Teresa Carmona es una madre a la que le asesinaron un hijo. Se subió a la Caravana del Consuelo hacia el Norte de México porque, en palabras suyas, «no podría no estar aquí, porque no podemos vivir en este estado de impunidad además de los horrores y la corrupción». Fue una de las 23 víctimas […]
Teresa Carmona es una madre a la que le asesinaron un hijo. Se subió a la Caravana del Consuelo hacia el Norte de México porque, en palabras suyas, «no podría no estar aquí, porque no podemos vivir en este estado de impunidad además de los horrores y la corrupción». Fue una de las 23 víctimas invitadas a la Mesa de Diálogo en el Castillo de Chapultepec el 23 de Junio -audiencia pública con el presidente Felipe Calderón- ha estado participando en distintas acciones impulsadas por el Movimiento e intentando organizar a la sociedad civil de su ciudad.
Teresa forma parte del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), encabezado a por el poeta Javier Sicilia, desde que acompañó a la Caravana del Consuelo durante el pasado mes de Junio. Una Caravana que en su camino hacia el Norte del país puso nombre, apellido y rostro a lo que hasta ahora eran considerados meras cifras de muertos o «daños colaterales» fruto de la violencia de la guerra contra las drogas. Desde entonces, se han llevado a cabo varias iniciativas que van dando forma a la estrategia del movimiento para acabar con la violencia en el país y exigir al Estado que haga su trabajo. Teresa está haciendo el suyo. El próximo 9 de Septiembre acompañará a la Caravana del Sur del país hasta la frontera con Centroamérica.
De las más de 500 personas que viajaron desde Cuernavaca (Morelos) a Ciudad Juárez (Chihuahua) recorriendo la ruta del dolor, es quizás la que vino de más al Sureste del País. Viene de Quintana Roo, Cancún, allí vive desde hace 25 años donde se fue a buscar un camino de vida con el padre de sus hijos, que nacieron allá. Tres hijos, y su primogénito Joaquín, que a los 21 años, cuando terminó su preparatoria, se fue a la Ciudad de México a estudiar su carrera universitaria. Estaba a punto de empezar el tercer año de arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y dos días antes de empezar el quinto semestre fue brutalmente asesinado en su departamento.
Hablamos con ella el día 10 de Junio el en el punto final del trayecto de la Caravana hacia el Norte, en el patio de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) justo después de que los participantes de la Caravana y colectivos locales se dividieran en mesas de trabajo para perfilar propuestas de acción ciudadana para acabar con la violencia.
Teresa se sentó en un banco de piedra y, con ella, acomodó también el estandarte con la foto de su hijo Joaquín. Un estandarte que no soltó durante ocho días coronado por cinco margaritas de tela blancas y sujetado con cinta adhesiva. Joaquín parece feliz en esta foto. Se le ve joven, sonriente y muy guapo. Es por él que Teresa recorrió el país con la Caravana del Consuelo y es por eso que ha decidido que nunca más va a soltar este estandarte para pedir justicia para su hijo y todos los hijos asesinados durante la que nos entestamos en llamar guerra contra las drogas, o contra el narcotráfico pero que en realidad se trata de una guerra contra los mexicanos.
Conversamos largo y tendido sobre lo que podemos hacer como ciudadanos, cómo podemos actuar y qué armas tenemos a nuestro alcance. Teresa responde contundente: «Podemos y debemos recuperar lo que es nuestro, lo que hemos cedido por apatía, por ignorancia por comodidad. Tenemos que recuperar la tranquilidad, la confianza en nuestras autoridades, la confianza en que podemos salir a la calle o incluso estar tranquilos en nuestras casas porque a Joaquín, lo mataron dentro de su casa. No podemos seguir así, tenemos que recuperar nuestros derechos y esto es lo que debemos empezar a reconquistar».
