En un par de semanas asistiremos a una nueva Cumbre del Mercosur, la que se llevará a cabo en Tucumán, una de las provincias más empobrecidas de Argentina, entre el 30 de junio y el 1 de julio de 2008. Un gasto desmedido de una administración provincial que no destina recursos necesarios para paliar una […]
En un par de semanas asistiremos a una nueva Cumbre del Mercosur, la que se llevará a cabo en Tucumán, una de las provincias más empobrecidas de Argentina, entre el 30 de junio y el 1 de julio de 2008. Un gasto desmedido de una administración provincial que no destina recursos necesarios para paliar una crisis estructural que acompaña a la población tucumana desde hace más de cuatro décadas. Sin embargo, el empeño del gobernador provincial, José Alperovich, por demostrar que la provincia brilla, choca con los últimos datos del INDEC, que señalan que el 42% de su población vive por debajo de la línea de pobreza y que el 14% vive debajo de la línea de indigencia. Al menos estos datos son los que han dado a conocer algunos (muy) pocos medios nacionales, como el diario porteño Crítica demostrando que detrás de las cuatro avenidas que circundan el Gran San Miguel de Tucumán, y en el interior de la provincia, la pobreza sigue siendo endémica y nada se ha hecho en los últimos años para cambiar este cuadro de situación. En este contexto la provincia se apresta a recibir a los mandatarios latinoamericanos en la Cumbre del Mercosur, destinando una cifra millonaria que la provincia no está en condiciones de asumir. Y para más, con el rechazo de todo el marco opositor político, la administración tucumana irá adelante, aún cuando el propio proceso del Mercosur haya sido un obstáculo para el crecimiento y desarrollo de la región.
Uno de los críticos de la próxima cumbre, el dirigente del Partido Obrero, Daniel Blanco, no duda en afirmar que «el Gobierno aprovechará la cumbre para hacer nuevos negocios y negociados, por ejemplo, con los hoteles. Y, de paso, van a fortalecer el aparato represivo con la excusa de que deben reforzar la seguridad. Ya vimos una muestra de ello (en mayo de 2007), con el encuentro de gobernadores argentinos y brasileños, cuando todo el centro de la ciudad fue sitiado«.
El titular del Partido Obrero también advirtió que la Cumbre se llevará a cabo en un momento complejo del país. «La estatización de la metalúrgica Sidor, en Venezuela, ¿se hará a expensas de los trabajadores o van a satisfacer sus demandas? El referendo que tolera el Gobierno de Bolivia, ¿terminará protegiendo los intereses de la oligarquía por el dominio de la tierra? En la Argentina, ¿a dónde nos llevará el arreglo con los grandes grupos agropecuarios y el proceso inflacionario?», se pregunta el dirigente.
Por su parte desde la Corriente Clasista y Combativa (CCC), brazo sindical del Partido Comunista Revolucionario, no han dudado en afirmar que durante la Cumbre movilizarán a su gente si es preciso. En expresión de uno de sus máximos dirigentes, Vicente Ruíz, le advierten al gobierno provincial que es «uno de los más corruptos de los últimos tiempos que hemos tenido. Cuando hablamos de saqueos decimos que es a través de los aumentos en los impuestos inmobiliarios, en luz, el gas y el agua. Es la provincia más cara del país y encima no dejan trabajar a los pequeños y medianos comerciantes». Desde una línea más laxa e incomprensible la propia CCC acompaña, a los que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha denominado, los piquetes de la abundancia.
Tucumán festeja su propia crisis
¿Por qué rechazar la realización de la Cumbre del Mercosur en Tucumán? Hay que recordar qué es el Mercosur para entender que lejos de la integración regional, lo que busca, como todo mercado común, es satisfacer la demanda de un sector específico de la sociedad y de ella a los más fuertes económicamente hablando. Como Mercado Común, el Mercosur se ha erigido de manera asimétrica entre las distintas economías, beneficiando a las elites más fuertes y perjudicando a las regiones periféricas del sur del continente. Y Tucumán en los años ’90 fue una de las provincias que más sufrió el acuerdo común entre los países del cono sur.
Por otra parte se calcula que la administración Alperovich destinará más de cinco millones de pesos en organizar la Cumbre, (esto sin tener en cuenta que el gobierno provincial no se ha fijado un tope de gastos), dineros que serán destinados a barrer la basura bajo la alfombra y que no se vea que la provincia está al borde de la destrucción por ineficacia administrativa y por el desvío de dineros públicos en la construcción de un andamiaje político local basado en el clientelismo y la entrega de bolsones. Si los datos mencionados más arriba sobre los índices de pobreza e indigencia son reales, hay que pensar que la realización de una Cumbre, a la que asistirán los principales presidentes de la región por menos de 24 horas, en lo que se supone el despliegue de medidas de seguridad inéditas para la provincia, es un despropósito. Los cinco millones de pesos (un millón de euros) que la administración local preve gastar en la organización es una bofetada al sentido común y al pueblo tucumano en su conjunto. Tucumán sufre de graves falencias de infraestructura, y gastar esa suma de dinero solo para limpiarle la cara a la ciudad capital presupone al menos un gasto innecesario. La raíz ideológica, administrativa e histórica para rechazar la próxima cumbre del Mercosur es evidente, y habrá que ver si la oposición y la izquierda tucumana estarán en condiciones de demostrarlo públicamente.
