Presentación en Buenos Aires de Independencia hispanoamericana y lucha de clases, de Olmedo Beluche en el Hotel Bauen (Callao 360), hoy viernes 23 de noviembre de 19:00 a 21:00. Expositores: Manuel Martinez (Revista Herramienta), Pedro Pablo Rodriguez (Centro de Estudios Martianos), Camille Calmers (PAPDA) y el autor, Olmedo Beluche (Universidad de Panamá) Coordina: Mario Hernandez […]
Presentación en Buenos Aires de Independencia hispanoamericana y lucha de clases, de Olmedo Beluche en el Hotel Bauen (Callao 360), hoy viernes 23 de noviembre de 19:00 a 21:00.
Expositores: Manuel Martinez (Revista Herramienta), Pedro Pablo Rodriguez (Centro de Estudios Martianos), Camille Calmers (PAPDA) y el autor, Olmedo Beluche (Universidad de Panamá)
Coordina: Mario Hernandez (Editorial Metrópolis)
Prólogo del libro «Independencia hispanoamericana y lucha de clases»
El libro que nos toca prologar sin duda es una obra provocadora. Estamos ante un ensayo historiográfico que toma como objeto de estudio el proceso de ruptura del orden colonial en los países que conformaron la efímera unidad política conocida como la Gran Colombia. Su autor, el sociólogo y activista político panameño Olmedo Beluche se propuso interpelar, en perspectiva crítica, las principales líneas de interpretación vigentes en el estado de la cuestión sobre el proceso del quiebre del orden colonial en el norte de América del sur. Este autor decidió acometer dicha tarea desde un enfoque de tono polémico priorizando el debate de ideas más desde una perspectiva política de tono confrontativo antes que desde un encuadramiento académico riguroso desde los planos conceptual y formal. Estamos ante una obra a la que invitamos a leer priorizando el debate de ideas y las lecturas políticas del pasado de cara al presente de la sociedad global antes que como un estudio erudito destinado al debate en el medio académico o entre profesionales de la disciplina histórica.
Partiendo del universo teórico del materialismo histórico Olmedo Beluche intenta leer el proceso de las independencias hispanoamericanas desde el conjunto de contradicciones de la sociedad hispano criolla tardo colonial. Dentro de ese esquema propone priorizar la incidencia de las contradicciones inter clasistas analizadas en el marco de una serie de sobre determinaciones propias de las formaciones económico sociales coloniales (étnicas, estamentales, regionales, etc). En esa perspectiva incluye el análisis de las revueltas e insurrecciones, producidas en la segunda mitad del siglo XVIII, contra la política de centralización borbónica como antecedentes insoslayables de los procesos revolucionarios de comienzos del siglo XIX.
Junto a la indagación por las contradicciones de la sociedad colonial, Olmedo Beluche reconoce como un ordenador de igual magnitud a las contradicciones entre colonia/metrópoli (centro-periferia) en el contexto de la lucha de clases a nivel mundial. En particular en el proceso de tiempo largo que va desde la formación de las primeras coaliciones contra la república francesa (1792), la alianza franco española (1795), el creciente bloqueo británico del Océano Atlántico y el debilitamiento del pacto colonial hasta el colapso de los imperios ibéricos tras la ocupación francesa de Portugal y España en 1807-1808. Una mirada de la dimensión mundial en la que se inserta el proceso de ruptura del orden colonial en Hispanoamérica alternativa a la clásica tesis de la revolución atlántica de Jacques Godechot.
Situándose en el tiempo corto de la crisis del imperio español en el período que va desde la invasión napoleónica (1808) hasta el desarrollo del movimiento juntista anti regentista (1810), Olmedo Beluche plantea una serie de hipótesis primarias que cuestionan algunas de las líneas de análisis de más antigua data y mayor consenso en las corrientes historiografías clásicas. Corrientes inscriptas, mayormente, en una solidaridad básica con la trayectoria de los Estados nacionales criollos y las clases que los hegemonizaron. Partiendo de estos cuestionamientos propone las distintas hipótesis primarias: a) la no existencia de un proyecto independentista concebido previamente por fracciones de las elites criollas; b) el proceso de ruptura de la legalidad colonial no fue pensado como una guerra contra la Corona española sino contra la invasión francesa y como una compromiso de fidelidad a la Corona representada en la figura de Fernando VII; c) las tendencias revolucionarias y contra revolucionarias en los procesos independentistas estuvieron presentes a ambos lados de la frontera que separaba a los movimientos patriotas/juntistas del campo realista/regentista.
Abrevando en toda una línea de análisis historiográfica marxista, que reconoce antecedentes en autores como Pier Vilar, Fernando Mires, Guerra Vilaboy, etc., Olmedo Beluche centra su análisis del proceso independentista en el norte de América del Sur enfocando las contradicciones de clase no solo como un elemento divisorio de aguas entre los campos patriota y realista sino también para comprender las tensiones al interior de ambos bloques que se enfrentaron a lo largo del continente en el período 1810-1824.