Desde Narco News seguimos la Caravana hacia el Norte, y hemos estado hablando del Movimiento Por la Paz que inspiró a Javier Sicilia como un movimiento que cree en la noviolencia activa como la vía para luchar por la paz y un México digno. Teresa Carmona ha empezado también a militar en la noviolencia activa como miembro de este movimiento, pero según ella, «la noviolencia tiene que empezar encontrándola dentro de nosotros mismos. Creo que únicamente con Paz, podemos alcanzar la Paz, y para ello tenemos que hacer un trabajo interior profundo y riguroso para poder salir entonces y vivir una vida conforme a unos valores que tengamos claros. No hay valores claros»
Pero entonces, ¿cuáles son los valores que debemos potenciar? ¿Cómo hacerlo? Según Teresa, «la sociedad mexicana no tiene ese entrenamiento. Tenemos que empezar por educar a la sociedad mexicana. Estoy segura que la mayoría de gente de este país no tiene idea de lo que significa noviolencia. Entonces tenemos que empezar a promover este concepto en la acción y también la resistencia civil, a empoderarnos, tenemos que usar la imaginación. Yo estuve hace unas horas en la mesa de Justicia y Verdad por las víctimas, pero salí con la idea de que tenemos que aprender a trabajar como equipo, tenemos que hermanarnos, tenemos que abrir el corazón y salirnos de nuestra parcelita pobre y limitada de nuestro cotidiano.»
Hay mucho trabajo por hacer, pero Teresa Carmona está haciendo el suyo y con ello, empezando a organizar, poco a poco, a los mexicanos y mexicanas con los que se encuentra. El primer paso, como bien dijo, «salir de nuestra parcelita limitada de nuestro cotidiano». Esto es lo que hizo ella cuando se subió con el estandarte de su hijo Joaquín al autobús número Uno de la Caravana hacia el Norte, junto con poetas, indígenas y gente que «no tenía nada que ver conmigo pero que ya éramos hermanos». Esto es lo que está haciendo en Quintana Roo, donde ha conseguido que Julián Ricalde Magaña, alcalde de Benito Juárez (nombre oficial de Cancún) se muestre solidario con el Movimiento y los medios de comunicación locales empiecen a dar voz a las acciones que organizan a nivel local y nacional.
Uno de los momentos más emotivos de la conversación con Teresa fue cuando, de manera natural, y en medio del clima desértico de Junio en Juárez hizo un símil maravilloso entre la Caravana y una de las mayores riquezas naturales del caribe mexicano: «Yo veo esta caravana como el arrecife que tenemos en Quintana Roo, es un gran organismo, pero es uno solo y hay tiburones ballena y hay corales y hay rayas y depredadores… Pero es un organismo que se ve desde la luna. Entonces, cuando seamos Una sociedad civil, cuando nos vean desde Los Pinos y desde las cámaras y desde los medios y digan «la sociedad civil mexicana es una sociedad que está trabajando por la paz», entonces, vamos a alcanzar la paz.»
Teresa está dispuesta a dedicar su vida y su tiempo a organizar grupos trabajo que, como ella, están hasta la madre de esta guerra y de la violencia, está dispuesta a seguir poniendo su granito de arena no sólo para que se haga justicia con Joaquín, sino para todos los mexicanos. Ella salió de su «parcelita de lo cotidiano» situada en el caribe mexicano para acompañar la Caravana hacia Ciudad Juárez y ahora se une de nuevo al movimiento para acompañarlos hacia el Sur.
La Caravana hacia el Sur, que partirá de la Ciudad de México el próximo 9 de Septiembre fue una de las iniciativas que surgió justamente del encuentro en Ciudad Juárez y en tan solo dos meses la sociedad civil mexicana ha dado cuerpo a esta iniciativa. Esto demuestra que, paso a paso, el movimiento inspirado por Javier Sicilia y familiares de víctimas de la guerra contra las drogas está organizado y hasta logrando cambios en política pública. (Ver artículo de Al Giordano: Cuatro meses de lucha en México, una lección para los cínicos). Solamente han pasado cinco meses des del asesinato del hijo de Javier y seis jóvenes más en la ciudad de Cuernavaca, lo que fue el punto de inflexión de este movimiento. Desde entonces, se ha demostrado unido, caminando, paso a paso, siguiendo sus estrategias a pesar de los malos vientos o, usando el símil de Carmona, los tiburones y ballenas que intentan resaltar las posibles contradicciones del movimiento, errores cometidos, o los que parecen tener prisa por ver, tocar, palpar resultados. Pero la paciencia es también una de las cualidades que hay que tener para formar parte de un movimiento de resistencia noviolenta. Organizando, actuando sin prisa, pero sin pausa.
