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Tesis sobre octubre

Fuentes: Rebelión

El gobierno ha cruzado las líneas que lo separaban del lado oscuro de nuestra historia. A) El mismo se ha encargado, en los últimos años, de desmantelar la Constitución del Cambio y finalmente echarla por tierra con el forzamiento de su cuarta re-postulación B) Ha decido, en el 2016, pasar por encima de la «voluntad […]

El gobierno ha cruzado las líneas que lo separaban del lado oscuro de nuestra historia.

A) El mismo se ha encargado, en los últimos años, de desmantelar la Constitución del Cambio y finalmente echarla por tierra con el forzamiento de su cuarta re-postulación B) Ha decido, en el 2016, pasar por encima de la «voluntad popular» (el fundamento irrebasable, junto con el sentir de la Madre Tierra) y violentar la puerta que el pueblo le había cerrado para contrabandear su entrada a la repostulación.

Con el cruzamiento de esas líneas todo se vuelve posible. Lo que esta conjurándose en las últimas horas es la confirmación de ese escenario, la confirmación de que si el gobierno se atrevió a entrar por la ventana no era para estar dispuesto a salir por las actas. Las cosas parecían indicar, no obstante, que el forzamiento final de resultados podía ejercerse en la segunda vuelta de Diciembre. Aunque la celebración de victoria del domingo en Palacio de Gobierno, debía hacernos pensar que se trataba de «una declaración de culpabilidad» de lo que se había tramado. Las primeras señales de que su contrincante recibiría el apoyo de la tercera y cuarta fuerza electoral, y la probabilidad de que, en las siguientes semanas, se entregue a los nervios y a la imposibilidad de auto-controlarse y controlar tal situación, de cara a Diciembre, llevo a precipitar la ejecución del forzamiento de resultados.

Esto último significa haber aceptado que tal imposición sólo puede ser sostenida con el uso feroz de la violencia ante las reacciones movilizadas de los sectores. Eso es lo que ha empezado en las pasadas horas. Es la activación y puesta en práctica de un libreto: forzamiento y sometimiento de instituciones, resultados, voluntades populares, con la mano izquierda, y con la mano derecha el uso brutal de la violencia. Ha aceptado el precio de sangre que cuesta desbaratar resultados. Con tal aceptación el gobierno ha terminado de entrar en la etapa más oscura de su historia, y por tanto más crítica. Mas critica que la coyuntura incendiaria del 2008, pues en aquella coyuntura la oscuridad violenta provenía principalmente desde las afueras del «bloque revolucionario» (el pueblo organizado y movilizado formo con el gobierno un frente ante la arremetida que venía, dicho a grosso modo, desde afuera). Mientras que hoy la oscuridad contrarrevolucionaria, contra-popular, se ejerce desde el interior del gobierno.

Y es también para el pueblo un momento más crítico, que se ha sorprendido de pronto con un extraño (el gobierno hoy es un extraño), más crítico incluso que la coyuntura del 2001-2003, puesto que en aquella coyuntura la población tenía la protección de sus estructuras organizativas, y desde ellas la capacidad de movilizarse organizadamente en bloques frente al poder totalitario del gobierno de entonces. Hoy la población esta desamparada de sus estructuras organizativas tradicionales y orgánicas, ha sido erosionada su capacidad de movilización y resistencia con la corrupción y clientelismo de las dirigencias. Y es más sombría la perspectiva, porque además la capacidad de violencia que tiene hoy el estado a su disposición es enormentemente superior a la fuerza policial y militar debilitada del Estado de entonces. A eso hay que añadir el profundo desamparo informativo en el que se encuentra, ya que la gran mayoría de la prensa (radial, audiovisual y escrita) ha sido cooptada y funcionalizada bajo el condicionamiento financiero de la política comunicacional del gobierno, con lo cual la prensa mayoritaria, como ha sido usual en la historia, está subordinada al poder.

En este escenario, hay algunos elementos que son de resaltar.

a) un factor en el imaginario colectivo que podría jugar un cierto rol en contra de la ejecución «de este libreto» por parte del gobierno, es la referencia negativa en diferentes sectores de la población, más/menos informados, del caso Venezolano. Independientemente de si apoyaron o no al gobierno, nadie desea vivir «el caso de Venezuela». De manera que este elemento imaginario podría jugar un rol en el posicionamiento que tomen los actores en la coyuntura que se abre, tanto si están dentro o fuera de las instituciones, independientemente del sector en el cual se encuentren, sobre todo en sectores militares, policiales, pero también empresariales y bancos, y orientar su acoplamiento en coordenadas que no necesariamente sean las que manda el oficialismo. De manera que este giro que imprimió el gobierno en los últimos días, podría llevar a que en su propio seno, se agrieten aún más las diferentes fracciones, así como en sectores de poder civil o uniformado.

