El nuevo capítulo argentino-uruguayo por la celulosa comenzó con la confirmación del crédito del Banco Mundial para Botnia. Kirchner tildó a Vázquez de «intransigente». Del otro lado, se quejaron por la improcedencia de esas declaraciones. Por el momento, los cruces verbales entre los presidentes Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez, que recurrió a uno de sus […]
El nuevo capítulo argentino-uruguayo por la celulosa comenzó con la confirmación del crédito del Banco Mundial para Botnia. Kirchner tildó a Vázquez de «intransigente». Del otro lado, se quejaron por la improcedencia de esas declaraciones.
Empecemos desde el principio. Las gestiones en Washington del ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori, fueron fundamentales para que el Banco Mundial confirmara esta semana la entrega de un crédito de 170 millones a la planta de celulosa de Botnia en Fray Bentos. Según los fundamentos del organismo internacional, las hipótesis que alertan sobre «daños ambientales catastróficos» en el río Uruguay carecen de sustento y, al mismo tiempo, aseguró que la construcción de la pastera de la transnacional finlandesa tiene «significativas» ventajas económicas para el país.
Ante el revés y la indignación, los asambleístas de Gualeguaychú, Entre Ríos, resolvieron iniciar un nuevo bloqueo fronterizo por tiempo indeterminado. La respuesta del gobierno uruguayo fue inmediata. Como en otras oportunidades, remitió una carta al canciller argentino Jorge Taiana, a través del embajador argentino en Montevideo, Hernán Patiño Mayer, en la que reclamó acciones para levantar la medida de los activistas entrerrianos.
El ministro de Relaciones Exteriores uruguayo, Reinaldo Gargano, explicó en relación a la carta que los cortes fronterizos «no solamente son violatorios del Tratado de Asunción, que dio nacimiento al Mercosur y garantiza el libre tránsito de personas y mercaderías entre los países del bloque, sino también de lo dispuesto por la Corte Internacional de La Haya».
Asimismo, el canciller agregó que su gobierno planea tratar el bloqueo de los puentes fronterizos en el ámbito del Consejo del Mercado Común (CNC), el máximo órgano del Mercosur, en las próximas semanas. Recordemos que el Luiz Inácio Lula Da Silva, presidente pro-tempore del bloque, había decidido correr el encuentro semestral del CNC de mediados de diciembre a enero de 2007. Sin embargo, el gobierno brasileño confirmó en las últimas horas que hará lugar a un pedido de Uruguay para que se celebre una reunión extraordinaria de cancilleres del bloque, previa a la cumbre de jefes de Estado.
Desde hace tiempo, Uruguay insiste con su intención de regionalizar el conflicto con la argentina, en un intento por conseguir apoyo de los socios del Mercosur. La clave está en el fallo del tribunal arbitral del bloque que, meses atrás, cuestionó la legitimidad de los cortes de ruta y advirtió que Argentina había incumplido el Tratado de Asunción. Sin embargo, los orientales se encuentran constantemente con la negativa de las autoridades porteñas, que presionan para continuar las negociaciones por la vía bilateral, donde tienen más posibilidades de resistir la instalación de la planta de celulosa de Botnia.
En este marco deben considerarse las últimas declaraciones del presidente Néstor Kirchner, quien este miércoles aprovechó un acto oficial para descargar sus críticas contra Tabaré Vázquez.
«Fuimos y le rogamos al intransigente presidente uruguayo que por favor discutamos de qué forma podíamos correr desde allí a Botnia para que no contamine visualmente, y no nos genere la duda de una futura contaminación. Botnia dijo que no y evidentemente fue que no. Sin embargo, la respuesta de ENCE fue absolutamente diferente. Buscamos todos los caminos posibles de que se respete el tratado del Río Uruguay y se violó totalmente», aseguró Kirchner.
El mandatario también sostuvo que continuará con su postura contra las pasteras, «por más fuertes que sean los intereses de Botnia, por más fuerte que sean los intereses que estén atrás de esta situación», apuntando contra algunos medios que «vuelven a callar» sobre el tema y sus posibles consecuencias.
El encargado de responder el agravio argentino fue nuevamente Gargano. «Mal puede catalogarse de intransigente al presidente», sostuvo el canciller uruguayo, y luego agregó que Tabaré Vázquez no buscó «otra alternativa que no fuera la negociación, el equilibrio, la búsqueda de coordinar los dos países, el monitoreo conjunto de la planta».
Este capítulo aún no llegó a su fin. Seguramente continuará en los próximos días y pronto se verá si Uruguay logra regionalizar el conflicto con la otra orilla o si continuará en términos estrictamente bilaterales.
Sería bueno que ambos gobiernos reflexionen sobre sus errores, antes de que el problema se les vaya definitivamente de las manos; que los presidentes, apelando a su coherencia, se olviden por un instante de las campañas proselitistas y de las presiones de los intereses transnacionales que tanto daño le hacen a la región, y encaren, de una vez por todas, una negociación que tenga perspectivas más concretas de solución.
Lo importante aquí es preservar el proceso de integración regional y la cooperación entre los pueblos de América del Sur para revisar, en conjunto, el modelo de (sub)desarrollo que intenta imponer el mercado mundial hegemónico a los países latinoamericanos, ya sea a través de la celulosa, la minería o la soja transgénica.
Aunque suene a sermón, tanto Kirchner como Tabaré, deberían releer a don José Gervasio Artigas si pretender sacar a sus pueblos a flote por la vía de la soberanía y los intereses regionales: «No venderé el rico patrimonio de los orientales al vil precio de la necesidad», dijo alguna vez ese sabio patriota uruguayo.