El 17 de febrero de 2013, el Vicepresidente del Estado Plurinacional publicó un artículo en el periódico La Razón de La Paz, titulado Topología del Estado, cuya gravitación e importancia está relacionada con el modelo de desarrollo que se está impulsado en Bolivia o lo que él mismo define como «la manera en que la […]
El 17 de febrero de 2013, el Vicepresidente del Estado Plurinacional publicó un artículo en el periódico La Razón de La Paz, titulado Topología del Estado, cuya gravitación e importancia está relacionada con el modelo de desarrollo que se está impulsado en Bolivia o lo que él mismo define como «la manera en que la geografía es articulada a la vida económica y política de un país».
El asunto no es menor tomando en cuenta la ausencia de un Programa Político que permita operativizar la tesis política aprobada en el último congreso nacional del MAS y que plantea la construcción del socialismo comunitario para Vivir Bien.
Tomando en cuenta que el Presidente Evo Morales planteó la Agenda Patriótica de 13 puntos que se espera cumplir hasta el año 2025, cuando se conmemore el segundo centenario de la independencia nacional; el artículo del Vicepresidente Alvaro García Linera puede ser entendido como un documento complementario que expresa y contiene el enfoque y modelo de desarrollo que se encuentra ausente en la Agenda Patriótica, que tiene como base a los Objetivos del Milenio y responden a una agenda internacional de desarrollo capitalista y neoliberal, acordada en el marco de las Naciones Unidas a finales del siglo pasado.
Al respecto, 3 son los temas centrales que destacan en el documento sobre la Topología del Estado del Vicepresidente: el modelo de desarrollo que entraña dicha topología, el concepto de soberanía (nacional) utilizado y el carácter extractivista y pro-colonial que deviene del enfoque y el modelo que Alvaro García Linera busca destacar como un esfuerzo encomiable del Estado Plurinacional, luego de 500 años.
El modelo de desarrollo
Luego de una revisión resumida, pero lúcida, de las características topológicas de las civilizaciones andinas y amazónicas precoloniales que permitieron «construir una territorialidad caracterizada por la ocupación homogénea de la geografía», para irradiar, universalizar y expandir métodos tecnológicos y productivos que fueron completamente distorsionados y desvirtuados por la colonización y los diversos regímenes republicanos que le siguieron, llama profundamente la atención el hecho de que el Vicepresidente del Estado Plurinacional plantee como objetivo central del modelo topológico del Estado a:
1. «La integración de la totalidad de las clases sociales y la totalidad de los pueblos y naciones indígena originario campesinas en la estructura de mando del poder político, del poder económico y del poder cultural del país».
2. «La irradiación de la conducción del Estado hacia todos los confines de la sociedad boliviana para organizar su autogobierno unificado».
3. «La territorialidad del Estado Plurinacional es homogénea, (…) con múltiples polos de desarrollo, nodos de irradiación de oportunidades, de conocimientos y beneficios capaces de equilibrar el bienestar de una región con respecto a las otras regiones que componen la patria».
Es decir, dicho planteamiento anula e ignora la principal característica de las civilizaciones precoloniales que ya habían logrado un sistema topológico que ahora se plantea como objetivo y que consistió en irradiar y expandir métodos tecnológicos y productivos que actualmente equivaldrían a promover la transformación económica y productiva, el impulso y desarrollo de sistemas productivos asociativos y comunitarios, así como la construcción de una economía orientada al socialismo comunitario para Vivir Bien.
A cambio de ello, el planteamiento se limita a destacar la irradiación de la conducción del Estado a todos los confines de la sociedad para organizar un gobierno unificado y, por otra parte, se conforma con establecer múltiples polos de desarrollo, nodos de irradiación de oportunidades (…) para equilibrar el bienestar de las regiones, lo cual, indudablemente, responde a una visión desarrollista de corte redistributivo, acorde a objetivos de reducción de la pobreza y de las brechas de desigualdad, pero de ninguna manera son consubstanciales con el mandato de atacar y resolver las causas estructurales que originan la desigualdad, la pobreza y la explotación capitalistas.
El concepto de soberanía
Junto a lo anteriormente analizado y no menos importante de cara a establecer pautas sobre el modelo de desarrollo que se busca establecer y consolidar, también encontramos el siguiente texto que hace referencia al concepto de soberanía: «esta manera del uso económico del concepto de topología hace referencia (…) al modo histórico concreto en que la geografía de un país es recibida, es asumida por la organización material del Estado para verificar su soberanía».
