La criminal agencia «secreta» estadounidense va a tener que revisar a fondo sus métodos si quiere seguir manteniendo sus actividades en el anonimato ya que, usando solamente Internet y datos que están en la red al alcance de cualquiera, periodistas del diario The Chicago Tribune han desvelado la identidad de 2.653 agentes de la CIA, […]
La criminal agencia «secreta» estadounidense va a tener que revisar a fondo sus métodos si quiere seguir manteniendo sus actividades en el anonimato ya que, usando solamente Internet y datos que están en la red al alcance de cualquiera, periodistas del diario The Chicago Tribune han desvelado la identidad de 2.653 agentes de la CIA, muchos de ellos con identidades supuestamente ocultas.
El rotativo consiguió también localizar dos docenas de instalaciones de la agencia en los Estados de Chicago, Virginia del Norte, Florida, Ohio, Pennsylvania, Utah y Washington.
Algunas de estas instalaciones están fuertemente defendidas, mientras que otras parecen simples residencias privadas sin conexión aparente con la CIA. Una instalación en concreto, un área de entrenamiento de agentes apodada «La granja» y situada en Camp Peary (Virginia), fue mantenida en el más absoluto secreto durante décadas. La agencia negaba sistemáticamente su existencia hasta que fue revelada por miembros de su personal en la década de los 80.
The Chicago Tribune ha demostrado que una simple búsqueda en la red de las palabras «Camp Peary» produce resultados suficientes para identificar con toda claridad los nombres y otros detalles de 26 personas que trabajan en estas instalaciones «secretas», así como detalles de misiones aéreas llevadas a cabo desde ellas.
Según el periódico, todos los nombres fueron obtenidos a partir de servicios y bases de datos públicas, accesibles «on line» para cualquier suscriptor.
A petición de la propia CIA, el diario no reveló los nombres de la lista. A través de los datos encontrados, el periódico consiguió identificar a las personas gracias a listados telefónicos, transacciones inmobiliarias, registros de votación o de la propiedad y otros documentos legales o financieros.
La investigación también reveló números internos de teléfono de la agencia y direcciones secretas de e-mail utilizadas para dar o recibir instrucciones durante las operaciones.
Un portavoz de la sorprendida CIA no tuvo más remedio que admitir que la existencia misma de internet ha convertido en inútiles muchos de los métodos tradicionales de trabajo:
«El secreto es una tarea compleja que se vuelve mucho más compleja en la era de internet», declaró al Tribune Jennifer Dyck, quien añadió que «hay cosas que antes funcionaban y que ahora ya no».
La portavoz de la CIA no quiso dar más detalles sobre los remedios que se están aplicando «ya que no queremos que los «chicos malos» sepan lo que estamos haciendo».
Preguntada sobre si teme que organizaciones terroristas puedan estar haciendo lo mismo que el Chicago Tribune la portavoz respondió: «Yo no sé si Al Qaida podría hacer algo así. Pero los chinos pueden».