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Un nuevo paro general

Fuentes: Rebelión

El pasado 9 de junio se cumplió el quinto paro general convocado por los gremios del transporte, las CGTs opositoras y la CTA de Pablo MIcheli. A pesar que la burocracia sindical no impulsó asambleas para que se pudiera decidir parar y la UTA amagó hasta último momento con levantar, la contundencia del paro fue […]

El pasado 9 de junio se cumplió el quinto paro general convocado por los gremios del transporte, las CGTs opositoras y la CTA de Pablo MIcheli.

A pesar que la burocracia sindical no impulsó asambleas para que se pudiera decidir parar y la UTA amagó hasta último momento con levantar, la contundencia del paro fue mérito de los trabajadores que tienen motivos para ir a la huelga: la inflación que no cede, los topes salariales, los jubilados que en su gran mayoría cobran $3.800, el enorme porcentaje de trabajadores en negro o precarizados, más el impuesto al salario que afecta a los sectores altos del proletariado en blanco, fueron razones más que suficientes para adherir.

Los bancos atendieron, a diferencia de la huelga anterior, pero por el paro de camioneros no hubo clearing ni recarga de cajeros automáticos. También influyeron en el éxito del paro los cortes y piquetes que hizo la izquierda desde las 5 hasta las 10 de la mañana en los puentes Pueyrredón y La Noria, el Acceso Oeste y la Panamericana, así como en el centro porteño y diferentes puntos del interior del país. Además, una vez concluidos los cortes, protagonizó una marcha desde el Obelisco al Ministerio de Trabajo.

El Jefe de gabinete, por la mañana, había apelado a una frase irónica para referirse a los piquetes de los trabajadores que son acompañados por la izquierda: «Lo esencial es invisible a los troskos». El diputado del FIT, Del Caño, le respondió: «Se ve que Aníbal Fernández no quiere ver los problemas que sufren los 280 trabajadores de la fábrica Worldcolor que luchan contra el intento de cierre y vaciamiento que lleva adelante la patronal. O a los trabajadores de la ex-Donnelley que exigen la expropiación de la fábrica para mantener los puestos de trabajo. Los obreros y delegados de Lear que enfrentan a las patotas sindicales del SMATA aliadas al Gobierno. Ni a los trabajadores de Kraft y Pepsico que están en lucha por romper el techo salarial, o a los obreros de la industria del neumático (Fate) que sufren suspensiones. Todos estos trabajadores son muy visibles, pese a que el Gobierno quiera ocultarlos».

Tampoco las CGT convocantes plantearon el apoyo a los trabajadores en conflicto, que sufren despidos como en Cresta Roja o Coca-Cola Femsa. Para los dirigentes se trata de mostrar fuerza buscando posicionarse con quien suceda a Cristina Kirchner. Desde el 31M recorren los despachos de los políticos patronales. El día anterior al paro, Hugo Moyano manifestó su aprecio por el neoliberal Mauricio Macri diciendo que hay sectores que «ya están trabajando» para lograr una «convivencia política y social con un eventual gobierno nacional conducido por Macri» y consideró necesario «dejar atrás los enfrentamientos».

Claroscuros de una jornada de lucha

Las estaciones de servicio permanecieron cerradas. Aunque el gremio de los gastronómicos adhirió al paro, en la Ciudad de Buenos Aires se vieron muchas confiterías y restaurantes abiertos, lo que fue motivo de burla a Luis Barrionuevo por parte de sus colegas, quienes además repudiaron sus declaraciones donde afirmó que: «En la época de los militares hacíamos paro, huelga, lucha, se conversaba, se negociaba, pero con este gobierno no tuvimos ninguna posibilidad de ningún tipo de diálogo». De esta forma, hizo explícita la colaboración de un sector de la burocracia sindical con la dictadura militar. No por nada, Barrionuevo fue designado «delegado normalizador» de la obra social del gremio de los trabajadores gastronómicos en 1979.

En numerosas plantas industriales donde los afiliados a la UOM son mayoría, la huelga se sintió con intensidad. En el caso de la industria automotriz las líneas no operaron. Ford y Toyota directamente decretaron asueto. En la industria siderúrgica, Acindar, con un piquete en la puerta, tampoco pudo producir y en Techint el acatamiento llegó al 45% en San Nicolás.

