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Torpeza y distintos intereses

Fuentes: Clarín

El gobierno de Evo Morales tiene argumentos sensatos para construir la polémica carretera Cochabamba-Beni: unificar un país en el que los viajes se miden a menudo en días por falta de caminos asfaltados y los viajes pueden ser infernales en época de lluvias. Objetivo que se suma a la electrificación, las conexiones a la telefonía […]

El gobierno de Evo Morales tiene argumentos sensatos para construir la polémica carretera Cochabamba-Beni: unificar un país en el que los viajes se miden a menudo en días por falta de caminos asfaltados y los viajes pueden ser infernales en época de lluvias. Objetivo que se suma a la electrificación, las conexiones a la telefonía celular y otras medidas desarrollistas. Pero también son razonables las prevenciones de los indígenas del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure. Moxeños, yuracarés y chimanes apoyados por varias ONG reclaman el derecho a la consulta establecido en la nueva Constitución y temen que la ruta acabará con su espacio vital y habilitará una invasión de los campesinos cocaleros. Pese a que la Constitución habla siempre de «indígenas-originarios-campesinos», se trata de sectores con intereses muchas veces contrapuestos.

Basta una frase para ver estas cosmovisiones encontradas entre quechuas/aymaras e indígenas amazónicos: el líder de la central campesina Roberto Coraite causó revuelo días atrás cuando reclamó la carretera para que los indígenas amazónicos «dejen de vivir como salvajes». De hecho, en el MAS de Evo Morales estos pueblos indígenas de tierras bajas siempre fueron indígenas de segunda frente a aymaras y quechuas. Y el gobierno los acusa ahora de estar manipulados por la derecha -que sobreactúa ahora su indigenismo- y de recibir financiamiento de la cooperación de EE.UU. No es la primera vez que un gobierno boliviano paga cara la intransigencia, incluso cuando tiene buenas razones. Habrá que ver ahora si la marcha indígena logra reactivarse después de la represión y si la creciente solidaridad urbana cuaja en protestas más consistentes.

En cualquier caso, la torpeza oficial puso al borde del estallido el núcleo del «relato» evista: la refundación de Bolivia en base a un modelo de respeto a la Madre Tierra alternativo a la «crisis de la civilización occidental». Hasta ahora se intentó mezclar desarrollismo con eco-indigenismo, pero esa mezcla estalló en esta enorme, aislada y deslumbrante geografía amazónica, que atrae también a narcos y traficantes de madera.

  http://www.clarin.com/mundo/