Frente a las instalaciones de Televisa, desde donde se transmiten los noticieros de esa cadena, Andrés Manuel López Obrador exigió ayer respeto y espacio para la libertad de expresión de todos los mexicanos y aseguró que esta empresa tiene más poder que Los Pinos y el Congreso de la Unión, porque «en realidad sus […]
Frente a las instalaciones de Televisa, desde donde se transmiten los noticieros de esa cadena, Andrés Manuel López Obrador exigió ayer respeto y espacio para la libertad de expresión de todos los mexicanos y aseguró que esta empresa tiene más poder que Los Pinos y el Congreso de la Unión, porque «en realidad sus dueños forman parte de los hombres y mujeres más ricos e influyentes del país».
Sin obtener una respuesta inmediata a la solicitud presentada este martes al presidente ejecutivo del Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, para abrir espacios al movimiento nacional en defensa del pueblo, del petróleo y de la soberanía nacional, y que «las voces críticas expresen sus puntos de vista y sus propuestas», López Obrador acusó a la televisora de ser «la principal administradora de la ignorancia» y «la fábrica más grande de producción de mentiras».
Ubicó en los nombres de quienes conforman el consejo de administración de Televisa a aquellos «que verdaderamente mandan y deciden en el país: Emilio Azcárraga Jean, María Asunción Aramburuzabala, Pedro Aspe Armella, Ana Patricia Botín, Jorge Cutillas, Claudio X. González, Roberto Hernández, Germán Larrea, Fernando Senderos, Carlos Fernández González y Lorenzo Zambrano, entre otros». Les pidió directamente una respuesta a su reclamo:
«Entiendan que a nadie le conviene seguir manteniendo el actual régimen político de corrupción y privilegios que, como está suficientemente demostrado, no sólo propicia la desigualdad económica y social, sino que es el principal causante de la violencia y lo que impide la gobernabilidad democrática».
El tabasqueño habló frente a miles de sus seguidores una vez que la comisión integrada por Claudia Sheinbaum, Alfredo Jalife, Salomón Jara y las senadoras Rosario Ibarra y Rosalinda López entregaron la solicitud a Carlos González, coordinador de información nacional de la empresa. Según Sheinbaum, lo único que se les respondió fue «que se pondrán en contacto con nosotros de alguna manera».
En tanto, Televisa siguió el desarrollo del mitin frente a sus instalaciones. Dispuso de al menos 16 cámaras, entre fijas y portátiles, para inclusive recibir la señal directa de lo que ocurría en la calle hasta sus oficinas y para ello distribuyó a personal de piso y del área de noticias.
Desde antes de las cinco de la tarde, brigadistas organizados originalmente en defensa del petróleo y que ya han hecho suyas las otras banderas que enarbola el movimiento lopezobradorista, ocuparon la avenida Chapultepec. Ahí, detrás de vallas metálicas se colocó un camión plataforma con potentes bocinas desde el cual el ex candidato presidencial y otros políticos encabezaron el mitin.
Mientras llegaba su dirigente, los adelitos dieron rienda suelta a su ingenio lanzando consignas que luego la maestra de ceremonias, Jesusa Rodríguez, compartiría y se volvían un solo grito: «¡No más basura, no más censura, aquí se va a acabar la teledictadura!» «¡Despacio, sin prisa, Televisa te idiotiza!» y «¡Falsear la información, también es represión!».
La ex secretaria de Medio Ambiente en el Distrito Federal Claudia Sheinbaum presentó a la gente el contenido de la carta. Como haría también más tarde López Obrador, ella pidió a la gente que no hiciera manifestaciones ruidosas cuando escuchara el nombre de los funcionarios de Televisa, para no restar formalidad a la petición.
En la misiva se lee que mientras Petróleos Mexicanos destinó más de 260 millones de pesos para «convencernos a través de espots que el futuro de la principal empresa del país estaba en la apertura al capital privado, y que teníamos un tesoro escondido en el fondo del mar», se cerraron cada vez más los espacios informativos para el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo.
Y con ello «vino también la estigmatización de veintenas de miles de ciudadanos que de manera voluntaria han participado y ejercido su derecho a la crítica y a la disidencia».
Con tales argumentos piden que se respete el derecho de la ciudadanía a expresar en los medios masivos sus puntos de vista, «por más críticos que sean», y se abran los espacios informativos de los canales de Televisa a la pluralidad, a la diversidad de posturas, sectores y movimientos sociales y ciudadanos.
Con ese documento se fue la comisión a tocar la puerta de la empresa. Y mientras la gente esperaba su regreso cantaron Las mañanitas a López Obrador y le hicieron llegar algunos regalos y tarjetas. Ayer, el ex candidato presidencial cumplió 55 años.
Una vez notificada la escueta respuesta, a la cual los brigadistas respondieron con repetidos y sonoros «¡qué poca madre»!, el político tabasqueño leyó el texto que llevaba preparado para la ocasión -con no pocos pasajes improvisados. Recordó que desde la campaña presidencial de 2006, la elite política y económica de la que forman parte los dueños de la televisora no dudó en ubicarse en su contra «para desatar la guerra sucia y avalar el fraude electoral».
Sin embargo, continuó, «no venimos a reclamarles por eso», sino a señalarles que «en buena medida (en Televisa) son responsables del desastre en que está sumido el país. No sólo por la manipulación que ejercen, sino principalmente por lo que callan o dejan de informar».
«Los grandes censores»
Al asumirse como «los grandes censores» de lo que ocurre en México, en esa empresa -denunció López Obrador- hay temas que no abordan: guardan silencio sobre las causas de la pobreza, de la migración y de la violencia, a no ser sólo como nota roja; no hablan de la carestía, de la corrupción, de la impunidad, de la violación a los derechos humanos, del contubernio entre el poder económico y el poder político, de la devaluación del peso.
Tampoco informan, indicó, que México ocupa el último lugar en crecimiento económico en todo el continente americano, o que ante la crisis, «de nuevo, el gobierno usurpador en vez de proteger al pueblo está rescatando con el presupuesto público, que es dinero de todos, a los financieros y a las grandes empresas. Ésta es, en esencia, la administración de la ignorancia».
Luego de refrendar su convocatoria para la marcha del próximo 23, del Ángel a Bellas Artes, López Obrador advirtió que su movimiento regresará a Televisa «las veces que sea necesario» hasta lograr que haya apertura informativa y se respete realmente la libertad de expresión.