Hoy 7 de Noviembre, en el 102 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, el Comité Central del Partido Comunista de México hace públicas las presentes Tesis «Un siglo de lucha de los comunistas en México» con motivo del Centenario del inicio de la etapa fundacional del movimiento comunista en México, y que fueron […]
Hoy 7 de Noviembre, en el 102 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, el Comité Central del Partido Comunista de México hace públicas las presentes Tesis «Un siglo de lucha de los comunistas en México» con motivo del Centenario del inicio de la etapa fundacional del movimiento comunista en México, y que fueron discutidas y aprobadas con enmiendas en nuestro IV Pleno. El PCM considera que estas Tesis son el inicio de un proceso de estudio y análisis riguroso militante que, desde el marxismo-leninismo es necesario hacer de la historia y desarrollo de la historia del primer Partido Comunista Mexicano, liquidado en 1981, así como de la lucha que viene librando la clase obrera por reorganizar su Partido Comunista.
En las presentes Tesis el PCM fija su postura por la reivindicación del Estado Mayor de la clase obrera: el Partido Comunista, las importantes aportaciones de los comunistas en el terreno de la lucha clases, el movimiento sindical y campesino, en los sectores populares, en las diversas expresiones del arte y la cultura, de las luchas democráticas y progresistas en nuestros país, de la práctica del internacionalismo proletario, de la lucha por el nuevo mundo del socialismo-comunismo; todo ello con un espíritu de reconocer que el primer PCM tuvo aciertos y errores que deberán ser estudiados para sacar lecciones útiles al presente periodo de lucha, con ello el PCM trabajará para que en el año 2021 (en que se cumplirá el Centenario del PCM – Sección de la Internacional Comunista) se cuente con una mayor profundización de estas Tesis.
1. Se cumplen cien años desde que en 1919 se iniciaran los esfuerzos para la organización de la Sección Mexicana de la Internacional Comunista, el Partido Comunista de México.
2. El desarrollo del capitalismo en nuestro país, acentuado durante el periodo del liberalismo, aceleró la conformación de la clase obrera en México, a pesar de distintas trabas que existían para el desarrollo de las fuerzas productivas. En el siglo XIX la industria era incipiente y a ese ritmo surgía el proletariado, y por tanto predominaba entre la clase obrera el artesanado. La férrea dictadura de Porfirio Díaz que se extendió por casi 30 años, hasta que fue derrocada en 1910, impidió la formación de sindicatos clasistas, reprimió brutalmente las huelgas y paros, ahogándolas en sangre, como en Cananea y Rio Blanco. Las cárceles estaban llenas de integrantes de la clase obrera, muchos eran asesinados «en caliente». En la imposibilidad de la vida sindical surgieron formas más limitadas de organización obrera, tal es el caso del mutualismo y otras, que fueron el vehículo para que entre el proletariado mexicano predominaran las ideas anarquistas.
3. Las ideas marxistas tuvieron entonces escasa difusión; tan solo existió una edición de El Manifiesto del Partido Comunista; las importantes obras de Marx y Engels no fueron conocidas en nuestro país sino hasta iniciada la segunda década del Siglo XX. Hubo un intento tardío de creación de un organismo vinculado a la II Internacional: el Partido Socialista de México dirigido por el socialdemócrata alemán Pablo Zierold.
4. Para confrontar a la dictadura de Díaz surgió el Partido Liberal Mexicano, donde predominaban las ideas anarquistas, pero por su composición social era un partido de la clase obrera, y aunque tuvo una estructura organizativa de dimensión nacional -a pesar de actuar en la clandestinidad y una prensa regular e influyente (Regeneración), padeció las limitaciones propias de esa corriente político-ideológica, y fue desplazado por la burguesía y la pequeña burguesía en la conducción de la Revolución democrático-burguesa de 1910. Entre las luchas que dirigió están la huelga de Cananea, en Sonora, y Río Blanco, en Veracruz; además varios estallidos insurreccionales en el norte del país; forjó también una red de colaboradores entre la población mexicana emigrada en los EEUU.
5. La Revolución democrático-burguesa tuvo por propósito entrar de lleno a la senda del desarrollo capitalista, la transformación de un país agrario-industrial en uno industrial-agrario; el proceso de concentración y centralización del capitalismo que abriera paso a la monopolización, dejando atrás la libre concurrencia. Para lograr esos objetivos la burguesía reformista dirigida por Madero, y el sector constitucionalista que dirigirían después Carranza-Obregón-Calles promovió en los objetivos antidictatoriales una alianza con fuerzas populares, -el campesinado, semiproletarios y franjas del proletariado, fuerzas radicales que imprimían al proceso revolucionarios sus objetivos y demandas; estas fuerzas, el zapatismo y el villismo, con otras, se agrupaban después del golpe de Huerta -promovido por el imperialismo norteamericano- en la Soberana Convención Nacional Revolucionaria. La indecisión de las fuerzas radicales en lo político y militar llevo al triunfo definitivo del sector constitucionalista, quien para favorecer su hegemonía, y con ella el pleno desarrollo del capitalismo, promovió una serie de reformas avanzadas: reconocimiento de derechos laborales, reparto agrario, educación pública, seguridad social; tal política de desarrollo social tenía como propósito reforzar la dictadura de clase, con la contención social preventiva, garantizando estabilidad al capitalismo en nuestro país por un periodo muy largo. Durante el periodo de la guerra civil, que finalmente culminó con la derrota militar del zapatismo en 1919, la clase obrera sin ir más allá de una conciencia economicista, sin consciencia para sí, sin partido, ni programa propio, no tuvo un rol destacado y sí un papel subordinado a las distintas facciones en lucha, en momentos inclusive, actuando contra aquellos, que como el zapatismo y el villismo podían ser sus aliados naturales.
