Desde que WikiLeaks desveló el tinglado de la banca islandesa, el australiano Assange no ha dejado de tener problemas con la banca. También lo tienen las pocas empresas dispuestas a prestar su infraestructura para gestionar las donaciones que ciudadanos de todo el mundo hacen (o quieren hacer) a la organización WikiLeaks. El último caso es […]
Desde que WikiLeaks desveló el tinglado de la banca islandesa, el australiano Assange no ha dejado de tener problemas con la banca. También lo tienen las pocas empresas dispuestas a prestar su infraestructura para gestionar las donaciones que ciudadanos de todo el mundo hacen (o quieren hacer) a la organización WikiLeaks.
El último caso es el de DataCell – proveedor de pagos de WikiLeaks – que acabar de ver como el banco islandés Valitor cancela sin previo aviso el contrato de colaboración que acababan de firmar, alegando que no fueron informados de que DataCell canalizaría las donaciones del enemigo público número uno. Todo ha sido un error.
El banco islandés argumenta que si Visa y Mastercard bloquean los pagos a WikiLeaks por algo será. Sin preguntarse, faltaría más, por los pagos que permiten hacer al Ku Klux Klan, vaya clan. El caso es que el fundador de DataCell, Olaf Sigurvinsson, todo un carácter, ha querido aclarar que cuando se firmó el contrato con Valitor, «estaba totalmente claro que íbamos a continuar con nuestra propuesta de recoger donativos (para Wikileaks)». Vamos, que los banqueros mienten o lse dejan presionar. Vaya novedad.
Sigurvinsson, que no tiene pinta de amilanarse, ha presentado una denuncia ante el supervisor del Banco de Islandia y también lo hará ante la Unión Europea. Esta demanda se unirá a la ya presentada contra MasterCard y Visa por violar el los artículos 101 y 102 de las leyes europeas para la competencia, lo que podría tener como resultado la imposición de una multa por la Comisión Europea, según los abogados de DataCell.