Cada cual atiende su juego
En el entorno internacional de la Cumbre, el panorama aparece igualmente complejo. La crisis del capitalismo argentino ha hecho eclosión en las últimas semanas en la lucha intra clase entre el gobierno nacional con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su marido y ex presidente del país, Néstor Kirchner a la cabeza, frente a los poderosos grupos económicos liderados por los grandes latifundistas apoyados por importantes sectores de clase media. Por estos días incluso se habla de intentos golpistas desde algunos partidos de izquierda, que ven en la movida del campo algo más que una protesta por el aumento de las retenciones. En medio de esta crisis nacional, como siempre, siendo el jamón del sándwich, se encuentra el pueblo, o las clases populares que se ven sin capacidad de reacción y no comprenden claramente qué está en juego en estas horas en el país, solo ven que los productos en las góndolas escasean y los precios de los considerados productos básicos de la canasta, se disparan por las nubes.
En el espectro de los países que conforman el bloque del Mercosur el panorama no es menos complejo. Por al lado del socio menor, Uruguay, hay que destacar que a pesar que el conflicto con el agro dejó en un segundo plano la cuestión de la pastera Botnia la relación entre la República Oriental y Argentina no pasa por un buen momento. La Corte de La Haya tiene en sus manos la resolución del diferendo, sumada la sensación que se tiene en el «paisito» sobre las asimetrías generadas en el Mercosur que le hicieron mirar con más atención al Norte y llevó a la administración de Tabaré Vázquez a firmar acuerdos con Estados Unidos. De Evo Morales presidente de Bolivia llegará a la cumbre en Tucumán, afectado por los referendos autonomistas promovidos por los prefectos (gobernadores) de las cuatro regiones más ricas de Bolivia, Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. Pero, además, aún rige la controversia con Brasil y Argentina por el abastecimiento de gas ya que no puede garantizar los niveles prometidos de fluido.
De la delegación paraguaya hay que hablar de un «contingente de transición», toda vez que el presidente de aquel país Nicanor Duarte llegaría acompañado por el presidente electo Fernando Lugo. La proclamación de Lugo puso fin a más de 60 años de dominación del partido Colorado que, mediante una alianza con los oviedistas, tendrá mayoría parlamentaria.
Por el lado venezolano, Hugo Chávez llegará con la firma de la adhesión al bloque en 2006 bajo el brazo, empero, la situación de la República Bolivariana todavía es incierta ya que no ejerce los derechos de miembro pleno pero es más que un mero asociado. Los parlamentos de Brasil y de Paraguay rechazaron su adhesión, y la nacionalización de Sidor (empresa controlada por el grupo argentino Techint) motivó la intervención de Cristina Kirchner. Se suma además el conflicto regional que Venezuela mantiene con Ecuador y Colombia a raíz de la política exterior del mandatario colombiano Álvaro Uribe y el tema, siempre candente, de las FARC.
Lula da Silva, presidente de Brasil, parece ser el único que llega a la reunión del Mercosur con cierto aire, toda vez que preside por segundo mandato consecutivo a la economía más fuerte del continente y siempre con la privilegiada situación del país con respecto al resto de las economías regionales. Hace unos días, incluso, aceptó las demandas argentinas de equilibrar los tantos en materia de inversiones y comercio. Esto es: prometió «acciones concretas» para fomentar un ingreso mayor de productos argentinos a Brasil.
El día después
Una Cumbre más de las tantas que habrán tenido lugar en Latinoamérica a lo largo de este 2008. La de Tucumán estará marcada por el gasto innecesario y excesivo de una administración provincial que sigue sin atender a las cuestiones sociales después de cuatro años y medio de gestión, tal vez caminando en sintonía con el gobierno nacional. Es que el macondo tucumano no está en condiciones de recibir a los mandatarios de la región y tal visita supondrá un endeudamiento extra para una provincia que ha sufrido negativamente los embates de la propia integración motivo de la Cumbre. Existen por lo tanto sobrados motivos para oponerse desde lo práctico, lo económico y lo ideológico, a una reunión continental que mostrará una cara de la moneda falsa en una provincia que sigue sumida en una crisis estructural de décadas.
¿Qué nos queda por esperar del día después de la Cumbre? Posiblemente las diferencias se acentuarán mucho más, las asimetrías denunciadas por los socios menores del Mercosur continuarán siendo tales y las regiones más postergadas, como las que conforman el Noroeste Argentino, con Tucumán a la cabeza, seguirán sumidas en la crisis social, económica, política y cultural, que no cambiará, al menos en los próximos años. En medio de la avanzada golpista de la ultra derecha hacia una administración que ha perdido una nueva oportunidad de hacer historia atendiendo la cuestión social, la Cumbre de Tucumán promete dejar poco y nada para el análisis. Tal vez las pintorescas fotos de los presidentes reunidos para las cámaras de la prensa y poco más. La corrupción y el desgobierno continuarán siendo la tónica el día después, de un capitalismo periférico teñido de una retórica socialista vacía de todo contenido, en un contexto de crisis económica mundial. Es posible que las propias contradicciones de ese capitalismo continúen evidenciándose el día después de la Cumbre. Mientras tanto los cientos de pasantes que habrán sido llamados para atender a las comitivas visitantes, volverán el día 2 de julio a la calle, a formar largas colas a la espera de algún hipermercado por abrirse, para conseguir un tibio puesto de trabajo, sabiendo que la propina ofrecida por el gobierno provincial no les alcanzará siquiera para comprar una botella de leche en el mismo hipermercado.
Rubén Kotler
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