Los fascistas, que actuán bajo las órdenes de la oligarquía y los 100 clanes que son dueños de la tierra y los grandes negocios, actuaron con total impunidad y con apoyo de la Policía. Cuatro víctimas de la masacre de Pando, desatada por la oligarquía, los prefectos (gobernadores) derechistas y los 100 clanes que son […]
Los fascistas, que actuán bajo las órdenes de la oligarquía y los 100 clanes que son dueños de la tierra y los grandes negocios, actuaron con total impunidad y con apoyo de la Policía.
Cuatro víctimas de la masacre de Pando, desatada por la oligarquía, los prefectos (gobernadores) derechistas y los 100 clanes que son dueños de la tierra y los grandes negocios, dieron este lunes su testimonio de la matanza que cobró la vida de al menos 15 campesinos y dejó heridos a una treintena y casi un centenar de desaparecidos.
En rueda de prensa realizada en La Paz, Cristián Domínguez, Rodrigo Medina Alipaz, Claudia Alpire y Rosa Lucía Alpire, que fueron parte de la movilización campesina y víctimas de la represión, acusaron de ese genocidio al prefecto de Pando, Leopoldo Fernández que, al igual que los otros prefectos de Santa Cruz, Beni y Tarija, intentaron aplastar a los campesinos e indígenas que respaldaban al presidente Evo Morales y se oponían al avance del fascismo, que actuó con total impunidad y a vista y paciencia del gobierno indígena – campesino de Bolivia.
Testimonio de Cristian Domínguez (una de las víctimas)
«Hemos acompañado a nuestros compañeros en movilidades desde Las Piedras hasta Puerto Rico. Nos acusan que nosotros hemos llevado armas, pero ninguno tenía siquiera una corta uñas, no hemos matado a nadie, pero sí hemos golpeado para defendernos.
El primer muerto ha sido ocasionado porque entre ellos se chocaron entre una movilidad que venía desde el bloqueo y otra que llegaba a las 08.30 aproximadamente, y uno de ellos saca (un arma) y mata a un ingeniero, ese es el primer muerto y ellos mismos lo matan, pueden comprobarlo con la balística de que debe ser un arma corta.
Nosotros escuchamos el sonido de un arma corta porque estábamos a 300 ó 400 metros del primer muerto. De ahí supimos que estaban armados.
Decidimos irnos y cuando ya llevábamos un kilómetro más o menos, nos han emboscado y nos hemos defendido, los hemos hecho retroceder a punta de puñetes hasta llegar a Porvenir.
En Porvenir ya nos emboscaron con mayor cantidad de armas y con las volquetas amarillas del Servicio de Caminos, eran tres grupos organizados, porque hubo la persecución sobre el Arroyo, Porvenir y sobre el río Tahuamano.
Un grupo perseguía en la carretera y el otro grupo estaba en el mismo pueblo. Varios compañeros cayeron a mi lado, he visto a honorables que han sido baleados, los hemos arrastrado como hemos podido y nos han perseguido por el bosque como a perros, como a animales y nos han ido eliminando.
Luego han aparecido las ambulancias, los metían y los han acribillado llevándolos en la ambulancia, por eso está comprometida no solamente la gente que trabaja en la Prefectura, sino también parte de la Policía y parte del Ejército Nacional, están comprometidos con este genocidio, porque es una planificación perfecta».
Testimonio de Rodrigo Medina Alipaz
«Quiero denunciar que este hecho nunca antes en la historia campesina se dio. Nosotros íbamos a un ampliado campesino, después del ampliado íbamos a hacer una marcha de protesta por las calles de Cobija, pero desgraciadamente nos encontramos con la emboscada en Provenir.
Como siempre lo hemos hecho, traíamos niños y mujeres. El responsable de esta acción es el señor Leopoldo Fernández como prefecto de Pando, porque hemos visto utilizar las movilidades (vehículos) de la Prefectura, en cada uno de ellos más de 30 hombres armados con fusiles, metralletas y revólveres.
La gente se ha desparramado porque estábamos indefensos, se tiraban al río y ahí en el río increíble con metralletas acribillaban a las personas que cruzaban. Tiraban bombas a las cabezas de las mujeres y hombres que cruzaban y desaparecían.
De los canchones (espacios extensos) de ambos lados eran los disparos cruzados a todas las movilidades y tractores, y la gente iba muriendo, ahí y quedaba ahí.
Por la noche incluso con perros nos correteaban y nos disparaban, hay gente todavía en el campo, la gente no quiere salir del monte porque tiene miedo, tiene una sicosis, escucha un camión y una ambulancia y se esconde más adentro.
Hay gente herida que ha muerto en el monte. Ayer (domingo) hemos sacado a 35 compañeros del monte porque ha ido gente gritando que somos de la Federación de Campesina y los hemos llevado a Puerto Rico.
Ese hecho queremos denunciar y queremos que se haga justicia para nuestra gente campesina, nos sentimos mal porque nunca antes nos había sucedido esto.
Pedimos a las brigadas del Parlamento, al Poder Ejecutivo, a la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia que se haga justicia, porque hay documentos y hay testigos.
A mí me pegaron dos tiros y gracias a Dios pasaron junto a mi cabeza, pero a mi compañero de lado lo hirieron de frente en el vientre.