El paro fue total en los subtes. A pesar del alineamiento de la conducción mayoritaria del gremio al gobierno nacional, la medida de fuerza se sintió rotundamente en todas las líneas. El gremio de los trabajadores mercantiles, quienes firmaron hace poco sus acuerdos paritarios con el gobierno nacional, no adhirió a la medida, aunque el desarrollo de la actividad no se desenvolvió con normalidad, debido a la falta de transporte.

En la industria de la alimentación el acatamiento fue dispar, pero Kraft y Pepsico, donde tiene peso la oposición a Daer, estuvieron paralizadas. En Fate hubo paro pese a que la dirigencia ligada a la CTA oficialista llamó a no parar. En el polo aceitero de Rosario, que logró un aumento salarial del 36%, la huelga fue total.

La falta de transporte hizo que casi no hubiera actividad en el interior del país. En Rosario, a pesar de que algunos gremios como bancarios, empleados municipales y comercio no adhirieron, el paro se hizo sentir con fuerza por el acatamiento de los colectiveros, los recolectores de residuos, docentes -tanto provinciales como de universidades- y los trabajadores de la salud englobados en SIPRUS. La inactividad portuaria en el cordón industrial fue total. Los trabajadores despedidos de Liliana S.R.L realizaron un corte en pleno centro, en San Luis y Corrientes. La Corriente Clasista y Combativa (CCC) participó de varios cortes sobre la avenida de Circunvalación en las intersecciones con la autopista a Buenos Aires, Juan José Paso y Presidente Perón. El lunes por la tarde se realizó un acto frente a la Bolsa de Comercio. Allí Raúl Daz, Secretario Adjunto de la CTA y de ATE Rosario, aseguró que: «Los aceiteros son el ejemplo de cómo la organización colectiva, cuando está cohesionada, puede lograr los objetivos que se plantea». En el mismo sentido, señaló que ese sector, junto a los bancarios y otros gremios que pudieron superar los topes, «lo demostraron con organización y lucha, ya que nadie nos regala nada. Por eso repudiamos a aquéllos que traicionan la voluntad de los trabajadores acordando el pago en cuotas y el 27%, una miseria, teniendo en cuenta que el promedio salarial es de $6.500 en Argentina».

En Villa Constitución hubo tres cortes realizados en la Ruta 21, en el ingreso a Acindar sobre la localidad de Chapuy y el acceso a la localidad de Theobald, desde donde ingresan camiones a la metalúrgica. En la ciudad de Santa Fe distintos gremios realizaron piquetes en la capital y en la entrada al túnel subfluvial. También hubo cortes en Rafaela, sobre la ruta nacional 34 en el ingreso al Parque Industrial y en Reconquista, sobre la ruta nacional 11.

En Córdoba las plantas de Renault de Santa Isabel, Fiat de Ferreyra y Volkswagen no trabajaron. El delegado de esta última fábrica, Sergio Folcchieri, expresó que «fue un paro muy justo, que expresa la bronca de los trabajadores por los techos salariales que nos quieren imponer, que excede la discusión por Ganancias».

La paralización del transporte público (UTA) fue total y el gremio de choferes de corta, media y larga distancia (AOITA) también se sumó a la medida, que prolongó hasta el día jueves debido al fracaso de las negociaciones paritarias.

Asimismo, fue nula la actividad en el Aeropuerto Internacional Ingeniero Ambrosio Taravella por la adhesión de los empleados del Servicio de Control Aéreo del Aeropuerto Córdoba, nucleados en ATE. Este Sindicato comenzó la medida de fuerza el lunes al mediodía con una movilización al Ministerio de Trabajo de la Nación, delegación Córdoba. El Sindicato de Peones de Taxis también adhirió al paro. Fue total la medida en Camioneros, por lo que no hubo transporte de combustibles, caudales ni alimentos.

Además, se sumaron gremios kirchneristas, como el sindicato de recolectores de residuos (Surrbac) y Luz y Fuerza. El Sindicato de Empleados Municipales (Suoem) paró completamente por lo que las puertas del Palacio Municipal 6 de Julio permanecieron cerradas.

En las dependencias estatales de Pami y Anses la actividad fue casi nula y los hospitales sólo mantuvieron guardias mínimas.

A nivel nacional, también se hizo sentir el paro en la salud (sobre todo en las provincias) donde tiene peso ATE y en sectores de la administración pública provincial y nacional. Entre los maestros la huelga volvió a ser fuerte en ciudades como Rosario, La Plata y Entre Ríos, con un rol destacado de los SUTEBA opositores.