b) tiene por otro lado un peso cualitativo y simbólico, tanto hacia el exterior como hacia el interior del país, el que la OEA así como la Unión Europea, a través de sus representantes en las comisiones observadoras, hayan advertido el «giro repentino» en la tendencia del registro de votación después de su interrupción «sin explicación» (palabras de Antonio Costas). La renuncia del Vocal Costas, el único sobre quien quedaban rasgos de credibilidad, y de la Vocal Departamental de Chuquisaca, expresan aún más el «computo desacreditado» (palabras de Costas) y la terrible presión que desde el oficialismo se ejerció sobre el Tribunal Electoral. Ánforas y «maletas electorales» así como «papeletas marcadas» halladas en diferentes lugares no oficiales (domicilios, calles), actas de votación que no coinciden con registros computados, insuflan aún más lo desacreditado del cómputo. Este rechazo de las comisiones de observadores, tiene, como se ha dicho, no solo un impacto hacia el exterior, sino también en los imaginarios y disposiciones (en términos generales, así como de grupos y sectores) en el interior de país.

c) Es de esperar también que, en la coyuntura que se abre, la presión por parte del gobierno sobre el «ejercito pastoril» de la burocracia (ministerios, empresas públicas, etc), vaya a aumentar. Esto significa el súper incremento del verticalismo y del clientelismo, así como las purgas internas en las plantillas de funcionarios, y la colocación de «compañeros leales» (serviles) en puestos jerárquicos, con el consecuente súper-deterioro de la ya muy disfuncional Gestión Publica. En la «evolución» que ha seguido y está siguiendo la Gestión Publica (donde en su interior se están dando multiplicidad de factores cualitativos) el gobierno está perdiendo más que fortaleciéndose. No parece que esto vaya a cambiar en la coyuntura que se abre, sino a profundizarse.

d) Otro lugar donde, es de advertir, el gobierno aumenta la presión es en la franja informativa. El hecho que en el exterior no estén disponibles imágenes e información al minuto de lo que acontece en estos días en el país, muestra que los medios locales están conteniéndose en cuanto a la producción y difusión de noticias (la manera de elaboración de titulares, imágenes). El pésimo material informativo con el que cadenas como La Jornada, Pagina 12, der Spiegel, die Zeit, CNN, elaboraron y transmitieron noticias sobre Bolivia, y que, por otro lado, sean Telesur y RT quienes disponen de material extenso (otorgado por el gobierno), es una muestra de aquello. El aumento de la sofocación en la producción y difusión independiente de noticias, ahonda más el desamparo informativo y comunicacional que se ha mencionado, quedándole a la población el uso de las redes sociales. Uso restringido y desarrollado, sobre todo, entre la población joven y urbana, en tanto que la población adulta y adulta mayor urbana, recurre principalmente a los contados programas de radio, mientras en el campo reina la desinformación, o cuando menos el «bloqueo informativo».

e) Se advierte en la movilización de la población una especie de raquitismo en cuanto a su organización. No hay como otrora, una capa dirigencial «fuerte» además de «histórica» (con un peso moral ganado en largas décadas de lucha) que funcione como engranajes comunicativos entre las organizaciones, conformando, entre todas, una movilización compacta y en bloque, así como sólida. Las dirigencias históricas se han extinguido, por causas naturales, mientras que las que quedaban han sido en su mayoría cooptadas y subordinadas al gobierno, con clientelismo y corrupción de por medio, y por otro lado no ha habido renovación independiente (precisamente la danza de intereses en las redes dirigenciales de poder ha impedido las renovaciones). De manera que hay una ausencia de «voceros orgánicos» en cuanto a su estructura. No parece ser que en el futuro inmediato haya una refundación de las organizaciones tradicionales desde sus bases, o el surgimiento de nuevas capas dirigenciales, «legitimas» y «fuertes». Con lo cual, la movilización si bien puede estallar en fuerza, adolecerá de organicidad, lo que confiere sostenimiento paulatino de demandas y presiones, lo que a su vez es trabajo dirigencial menudo y cotidiano. Esta es una de las dolencias capitales en la actualidad.

f) un componente de este libreto, ligado al anterior punto, es el uso de sectores afines para enfrentar las movilizaciones de los sectores civiles. Esto se acompaña con el despliegue de la fuerza policial y militar. Tales líneas de acción se sostienen aumentando el clientelismo y el verticalismo en el cuerpo policial y militar, así como aumentando el asesoramiento/injerencia de la experiencia militar cubano-venezolana. Esto, lo ha demostrado el caso del país vecino, produce, además de tensar las cadenas de mando en su interior, el deterioro de esas estructuras y el aumento de su corrupción interna para contener las fracciones y disidencias. En el caso venezolano, el último recurso fue entregar el mando orgánico de la policía y la armada venezolana a la inteligencia cubana. Volvemos con esto al punto antes mencionado, en que esta referencia negativa que hay sobre lo sucedido con la policía y la armada venezolana, podría ser un referente que juegue en el imaginario de nuestra policía y de nuestros militares, y por consiguiente en la manera como se diagramen las capas de oficiales y suboficiales en esta nueva coyuntura.

La visión del gobierno no tendrá otro curso que no sea el de mayor ofuscación en la coyuntura que se abre. Es de esperar que su visión se reduzca aún más, que aumente el nerviosismo y la susceptibilidad/paranoica, con el consiguiente aumento de la torpeza y la violencia. Es de resaltar que el gobierno ha dejado de pensar, desde hace un tiempo, en construir algo o para construir algo, y ha caído en el pensamiento de creer que está en Guerra. Todo parece indicar que se radicalizara en esta esquizofrenia y hará lo que tenga que hacer, como lo ha demostrado, para mantenerse en Palacio de gobierno.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.