Sabemos que hay mucha gente brasilera contratada, de repente peruanos, gente de Porvenir, Santa Cruz y Riberalta. Parecían que estaban drogados porque con placer mataban a nuestras hermanas y hermanos.
A una señora con su hijito de cinco años la tomaron del cabello, y cuando ella pedía que no la maten le plantaron con un revolver en la cabeza. El niño lloraba y al niño lo cogieron y le plantaron un tiro y lo mataron, así fue el genocidio, por eso venimos a denunciar el hecho aquí.
Nosotros no llevábamos armas, porque de haber sido así no hubiéramos llevado mujeres y niños, hubiéramos tomado Porvenir e inclusiva la Prefectura en Cobija, pero no veníamos a eso sino a una marcha pacífica después del ampliado.
En la Federación Departamental de Cobija nos han indicado que hay en Villa Busch todavía presos, y le hemos pedido al Comando Conjunto a que nos ayude porque no confiamos en la Policía porque la Policía nos ha traicionado en Porvenir.
Teníamos, unos seis rehenes para pasar pacíficamente, ellos pedían que se los largue, y muy pacíficamente el Comandante de la Policía fue con una policía vestida de mujer y pidieron que se los largue.
Tras que se los largó ella hizo la señal (subiendo las manos) y empezó el tiroteo de todos lados a las movilidades, ahí empezó la masacre, por eso que hay que investigar también a la Policía y a la gente de salud».
Testimonio de Claudia Alpire
«Cuando nosotros llegamos a Porvenir, ellos (sicarios, trabajadores de la Prefectura y los cívicos) nos dijeron un ratito y nuestros hijos lloraban, nosotros pedíamos agua a esa gente y nadie nos quería dar agua.
La Policía nos decía esperen un ratito, ahorita vamos a solucionar su problema y van a pasar, y cuando ese hombre al que lo teníamos como rehén nos dijo lárguennos esos niños están llorando de hambre y nosotros ahorita vamos a traer comida.
Entonces nosotros los largamos porque esos hombres tenían que traer comida y nos van a dejar pasar, pero todo lo que nos decían era una mentira, nos detuvieron ahí para que a nosotros nos hagan eso (los masacren).
Cuando acordamos (la libertad de los rehenes) ya venían de todos lados, y nosotros nos bajábamos como pudimos del carro y corrimos, el chofer que estaba en el carro cuando salía le plantaron un tiro en su pecho.
Ahí fue cuando corríamos a todos lados, cuando los tiros salían por todos lados, pedíamos a las casas que nos den ayuda y nadie nos quería abrir las puertas, nos cerraban las puertas y esos niños como lloraban.
Entonces fueron a parar al río y ahí fue donde los mataron, esos niños suplicaban que no les maten a sus madres, esos niños de un añito, de seis años y ocho años como lloraban. Les daban huasca primero y después les daban tiros en toda la espalda y les hacía pedazos la espaldita a esos niños.
Esos niños están ahí y creo que se los han comido los pescados a esos niños. No sabemos dónde están nuestros hermanos, algunos se fueron al monte y no sabemos dónde están la mayoría, los que hemos sobrevivido no sabemos si ellos (campesinos) estarán vivos o no. Que hagan justicia por nosotros»
Testimonio de Rosa Lucia Alpire
«Nosotros nos dirigíamos con un grupo de compañeros de Puerto Rico y de todas las comunidades al ampliado departamental en la comunidad de Filadelfia.
Fuimos emboscados a las tres de la mañana (03.00) en la comunidad de Tres Barracas, todos nuestros compañeros se bajaron, y desde esas horas hemos estado ahí fregando, ellos nos largaban cuetes, gases lacrimógenos y nosotros les pedíamos que nos dejen pasar.
Amaneció y nos retornamos hasta la comunidad que se llama el Cedro, nos dijeron váyanse antes que los matemos y nos hemos retornado a Puerto Rico, entonces ellos (sicarios, trabajadores de la Prefectura y cívicos) llegaron donde estábamos recogiendo nuestras cosas amenazándonos con armas y granadas.
Ellos eran todos de la Prefectura, del Servicio de Caminos, del Comité Cívico y del Porvenir. Entonces nosotros dijimos si ellos quieren guerra, guerra van a tener vamos a pasar y no tengamos miedo.
Nos enfrentamos y hemos vencido porque ellos corrieron y agarramos a seis rehenes, uno de ellos que era del servicio de caminos tenía una bomba, una dinamita.
Entonces ahí se bajó del camión un compañero de la CSUTCB (Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia) a negociar para que podamos pasar nuevamente.
Ahí nos tenían entretenidos por tres horas arriba de los carros y los niños lloraban de hambre y de sed.
La Policía decía ahorita van a pasar decía la Policía, pero había sido que ellos mismos (Policía) nos estaban tendiendo una trampa entreteniéndonos ahí para que los demás lleguen armados.
Cuando sus familiares se llevaron a los seis rehenes que teníamos empezaron a arañar (disparar) bala. ¿Qué hizo la Policía? La Policía se escondió en vez de intervenir y se escondió.
La Policía les dio todas las facultades para que nos barran a bala con ametralladoras, con escopetas, con revólveres, con gases y con todo lo que ellos tenían porque estaban bien armados. Habían contratado brasileños».