Tanto en el análisis de la primera republica venezolana (1810-1812) como en el análisis del proceso neo granadino entre 1810-1815, Olmedo Beluche analiza los distintos componentes sociales de ambos campos, su evolución, así como el desplazamiento de unas facciones por otras en el campo revolucionario. Especialmente el avance en 1811 de los jacobinos independentistas liderados por Bolívar y Nariño desplazando a los grupos conservadores tímidamente autonomistas.
En la misma perspectiva analiza la exitosa estrategia realista de forjar una alianza con sectores subalternos (indios en el sur de Nueva Granada, pardos y mulatos en Venezuela) que no se sentían expresados en el partido patriota hegemonizado por sectores de la elite venezolana y neo granadina. Beluche caracteriza a la consolidación del liderazgo de Bolivar en 1811-1812 como una temprana expresión de una entente «jacobina-popular» que abrió la puerta para que, con el tiempo, madurara un cambio radical el contenido social del proceso revolucionario en Venezuela.
Sobre los ejes antedichos en las páginas de Independencia hispanoamericana se abordan una serie de procesos particulares que incidieron sobre el proceso general de ruptura del orden colonial en esta parte de Hispanoamérica. Es particularmente minucioso el abordaje del proceso político peninsular desde el colapso del imperio español como consecuencia de la invasión francesa en 1808 hasta el proceso constitucional de Cádiz en el período 1810-1812. Olmedo Beluche se ocupa del abortado proceso constitucional español y su incidencia en los procesos emancipatorios americanos. Nuestro autor evalúa los límites del proceso gaditano (compromisos entre absolutistas y liberales, incompleta representación americana, limitaciones de la Constitución de 1812) como otros tantos elementos que terminaron quitando legitimidad a las posiciones moderadas y autonomistas que, dentro del campo juntista americano, alentaban el diálogo con Cádiz y la posibilidad de una reorganización del régimen colonial dentro del marco del imperio español. Los límites de la experiencia de Cádiz favorecieron la mayor audiencia y autoridad de las fracciones criollas más decididamente anti independentistas y anti coloniales. .
Enfocando el lente en el interior de proceso neo granadino Olmedo Beluche propone un enjuiciamiento de la figura del líder patriota Francisco de Paula Santander como el principal representante de las tendencias oligárquicas y pactistas dentro del campo patriota. Por ese derrotero evalúa de forma negativa el enfrentamiento entre Santander y los grupos que levantaban las banderas federalistas contra el grupo patriota centralista de la República de Cundinamarca liderada por Antonio Nariño. También señala el sabotaje de Santander y su gente a varias iniciativas del libertador Simón Bolívar durante la guerra emancipadora y, finalmente, su oposición sistemática a la consolidación de la República de la Gran Colombia luego del triunfo de la revolución.
Para Olmedo Beluche el liberalismo federalista terminó siendo una trinchera política e ideológica contra la consolidación de la una república unitaria en los reinos emancipados por las revoluciones neo granadina y bolivariana. De la misma manera esta política contra revolucionaria se proyectaría en un trabajo consciente de socavamiento de los proyectos de unidad continental bolivariana.
Otro ítem de esta obra que nos parece digno de destacar es el abordaje, poco frecuente en la bibliografía disponible en nuestro medio, del proceso de ruptura del orden colonial en las provincias istmeñas del Virreinato de Nueva Granada. O sea, del territorio que andando el tiempo constituiría la República de Panamá de la que nuestro autor es oriundo.
Olmedo Beluche analiza las causas que favorecieron la hegemonía de los realistas en el istmo hasta 1820. También las consecuencias de la retirada del virrey neogranadino Samano a esta región para utilizarla como bastión de retaguardia de los realistas y la subsiguiente reacción de estas comarcas ocupadas por los realistas. Ese proceso que derivaría en el movimiento popular de la Villa de los Santos en 1821 que provocó el colapso de las fuerzas reaccionarias istmeñas haciendo innecesaria la campaña de liberación que estaba preparando Don Simón Bolívar.
Olmedo Beluche intenta una caracterización general de la sociedad istmeña post colonial y las contradicciones (regionales, clasistas, étnicas) en que se vio envuelta en el espacio de la Gran Colombia y luego en la República de Colombia a lo largo del siglo XIX. De esta manera permite reconstruir la secuencia de conflictos que desembocaron en la secesión de 1903 en el marco del proyecto norteamericano de construcción del canal de Panamá y el fortalecimiento de la presencia militar del imperialismo yanqui en lo que consideraba su «patio trasero»
Olmedo Beluche se ocupa también de analizar el que quizás sea el episodio más axial del frustrado proyecto político panamericanista del Libertador Simón Bolívar. También aquel que más ríos de tinta hizo correr a través de las distintas evaluaciones, balances y reapropiaciones que la intelectualidad latinoamericana le dedicó en los casi ya dos siglos que nos separan de dicho acontecimiento. Nos referimos al Congreso de las anfictionías en el istmo panameño en 1826 y su intento de construir un organismo confederal de alianza y coordinación política de las nuevas republicas criollas.