Según este criterio, la soberanía nacional reside en la forma cómo el Estado recibe y asume su geografía, para dar lugar a la verificación de su soberanía, luego de haber transitado diversos modos de vida social, política y económica. Es decir, no implica una decisión autodeterminativa como corresponde a todo acto soberano, y más bien es entendida como un acto pasivo de recepción, tal como se plantea en la topología del Estado descrita por el Vicepresidente.
En la práctica y al margen de omitir la esencia autoderminativa de la soberanía, este modo de concebirla está orientada a justificar y ensalzar un modelo extractivo desarrollista como mostraremos más adelante. Es más, olvida mencionar (intencionalmente?) que la decisión principal de todo acto soberano de un país dependiente y sometido por el neocolonialismo, es el de emprender las tareas de liberación nacional, la descolonización y lucha contra el imperialismo (que además es lo que corresponde al ideario y la tesis política del partido de gobierno y el mandato popular). Es decir, que el concepto de soberanía sirve para justificar y asumir el modelo extractivista que Alvaro García Linera se encarga de ensalzar como la topología del Estado, pero no para encarar la construcción del socialismo comunitario para Vivir Bien y la descolonización, que constituyen el mandato político, popular y constitucional del gobierno.
Desde esa perspectiva, es claro que dicho concepto de soberanía no solo anula el atributo de autodeterminación de todo acto de soberanía nacional, sino que omite mencionar las tareas y objetivos fundamentales de una decisión soberana en países dependientes y sometidos al neocolonialismo, como ocurre con nuestro país.
La territorialidad policéntrica extractivista y pro-colonial
En lo que corresponde a la territorialidad policéntrica compuesta por 7 vértices «en la que cada uno (…) juega el papel de núcleo irradiante y equilibrante de las fuerzas productivas de la economía y el bienestar social», es muy importante destacar que todos y cada uno de los mismos está basado y funciona sobre la base del carácter extractivista del recurso natural disponible en su región (sea ésta de hidrocarburos, hierro, litio o bosques), esté eventualmente asociado a la producción agroindustrial y/o tenga un componente de industrialización.
Como se puede apreciar de la lectura del documento publicado por el Vicepresidente, además del carácter extractivista de materias primas disponibles en el territorio nacional que a su turno implican emprendimientos e iniciativas de gran enverdadura que requieren la inyección (y dependencia) de grandes inversiones de capital, así como la atracción y establecimiento de empresas transnacionales que explotarán dichos recursos naturales; no existe ni siquiera una mención simbólica para el establecimiento de emprendimientos productivos asociativos y comunitarios que deberían ser la base para la transformación de la economía y la producción nacional, o el impulso al establecimiento y desarrollo de la economía social comunitaria, que efectivamente estarían en consonancia con las tareas de transformación y cambio democrático cultural.
Al margen del ensalzamiento «irradiante y equilibrante» que supuestamente impulsarán dichos vértices económicos del heptágono de la topología, no parecen importar las implicaciones de dependencia y neocolonialismo que supone (más allá de la nacionalización de los recursos naturales), continuar supeditados al capital transnacional y la tecnología, sobre todo cuando adicionalmente se decide contratar la instalación de industrias «llave en mano», lo que supone poner en marcha complejos tecnológicos absolutamente desconocidos en el país, consolidar la completa dependencia del conocimiento y la tecnología internacionales a las que no se tendrá acceso porque se trata de paquetes cerrados y, lo que es peor, someter al país a una condición de ignorancia tecnológica e incapacidad para desarrollar sistemas acordes a las necesidades, la envergadura y el modelo económico y productivo que debería impulsarse.
Para concluir este sucinto análisis, sea oportuno mencionar que al estar ausente (o haberse relegado) en la Topología del Estado y la propia Agenda Patriótica para el 2025 (que puede ser entendida como el Programa Político del proceso de cambio y transformación), aquellas tareas de liberación nacional, la descolonización, la lucha contra el imperialismo y la construcción de una economía social comunitaria (que deberían plantearse indisolublemente ligadas a la rearticulación del sujeto social revolucionario en base al Pacto de Unidad actualmente fracturado), deberemos estar concientes que se están dejando de lado o se han abandonado las tareas esenciales que hacen al proceso de cambio y transformación democrático cultural.
Arturo D. Villanueva Imaña, Sociólogo, boliviano.
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