Para Omar Maturano de la Confederación del Transporte, los paros de 24 horas no conmueven a la Casa Rosada y habría que concretar uno de 36 horas con movilización, sin embargo, Hugo Moyano prefiere discutirlo en un plenario de regionales cegetistas que se desarrollará en dos semanas. Mientras tanto, el jueves comenzó la paritaria de camioneros donde irá por un aumento del 35%.

El día anterior al paro la CTA opositora realizó una marcha al mediodía ante las oficinas de Telefónica de la avenida Corrientes y Maipú en apoyo a los trabajadores de TGestiona (Telefónica Gestión de Servicios Compartidos) que enfrentan la venta de la empresa y la amenaza de despido a 700 trabajadores y de otros 70 pactados entre Telefónica y la UOCRA por organizarse en el marco de UETTel-CTA. No obstante, el gremio de los trabajadores telefónicos no adhirió a la medida.

La movilización luego se dirigió al Ministerio de Trabajo, junto con organizaciones sociales como la CCC. 

Sigue la discusión de los convenios 

El Gobierno no podía exponerse a llegar al quinto paro general con algunas paritarias claves en estado de ebullición. Por eso se flexibilizaron los firmes principios que sostuvo Axel Kicillof ante los primeros gremios K que pactaron sus salarios y el «modelo aceitero». Así fue que a dvirtió: «Hay que firmar, sí o sí, por el 27%». Y luego se resignó: «Al que no le guste, en todo caso, que firme por adicionales que eleven ese porcentaje».

Es la fórmula de «paritarias blue» que primero permitió el acuerdo de la UOM (un 27,8% que llegó al 36% en las categorías más bajas), luego se perfeccionó con los aceiteros (los primeros en romper el «techo» salarial, con un 27,8% más adicionales que elevan la mejora al 36%) y destrabó la negociación de los bancarios (también un 27,8%, más una compensación por Ganancias que lleva el aumento al 33%), incluso con los bancos privados de capital nacional (ADEBA), que se resistían a suscribir lo pactado la semana pasada. Por el Día del Bancario, por otra parte, los trabajadores percibirán una suma de entre $ 7.029 y $ 8.529, según categorías.

Lo que no queda claro es si el «modelo aceitero» también contemplará a los gremios opositores e independientes que están en plena negociación, después del paro general.

Los camioneros arrancaron la semana insistiendo en un 35% o, al menos, una cifra «con un tres adelante», pero la oferta empresaria fue del 26% en 3 cuotas. Los gastronómicos habrían consensuado con tres cámaras del sector un 32% en dos cuotas, pero no está definido aún si aquí regirá la fórmula de las «paritarias blue». El que más se acercaría a ese esquema camuflado de aumentos es el gremio de Alimentación, que así superaría el 30/32%.

La semana pasada en una reunión de la «mesa chica» de la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), el sello mayoritario de los gremios de la actividad resolvió que: «Si no hay respuestas en julio vamos a hacer un paro por 24 horas de cada uno de los medios de transporte, en días distintos de la misma semana», confirmó Omar Maturano, de La Fraternidad.

El que sí acordó la paritaria de la Federación Petrolera a la baja fue Alberto Roberti, el jefe de bancada del massismo en Diputados, lo que prueba que los candidatos presidenciales del ajuste coinciden con la política oficial, ya que también Florencio Randazzo y Daniel Scioli cuestionaron el paro del martes.

El martes 2 de junio Roberti acordó con la Cámara de la Industria del Petróleo (CIP) un incremento salarial de tan solo 17%, más una suma fija repartida en tres cómodas cuotas. Este acuerdo deja abiertas las negociaciones para reanudarlas recién el 1º de octubre, cuando se definirá el monto total de aumento salarial, dejando en claro que cualquier acuerdo tendrá vigencia a partir del 1º de noviembre, o sea, que pueden pasar varios meses sin que se defina el monto total del aumento paritario. Por si faltara poco, también se pactó una cláusula de «paz social» dejando atados de pies y manos a los trabajadores petroleros para cualquier medida de fuerza.

Mientras, Antonio Caló hace esfuerzos por contener el fuerte descontento en la conducción de la UOM por el cierre de la paritaria sectorial en el 27,8% establecido como tope por el Gobierno. En una decisión que podrían replicar otros sectores del gremio metalúrgico, las autoridades de la seccional Córdoba de la UOM pidieron formalmente a la cámara que agrupa a la industria metalúrgica de la provincia la reapertura de la paritaria con la intención de discutir un incremento salarial adicional de 5 puntos porcentuales para equiparar su aumento con el conseguido por la Asociación Bancaria (AB). 

