÓRROGA Y CAÍDA

Roberto Querejazu, en su obra Masamaclay: historia política diplomática y militar de la guerra del Chaco, precisó que Tejada Sorzano debía culminar su mandato el 5 de marzo de 1935. Empero, un congreso extraordinario, celebrado justo entre el 3 y el 5 de marzo, determinó «ampliar» su gestión por unos meses.

Luego, quiso utilizar la misma táctica para quedarse, pero esta vez la resistencia social no se dejó esperar. Pese a eso, un nuevo congreso, que se realizó a fines de julio de 1935, le concedió una «segunda prórroga», hasta el 15 de agosto de 1936. Ese hecho fue el principio del fin. La ampliación de mandato provocó un creciente sentimiento de malestar, que fue azuzado por la tensión entre liberales y nacionalistas.

Además, la población se encontraba hastiada por la galopante crisis. El desempleo, el incremento de los precios de la canasta familiar, los bajos salarios y el despido masivo movilizaron a la población.

LA HUELGA DE MAYO

El debilitado régimen, como último recurso para prorrogarse, intentó conformar un gabinete de concertación con la oposición. Pero todo quedó en palabras. El Partido Republicano Socialista (PRS) y el Partido Socialista (PS) se unieron en contra del «gobierno liberal», mediante un «pacto» firmado el 4 de febrero de 1936, donde proyectaron un gobierno civil-militar «socialista».

En ese contexto, la lucha se exacerbó y se condensó en las denominadas «jornadas de mayo de 1936».

Agustín Barcelli, en su texto Medio siglo de luchas sindicales revolucionarias en Bolivia, relató que el ramo judicial de Cochabamba, el Sindicato Gráfico, la Federación Obrera del Trabajo y la Federación Obrera Local avivaron la llama de la primera huelga multitudinaria realizada del 1 al 17 de mayo. En esas jornadas, el país se paralizó. Los trabajadores gráficos y los periodistas acataron la huelga. Ni un solo periódico circuló. De ese modo, los militares obligaron a renunciar a Tejada Sorzano.

Luego, los sectores movilizados, sin dirección política, cedieron el poder a una Junta Mixta de Gobierno, conformada por el PRS, el PS y el Ejército. El coronel David Toro, respaldado por el teniente coronel Germán Busch, asumió la presidencia.

De ese modo, las agujas del reloj de la historia marcaron el final del mandato de Tejada Sorzano.

MÁS DETALLES

En relación al levantamiento de mayo, El Diario, el 21 mayo de 1936, en el artículo «Últimas informaciones del expresidente Tejada Sorzano», publicó su último discurso como primer mandatario.

En su intervención, aseguró que el movimiento huelguístico obrero de mayo fue impulsado por la corriente comunista: «En cuanto al orden público, dijo que tenía informaciones exactas de que simultáneamente en Bolivia y Paraguay se producía un levantamiento del movimiento obrero. Agregó que en el fondo parecía correr dinero comunista, que se había comprobado la propaganda soviética y de que dos agentes se hallaban detenidos en la cárcel local».

El periódico La Calle, el 24 de junio de 1936, en su publicación «Breve y verídica reseña histórica de la Revolución Socialista», por su parte, reveló los sucesos que ocurrieron antes del levantamiento de mayo de 1936 e hizo énfasis en las medidas represivas que se pretendió implementar.

«Ante el peligro de un movimiento huelguístico general, el gobierno pensó ya en determinadas medidas de coerción mañosamente planteadas por gentes del régimen mismo. Estas medidas consistían en expedir un llamamiento militar de encuartelamiento, sin importar que se ponía en peligro internacionalmente al país, pues el llamamiento a cuarteles, habría hecho que Paraguay sospechara, con razón o sin ella, un peligro de guerra (…) Tejada Sorzano ordenó hacer fuego sobre el pueblo si este se mostraba partidario a la huelga», afirmó La Calle.

«DOCTOR, RETIRE ESA FRASE…»

El 17 de mayo de 1936, a las 9:00, en el domicilio del presidente Tejada Sorzano se suscitó un hecho insólito: una comitiva de militares, enviada por Germán Busch, le exigió suprimir la última parte de su renuncia. Empero, el primer mandatario se resistió. Ante eso, los uniformados insistieron y le amenazaron con ejercer «violencia».

Esos hechos fueron destacados en el libro de Alberto Crespo, quién transcribió el lamentable momento por el que pasó Tejada Sorzano antes de dejar la silla presidencial:

«El Coronel Santalla, se dirigió a saludarme (…) Me dijo, casi textualmente: el Coronel Busch (…) me ha encargado que venga a verle para insinuarle que en el manifiesto que ha redactado se suprima una frase que el Ejército encuentra depresiva para su dignidad (…) en el que yo auguraba días desgraciados para Bolivia (…) Le insinuamos Doctor que retire Ud. esa frase».

Al respecto, Tejada Sorzano añadió que con ese acto el Ejército le impidió el derecho de «pensar y sentir».

Ante la insistencia de Santalla, él finalmente accedió.

«LLÉVESE ESTO»

«Acá Doctor hemos copiado literalmente todo su manifiesto y sólo se ha suprimido la frase que el Ejército le solicita eliminar (…) Entonces saqué de mi bolsillo mi pluma fuente y tomando el pliego del Coronel Santalla, tracé al pie de él unos garabatos indescifrables, devolviéndolo al Coronel Santalla a quien dije: Llévese esto», detalló.

Los militares abandonaron el domicilio del primer mandatario.

Así, en medio de la movilización social, la batahola ideológica y la presión armada, Tejada Sorzano abandonó el Palacio Quemado y mantuvo distancia con el nuevo régimen nacionalista militar.

LA PRENSA Y SU MUERTE

El 3 de octubre de 1938, en los medios se conoció la noticia de su muerte. El gobierno de Germán Busch declaró «Duelo Nacional» con cierre de oficinas públicas y privadas.

«En las primeras horas de ayer se ha recibido la infausta noticia del fallecimiento del esclarecido hombre público Tejada Sorzano», lamentó el matutino El Diario, el 4 de octubre. Un día después, relató que «La Paz recibió en forma apoteósica los restos de su hijo predilecto». Al día siguiente, transcribió los discursos del Alcalde de La Paz, la Asamblea Constituyente, el Rotary Club, el Vicepresidente Enrique Baldivieso y el escritor Alcides Arguedas, quienes destacaron que fue un hombre culto y de paz.

El periódico La Razón afirmó que «cerca de 50.000 personas» acompañaron el entierro, el 5 de octubre.

La conocida Avenida Tejada Sorzano de la ciudad de La Paz, Bolivia lleva su nombre en reconocimiento a su obra.

Grecia Gonzales Oruño es periodista

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.