Por este camino en las páginas de Independencia se pasa revista a los antecedentes ideológicos del congreso de 1825 (Francisco Miranda, declaraciones de los patriotas chilenos de 1811, La Carta de Jamaica, etc.); los posicionamientos divergentes de los noveles gobiernos patriotas ante la iniciativa de Bolívar y el encuadramiento del Congreso en el marco del conflicto de influencias cruzadas sobre el espacio hispanoamericano entre Gran Bretaña y Estados Unidos en el escenario que siguió al colapso final del colonialismo español en América.
Apelando al hilo conductor que une historia y política Olmedo Beluche busca relacionar el ideal panamericanista de Bolívar con distintas propuestas que a lo largo de los dos siglos de vida republicana de Iberoamérica han resaltado la necesidad de la unión política del sub continente contra el imperialismo. Autores y dirigentes tan distintos como el panameño Arosamena, el viejo líder bolchevique León Trotsky, y las más recientes iniciativas del gobierno de Hugo Chávez y su oposición al ALCA son inscriptas en el contexto de la reapropiación continua y, desde distintas perspectivas, del viejo ideal de unidad continental del Libertador caraqueño.
Esa misma preocupación por trazar un puente que una el pasado/presente regional la volvemos a encontrar en el capitulo XII de Independencia que se ocupa de las particularidades de la formación del Estado nación en Latinoamérica. Olmedo Beluche trabaja en la perspectiva de pensar el proceso de la Independencia como un punto de partida de un largo proceso, aún inacabado en algunos aspectos, hacia la consolidación de los estados nacionales criollos.
Esta perspectiva parece corresponderse con las hipótesis que enumerábamos al principio de este prólogo sobre el origen del proceso de ruptura colonial. Más específicamente de la ausencia de una voluntad de independencia previa, la voluntad de defender a la corona española de la invasión francesa y la convivencia de tendencias revolucionarias y contra revolucionarias en el campo patriota.
El proceso de ruptura del orden colonial fue quemando etapas y redefiniendo alianzas y objetivos sobre la marcha. Como dice nuestro autor: la Independencia no fue un conflicto de identidades sino de clases. El primigenio y tácito acuerdo de los sectores regentistas/realistas y patriotas/juntistas de la elite contra la irrupción de las masas en el proceso se iría desgajando justamente por la incidencia cada vez más fuerte de nuevos actores y sujetos sociales en el proceso iniciado a partir de 1810. A la mayor capacidad inicial de los realistas de ganar la adhesión de sectores plebeyos para su causa se sucedería la lenta maduración de la política bolivariana tendiente a anudar acuerdos con negros, pardos, llaneros y otros grupos subalternos para crear un bloque mayoritario revolucionario. Esa trabajosa superación de los límites de clase de Bolívar y la conducción patriota solo rendirá sus frutos a partir de 1816. Este proceso fue el que alumbró el triunfo independentista y dibujó un escenario en donde zozobraron los procesos de unidad continental y regional. Sobre esa realidad comenzó la larga y, todavía no del todo concluida, marcha hacia la consolidación de los estados nación de Latinoamérica.
Para ir concluyendo este prólogo nos permitiremos hacer algunas críticas puntuales y respetuosas al tratamiento que le da el profesor Olmedo Beluche a algunas coyunturas del proceso emancipatorio en el resto de Hispanoamérica. Mas particularmente a algunas referencias, secundarias en relación al objetivo general de la obra, sobre el proceso emancipatorio del Río de La Plata. No coincidimos con la contraposición que postula entre Castelli como un patriota «moderado» en relación a French y Beruti y sus chisperos como la expresión de un «radicalismo plebeyo» más radical. A nuestro juicio la fracción jacobina de la revolución rioplatense presentó, en los años iniciales de la revolución en el ex Virreinato del Río de La Plata, un programa y una acción más unitaria de la que el doctor Olmedo Beluche parece concederle. Una actuación en la cual Mariano Moreno luchó enérgicamente por la formación de un ejército revolucionario y por la soberanía del pueblo desde la Secretaría de Guerra de la Junta patriota y la redacción de La Gaceta. Castelli, como auditor de guerra, siendo el instrumento en el campo de batalla, combatiendo a los realistas en el Alto Perú y emancipando a las masas indígenas de sus cadenas seculares y French y Berutti agitando en la calle para favorecer la caída del poder virreinal agonizante. Se trata de esos mismos jacobinos que admiraron profundamente a los procesos revolucionarios de Venezuela y Nueva Granada. Los revolucionarios del Río de La Plata que en su prensa reprodujeron en extenso la Declaración de la Independencia de Venezuela y de Cartagena de Indias. Ese mismo patriotismo radical que en 1812 se expresó en las palabras inflamadas de Bernardo de Monteagudo, en la Sociedad Patriótica de Buenos Aires, en su doloroso homenaje a la vencida primera república venezolana que para los revolucionarios bonaerenses se había convertido en el horizonte mayor del proceso revolucionario que recorría el continente desde Nueva España hasta el Río de La Plata.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.