«Hay un disconformismo general en todas las seccionales de la UOM porque se gana muy poco, el sueldo no alcanza y nos quedamos muy cortos con la suba de 27,8%», afirmó el titular del gremio metalúrgico cordobés, Rubén Urbano. El dirigente confirmó que el viernes 5 de junio, luego que trascendió el aumento logrado por los bancarios, una delegación de la UOM provincial entregó un petitorio a la representación empresaria sectorial solicitando abrir una negociación para discutir un porcentaje superior para el aumento salarial en la actividad.

Cristina aseguró que la pobreza en Argentina está por debajo del 5%

Lo hizo en su discurso ante la FAO, CFK aseguró que en Argentina se «erradicó el hambre» y que la pobreza se ubicaría por debajo del 5%, y la indigencia en un 1,27%.

Estas cifras se ubican en niveles similares a la última medición oficial del índice de pobreza que realizara el INDEC durante el segundo semestre de 2013. El 29 de octubre de 2013 la alquimia estadística arrojaba 4,7% de pobreza y 1,4% de indigencia.

Con estos índices, Argentina se ubicaría en un estándar superior a todos los países de la OCDE superando a Islandia (5,9%), República Checa (5,9%) y Dinamarca (6%).

En diciembre de 2014 la Junta Interna de ATE-INDEC publicaba un documento en el que calculaba cómo hubiera aumentado la pobreza si el INDEC hubiera continuado con el método tradicional de medición que fue dejado de publicar abruptamente. En dicho documento los técnicos estimaban que para el primer semestre de 2014 la pobreza alcanzaba a un 25,5% de las personas y al 18,4% de los hogares, en tanto que la indigencia alcanzaba al 5,5% de la población y 4,4% de los hogares.

En su último informe sobre distribución del ingreso, las cifras oficiales del INDEC estimaban que el 70% de las familias percibían ingresos inferiores a los 12.500 pesos mensuales, valor de la canasta básica familiar que estima la Junta Interna del INDEC. En tanto que la mitad de la población ocupada percibía menos de 5.000 pesos mensuales, es decir que la pobreza alcanza ya no solo a los desocupados, sino también a un amplio sector de los asalariados.

La mentira oficial es tan ostensible que, en las regiones históricamente más relegadas del país, las estadísticas públicas registran prácticamente la eliminación de la pobreza y la indigencia.

En el noroeste del país (Gran Catamarca, Gran Tucumán-Tafí Viejo, Jujuy-Palpalá, La Rioja, Salta, Santiago del Estero-La Banda), la incidencia de la pobreza, de acuerdo a los datos oficiales, afectó a 4,3% de las personas (3,6% de los hogares). La indigencia fue prácticamente eliminada con tasas cercanas a cero. Lo mismo se repite en el noreste del país (Corrientes, Formosa, Gran Resistencia y Posadas). Allí, aunque la pobreza comprendía a 8,7% de las personas, la tasa de indigencia fue menor a 2%.

En el Gran Buenos Aires la pobreza también se estaría extinguiendo. En el primer semestre de 2013, afectaba a 4,7% de las personas (3,7% de los hogares) y la indigencia a 1,6% (1,7% de los hogares), siguiendo siempre la ficción oficial.

La discontinuidad de la publicación de los índices condujo a funcionarios de primera línea del gobierno, como Aníbal Fernández o Axel Kicillof, a decir todo tipo de disparates.

Para el ministro de Economía el índice de pobreza «es una medida bastante estigmatizante».

Pero la cucarda al colmo fue sin dudas para el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien sostuvo que en Argentina hay menos pobres que en Alemania, tomando en cuenta las estadísticas del Statistiches Bundesamt, organismo alemán que calcula que el 16,1% de los alemanes están en situación de «riesgo de pobreza» porque ganan menos del 60% que el ingreso promedio del país. Lo que ocurre es que la comparación no es correcta, ya que ambos países siguen criterios diferentes. En Alemania se mide lo que se denomina pobreza relativa. Y en Argentina, la pobreza absoluta. Aquí es pobre quien no cubre con sus ingresos una canasta básica. Allí quien tiene menos ingresos respecto al promedio. Una persona en Alemania necesita ganar más de 892 euros por mes para eludir la pobreza, unos $ 9.000. 

 

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