Mal acaba lo que mal empieza. Cuando una consultora que se declara a sí mismo objetiva, en este caso RAND Corporation, publica un estudio llamado «Piratería de películas, crimen organizado y terrorismo», algo comienza a oler inmediatamente mal. Y el tufo se eleva al cuadrado cuando uno descubre que dicho estudio ha sido encargado y […]
Mal acaba lo que mal empieza. Cuando una consultora que se declara a sí mismo objetiva, en este caso RAND Corporation, publica un estudio llamado «Piratería de películas, crimen organizado y terrorismo», algo comienza a oler inmediatamente mal. Y el tufo se eleva al cuadrado cuando uno descubre que dicho estudio ha sido encargado y financiado por la MPAA (Motion Picture Association of America), una asociación que representa nada menos que a seis de los grandes estudio de Hollywood (Walt Disney, Columbia, Paramount, Fox, Universal y Warner).
El resultado, como no podía ser de otra forma, es un estudio en el que la manipulación interesada, las mentiras y las omisiones se comen por completo a esa supuesta objetividad. Pero mejor empecemos por el argumento de fondo del estudio, que es exactamente el que muchos os podréis ya imaginar: la piratería de DVDs es un negocio de «bajos riesgos y altos beneficios» y usado por «grupos terroristas y bandas del crimen organizado» para financiarse. Muy bien, ¿cómo llegan a esta conclusión?
En primer lugar, usando los términos como mejor conviene a los intereses del estudio. Y lo más curioso de todo es que el propio estudio nos avisa de ello. Es decir, afirma claramente que va a manipular como mejor le convenga el significado de algunas palabras, y lo hace en una nota al pie en la página 3 del estudio (página 23 del PDF): «Los términos ‘piratería’ y ‘contrabando’ son usados de forma intercambiable en este estudio, aunque puede significar cosas distintas».
Y, en realidad, no es que puedan tener un significado distinto, sino que en efecto se refieren a fenómenos distintos. Por piratería, el estudio entiende «el acto de robar derechos intelectuales originales -en este caso, películas- a través de descarga o copia de un disco óptico legalmente producido». Teniendo en cuenta el contexto del estudio, es una definición bastante correcta (salvo por el hecho de que descargar películas no es ilegal en bastante países, siempre y cuando se haga compartiendo copias privadas y sin ánimo de lucro).
Con la defnición de contrabando, en cambio, la manipulación es muy clara. Y es que uno puede hacer contrabando con toda clase de productos, como tabaco, ropa o perfumes, por citar algunos casos habituales. En cambio, el estudio entiende por contrabando «la reproducción masiva de discos originales para su venta». La primera trampa ya está hecha: el estudio usa una palabra socialmente muy relacionada con el crimen, para aplicarla sólo al campo que le interesa.
La misma nota a pie de página intenta justificar el porqué de esta manipulación: «no insistimos en la distinción, porque el crimen organizado usa tanto la piratería como el contrabando para generar beneficios». El redactor del estudio nos prepara, de esta forma, para una segunda manipulación: ¿qué se entiende por crimen organizado? La respuesta aparece a partir de la página 11 del estudio (página 31 del PDF).
Aquí enumeran varias definiciones elaboradas por toda clase de organizaciones. En algunas predomina la idea que a pie de calle y a nivel judicial se tiene por crimen organizado: un«grupo organizado» o con una «estructura formalizada», cuyo objetivo consiste en «conseguir dinero a través de actividades ilegales». Pero luego se añaden por interés otras definiciones que hablan de «grupos de tres o más personas» o «grupos pequeños», que lejos de ser organizaciones tan amplias y estructuradas como la Mafia, por poner un ejemplo, pueden ser perfectamente personas que se asocian de forma puntual para realizar una actividad ilegal.
En TorrentFreak, incluso, llegan a afirmar que según varias de las definiciones que se exponen, el presidente francés Sarkozy podría ser perfectamente considerado como el «líder de un sindicato criminal», debido al uso ilegal que hizo de una canción durante actos políticos. O que la RIAA, el equivalente estadounidense a la SGAE, podría ser una «banda del crimen organizado», pues dicha organización actualmente está siendo enjuiciada por fraude y abuso legal, según comentan en TorrenFreak.
Puestos a manipular, se puede hacer en toda clase de sentidos. En lo que atañe a la MPAA, que ha pagado el estudio, convendría recordar también que a principios de 2007 dicha organización usó de manera ilegal un programa de gestión de blogs, por lo que también alguno podría valorar su relación con la piratería, el crimen organizado y el terrorismo. Y es que sí, el estudio también relaciona todos estos asuntos con el terrorismo.
Claro que la asociación entre todos estos fenómenos la pone la imaginación del autor del estudio, pues en los casos que se exponen como ejemplo, nunca se llega a relacionar la venta de DVDs piratas con la financiación de grupos terroristas. Y sin embargo, no tienen reparos en soltar perlas como que «los grupos terroristas han usado la piratería de películas para financiar sus actividades», dentro de un repertorio de recursos que también incluyen «drogas, blanqueo de dinero, extorsión y trata de blancas». Lamentablemente, las conexiones entre todos estos fenómenos nunca se desmuestran, sólo se sugieren.
Pero una de las afirmaciones más claramente manipuladas es ésta: «el pirateo de DVDs tiene un margen de beneficios superior al de los narcóticos y riesgos mínimos». De nuevo en TorrentFreak desmontan este argumento tomando como referencia uno de los casos en los que se apoya el estudio, en el que se incautaron 9.400 DVDs. Dicha mercancía pesaría cerca de media tonelada, y generaría unos ingresos de como mucho 94.000 dólares (a 10 dólares por disco, un precio bastante caro incluso para la calle). Pero según la policía de Cleveland, un solo gramo de cocaína se vende a pie de calle a 160 dólares.
Es decir, unos 600 gramos de cocaína generan más ingresos que media tonelada de DVDs. ¿Dónde está el mayor margen de beneficios y los riesgos mínimos que citaba el estudio? Pues en ninguna parte, de la misma forma que la mayoría de argumentos que usa el estudio no existen en el mundo real. Al fin y al cabo, no es más que una investigación pagada por quien tiene más interés en vincular piratería y crimen. El problema es que están llegando ya a un extremo de manipulación demasiado evidente.
Estudio completo en formato PDF: clic aquí para descargar
Vía: TorrentFreak