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¿Periodismo independiente?

Un mundo raro

Fuentes: Rebelión

El jueves 2 de mayo en San Cristóbal de las Casas (Altos de Chiapas), el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica junto con la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, convocó a participar en el «II Foro sobre medios de comunicación y movimientos sociales en Chiapas y Centroamérica»- Rumbo al V Foro […]

El jueves 2 de mayo en San Cristóbal de las Casas (Altos de Chiapas), el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica junto con la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, convocó a participar en el «II Foro sobre medios de comunicación y movimientos sociales en Chiapas y Centroamérica»- Rumbo al V Foro Social sobre Democracias Otras-. Participaron periodistas, fotógrafos, abogadas y académicas chiapanecas. El tema central giró en torno a las caravanas masivas de migrantes que se internan desde la frontera sur con destino hacia los Estados Unidos.

Organizado en tres mesas de exposición y debate (Movimientos sociales en defensa de la vida y el territorio, feminicidios y narrativa periodística y fotoperiodismo, desplazamientos forzados y migración centroamericana), las intervenciones pusieron el acento en el esfuerzo profesional por difundir otra narrativa a contracorriente de los medios ligados directamente al gobierno. Las posibilidades de ejercer un periodismo independiente y el uso de las nuevas tecnologías como forma de incidir en la sociedad. Sobre las mesas del salón, computadoras, micrófonos, celulares, pero también cuadernos de notas y plumas. Un periodista escribía con una llamativa pluma (bolígrafo) donde en color rojo y azul resaltaban las siglas USAID y PROVOCES.

PROVOCES es un proyecto financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, y tiene como objetivo central fortalecer las capacidades institucionales para mejorar el entorno de seguridad y protección de periodistas y personas defensoras de derechos humanos. Tienen presencia en Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Ciudad de México. En su página de internet se lee que «colaboran con organizaciones de la sociedad civil e iniciativas no gubernamentales que comparten el objetivo de promover mejoras de política pública y transferir capacidades de apoyo, acompañamiento y monitoreo a organizaciones locales.»

USAID y el Instituto Tecnológico de Monterrey (ITESM) firmaron el pasado mes de junio de 2018 un acuerdo de colaboración para proteger la labor periodística (El Universal 11/06/2018). Acompañaron el evento y fueron testigos de la firma del documento de colaboración, Cristina Ruelas, de la organización en defensa de los periodistas «Artículo 19» y Carlos Ventura del Centro de Derechos Humanos «Fray Francisco de Vitoria». Elisabeth Warfield, representante de USAID México declaró en conferencia de prensa que esta colaboración «es un tema que nos importa y compete a todos, como sabemos la defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión tienen un entorno complicado que demanda esfuerzos multidisciplinarios y proactivos».

De USAID no hay que extenderse mucho, sólo señalar que junto a la Fundación Nacional para la Democracia, está íntimamente ligada a los aparatos de inteligencia del Pentágono y a la promoción de organismos de la sociedad civil que dicen defender los derechos humanos. Con ese esquema de ONGs tienen presencia en todos los países latinoamericanos y se emplean a fondo para desestabilizar a Venezuela y Bolivia. En 2013 la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional fue expulsada de suelo boliviano.

México en guerra
En la izquierda mexicana son mayoría aplastante los que pululan con análisis y definiciones progresistas (se incluyen aquí los de la corriente del buenismo o la buena onda) y son muy pocos, ¿decenas?, los que parten de bases y conceptos anti imperialistas. Y con ese bagaje ideológico que se compone de vaciedades como sociedad civil, crisis de derechos humanos, globalización o esfuerzos multidisciplinarios y proactivos, no se percibe el centro de cuestiones como la migración o la reforma laboral, centro que se ubica en la renovación de lo que fue el Tratado de Libre Comercio, ahora conocido como T-MEC que dio el banderazo para la venta y saqueo de México cuyas políticas económicas, de regulación laboral y de Seguridad Nacional quedaron subordinadas a las directrices y prioridades ordenadas desde Washington. La recién aprobada reforma laboral y la política migratoria del gabinete de López Obrador tienen como eje de acción lo acordado recientemente en ese Tratado México-Canadá-Estados Unidos. Es más, ni siquiera en lo que se ha hecho público (30 de noviembre de 2018 ) sino en lo acordado por un selecto grupo de empresarios de los tres países interesados en lo que se conoce como «el cuarto de junto», o sea, las cláusulas secretas.

En el artículo publicado en esta revista digital en edición de este fin de semana y firmado por José Antonio Almazán González, secretario del trabajo en el Sindicato Mexicano de Electricistas SME , el también ex diputado federal por el PRD (2006-2009) afirma en referencia a la aprobación de la reforma laboral recientemente aprobada por el Congreso y el Senado mexicano:

«En efecto, dicho sin desdoro, buena parte de estas reformas laborales son resultado de compromisos del Estado Mexicano asumidos en el Tratado comercial México-Estados Unidos y Canadá, contenidos en el anexo 23-A; pero indudablemente responden igualmente a demandas que por décadas han enarbolado los trabajadores mexicanos. Con esta histórica reforma laboral las horas del charrismo sindical están contadas, pero su caída será por obra y voluntad de los trabajadores y del núcleo duro de la clase obrera en México. No olvidemos que la liberación de los trabajadores solo será obra de los trabajadores o no será.» ¿Es creíble la compatibilidad de un Tratado de Libre Comercio que destruyó la economía campesina y condenó a México a ser maquila de la producción foránea con el supuesto triunfo en las demandas del movimiento obrero? ¿Y es posible que sea sin desdoro? Si anulamos la visión de un México subordinado al Imperio se pueden hacer este tipo de afirmaciones y hasta más audaces.