El 14 de Agosto, día en que se cumplía un año y siete días del asesinato de su hijo, Teresa Carmona convocó a una conferencia de prensa en Quintana Roo, paralela a la marcha que se realizó en la capital del País, en contra de la Ley de Seguridad Pública. Durante la conferencia, según un comunicado publicado por el Movimiento por la Paz, dijo que «hay que tomar la responsabilidad que corresponde a cada unos de nosotros y construir el México que queremos, hay muchas maneras de participar, se requiere tan solo de tener la voluntad de hacerlo y ante la emergencia, este es el mejor momento para empezar. A mi hijo lo asesinaron hace un año y siete días en la Cd. De México y aún no ha recibido la justicia que merece y la dignidad que el estado mexicano le niega, pero no me mueve únicamente mi tragedia personal».
A Teresa Carmona, la mueve «la tragedia compartida con miles de hermanos, los pueblos Wirrarika (huicholes) y los Tepehuano, millones jóvenes que «tienen una realidad de mierda», la tragedia de la trata de niños y niñas, los bosques michoacanos «depredados por talamontes coludidos con ¿con quién sabe quién?», la tierra devastada concesionada a las mineras extranjeras, la contaminación de ríos, los lagos , las costas , la pobreza alimentaria en Hidalgo, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, la desigualdad atroz , los periodistas asesinados, los defensores de derechos humanos acosados, la violencia hacia las mujeres y la explotación sexual de nuestros niños, las madres de los soldados y policías muertos en esta guerra absurda, «pero también me mueven las muestras de solidaridad que he encontrado desde que empezamos a movilizarnos».
Teresa Carmona no quiere formar parte de un movimiento de 200 o 400 mil víctimas, quiere formar parte de un movimiento de mexicanos solidarios y conscientes de que «el poder reside en nosotros, de ciudadanos dispuestos a entregar parte de nuestro tiempo y esfuerzo para la construcción de la Paz, dispuestos a comprometernos con tareas que nadie puede hacer por nosotros si es que en verdad queremos un México sin corrupción, con autoridades honestas y eficientes, donde nadie se muera de hambre, donde no haya niños sicarios, ni narcofosas. Queremos medios de comunicación éticos y comprometidos con nuestra realidad. Queremos un sistema educativo que desarrolle el potencial de nuestros niños y jóvenes. Queremos vivir sin vergüenza por el trato que sufren los migrantes en México. Queremos respeto a la diversidad en una convivencia nueva y humana. Queremos vivir sin miedo de que alguien pueda dañar a nuestros hijos. Queremos vivir en Paz con Justicia y Dignidad»
Teresa Carmona acompañará la Caravana hacia el Sur porque se siente responsable, porque como ciudadana mexicana quiere construir el México que quiere y porque quiere compartir su voluntad de hacerlo con los mexicanos del Sur, porque «ante la emergencia, este es el mejor momento para empezar». Saldrá de la Ciudad de México, pasando por Guerrero, Oaxaca, Chiapas, San Cristóbal de las Casas, Tecumán (frontera con Guatemala), Acteal (en territorio autónomo zapatista), Tabasco, Veracruz y Puebla. Y lo más importante, llegará a Guatemala para denunciar el maltrato que reciben los migrantes en la frontera Sur.
Veremos a Teresa Carmona de nuevo, seguramente ya en Oaxaca, acompañada del inseparable estandarte coronado por margaritas blancas que hace presente a su hijo Joaquín. Su perfil de Facebook, sigue aún activo. A Joaquín le gustaba John Lennon, Bob Dylan y las películas de Tarantino, y quería ser arquitecto y construirle una casa a su madre. Era un chico de 21 años. «Tiene dos hermanos menores, le gustaba mucho el mar, era muy alegre, siempre sonreía, nadie se resistía a su risa; tenía una novia muy linda, estaban enamorados, viajaban del DF a Cuernavaca los fines de semana. Como otras hijas e hijos asesinados, era el tipo de persona que necesita México para salir adelante».
Fuente: http://www.narconews.com/Issue67/articulo4498.html
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