La política de exterminio para someter al país y desalojar territorios en beneficio de las empresas mineras, la explotación petrolera o la industria turística (tres caras del extractivismo) no puede terminar por un cambio de sexenio y la buena voluntad de un presidente que desde sus conferencias mañaneras da por finalizado el neoliberalismo (18 de marzo 2019). Las líneas generales se siguen imponiendo desde un ejército federal y una Marina que desde hace 24 años ejercen funciones de policía, extienden el terror y son ejecutores o cómplices de crímenes de lesa humanidad y ahora se reciclan en Guardia Nacional profundizando la militarización del país que inició la guerra sacando en 2006 a 37 mil efectivos militares y contando en la actualidad con 220 mil elementos del Ejército, 40 mil de la Marina y la previsión de que en los próximos tres años se incorporen hasta 60 mil nuevos elementos que serán parte de la Guardia Nacional. Y se sigue practicando el terror, ahora con ataques en fiestas privadas como Minatitlan (Veracruz) y Chihuahua, o en domicilios particulares como en San Luis Potosí, donde el sadismo y la sangre fría de las ejecuciones hacen recordar la política de exterminio aplicada en la guerra de Guatemala contra las aldeas de los pueblos mayas. Y la muerte te abraza en cualquier asalto carretero o en un salón de clases de la UNAM en Ciudad de México, donde una bala perdida desde 300 metros atravesó el cuerpo de Aidee Mendoza, 18 años y estudiante del CCH Oriente de la UNAM el pasado 29 de abril cuando se encontraba en clase de matemáticas. Aideé es la tercera alumna del Colegio de Ciencias y Humanidades, CCH, asesinada en menos de un año y es el segundo caso que ocurre dentro de la Universidad Autónoma de México, UNAM.

Las líneas generales se siguen imponiendo para la educación, desde una clase empresarial que tuvo que ceder por las torpezas y prepotencia del gobierno de Peña Nieto y ante la resistencia planteada por los maestros de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, pero que ahora, aprovechando el «bono democrático» de que goza López Obrador deslizan su misma reforma educativa a la que le quitan las aristas punitivas contra los maestros, pero mantiene sus contenidos competitivos, empresariales y contempla un régimen de excepción para los profesores en lo que se refiere a su admisión, promoción y reconocimiento. Es significativo que la Concamín (Confederación de Cámaras Industriales) haya aplaudido la aprobación de las nuevas leyes educativas, la Confederación Patronal de la República Mexicana, Coparmex, que representa a más de 36 mil empresarios en todo el país, le encuentra «mejoras sustanciales» y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, SNTE, sindicato charro al servicio del gobierno de turno, se declara «ejército intelectual» de la cuarta transformación. El filósofo y militante de MORENA, Enrique Dussel, afirma que se trata del mismo perro con diferente collar. De todas formas, con el pendiente del periodo extraordinario de sesiones convocado para este miércoles 8 de mayo en el Senado, el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, ya dijo que «pese a las presiones de la CNTE, habrá reforma educativa; esa es una decisión de Estado.» (La Jornada, 3 de mayo).

La agenda de los derechos humanos
Desde que a finales de los ochenta se consolidó la derrota ideológica que dejó desorientadas o asimiladas a las corrientes de la izquierda con sus diferentes tradiciones anarquistas o comunistas, el tema de los derechos humanos pasó a ser para las nuevas generaciones combativas uno de los campos de batalla donde se encontraría el motivo e impulso para organizarse, denunciar atropellos y, en definitiva, aportar para ese mundo donde quepan muchos mundos. Frase que expresa voluntarismo y buenos deseos, pero que deja de lado la realidad de la lucha de clases y la crueldad de un imperialismo que en pocos años ha acelerado la espiral de violencia y vuelve a desempolvar la Doctrina Monroe. El Imperio estadounidense con su dominación ideológica desarrolla estrategias y difunde propuestas y agendas que son cortinas de humo para enmascarar la realidad. El enemigo se esconde tras un lenguaje conciliador, esquivo y difuso. Hablar de crisis de derechos humanos o crisis migratoria equivale a voltear para no reconocer quien nos impone la guerra. Firmar acuerdos de cooperación para protección de periodistas con organismos criminales como USAID es tener sentada a nuestro lado a una de las partes interesadas en que permanezca o aumente la violencia mientras vamos haciendo el recuento de los que caen y tenemos el derecho de reclamar justicia, expresar nuestro enojo o celebrar el Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo) el día después que se asesina al director y fundador de la radio comunitaria «El cafetal, la voz zapoteca» en San Agustín Loxicha, Sierra Sur de Oaxaca. Con Telesforo Santiago Enríquez van ya cinco periodistas asesinados en México durante este 2019.

Ya finalizado el Foro sobre medios de comunicación, camino por las calles de San Cristóbal, pisando los charcos que la primera lluvia, tras una prolongada y preocupante sequía, deja sobre el pavimento. Voy sintiendo y rumiando lo que he escuchado, los rostros de tantos que acumulan relatos y vivencias. La guerra, el trabajo infantil, migrantes en las esquinas, vendedoras de todo, boleamos su zapato, lleve su impermeable, lecturas del tarot y masajes en la calle, Walt Mart y Coca Cola.

Del interior de una cantina se escucha la sentida voz de José Alfredo Jiménez…
Y si quieren saber de mi pasado es preciso decir otra mentira

Les diré que llegué de un mundo raro.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.