6. El desarrollo capitalista internacional entró paralelamente en la etapa del capitalismo monopolista: el imperialismo, su fase superior; ello maduró las condiciones objetivas para iniciar el transito histórico del capitalismo al socialismo, el cual tuvo comienzo con la Gran Revolución Socialista de Octubre, del 7 de Noviembre de 1917, dirigida por Lenin y el Partido Comunista Bolchevique que llevó a la clase obrera al poder, continuando la hazaña de la Comuna de Paris que en 1871 intentó por vez primera el asalto al cielo.
7. El triunfo revolucionario de Octubre en Rusia, el inicio del poder soviético, fortaleció a los partidos, organizaciones y grupos revolucionarios que en el seno de la II Internacional libraron una lucha sin cuartel contra el oportunismo, el revisionismo y el reformismo. La bancarrota definitiva de la II Internacional se dio por su actitud ante la Primera Guerra Mundial, primera guerra imperialista, en que se abandonó totalmente el internacionalismo proletario, y se apoyó la lucha interburguesa de las naciones en pugna, condenando a la clase obrera a enfrentarse entre sí, a derramar su sangre por uno u otro polo imperialista en disputa. Tales partidos, organizaciones y grupos revolucionarios que hicieron esfuerzos extraordinarios por restablecer sus características marxistas y enriquecerlas en las nuevas condiciones, entre los que destacaban los bolcheviques rusos, y los espartaquistas alemanes, antes agrupados en Zimmerwald y Kiental, dieron pasó en Marzo de 1919 a la fundación de la III Internacional, la Internacional Comunista, que hasta 1943 en que existió, cumplió la importante tarea de universalizar el marxismo, enriquecido como marxismo-leninismo, llevando la consciencia socialista y el programa comunista a los cinco Continentes, a todos los países, en todos los idiomas, en las más adversas condiciones, haciendo consciente al proletariado mundial de su misión histórico-universal; además la Internacional Comunista contribuyó a la formación de los partidos comunistas en todo el planeta, cualificando la lucha de los trabajadores en cada país y a escala internacional. Esas contribuciones de la Internacional Comunista -además de poner de pie la lucha anticolonial y contribuir a la lucha para la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial- son también en nuestros tiempos un factor positivo en favor de la clase obrera en su conflicto socioclasista con el capital.
8. La Gran Revolución Socialista de Octubre, y la creación de la III Internacional fueron factores fundamentales en el inicio del movimiento comunista en nuestro país que llevarían a la formación del Partido Comunista de México, Sección de la Internacional Comunista en Abril-Diciembre de 1921.
9. El poder obrero, el poder soviético, la dictadura del proletariado, inspiraron a los trabajadores de todos los países, México entre ellos, a plantearse la necesidad de un Mundo Nuevo. Tal influjo llevó a la formación del Grupo de los Hermanos Socialistas Rojos, y a la agitación en favor de las ideas del socialismo. Distintas colectividades, agrupamientos, organizaciones políticas y sindicatos convocaron a la realización del Congreso Nacional Socialista que se reunión del 25 de Agosto al 4 de Septiembre de 1919. Aunque es claro el desconocimiento y la confusión sobre las ideas esenciales del marxismo, en los documentos de tal Congreso, es notable el instinto de clase que termina decantando las tendencias en favor de la Internacional Comunista frente a la II Internacional y media, y la convicción en pro del partido político de la clase obrera. La labor del Grupo de los Hermanos Socialistas Rojos y el Congreso Nacional Socialista pueden considerarse la etapa fundacional del movimiento comunista en nuestro país.
10. El Congreso Nacional Socialista arrojó dos resultados: El Partido Nacional Socialista (semanas después renombrado como Partido Socialista de México), dirigido por Joseph Allen y M. N. Roy, y el «Partido Comunista de México», dirigido por Linn A. Gale. El 24 de Noviembre de 1919 el Partido Socialista de México decidió adoptar el nombre de «Partido Comunista Mexicano», y con el aval de M. Borodín -enviado de la III Internacional- quien tenía un conocimiento superficial de la situación del movimiento obrero y comunista de nuestro país, delegó a tres representantes ante el II Congreso de la Internacional Comunista. El «Partido Comunista Mexicano» tenía por órgano de prensa El Soviet, y el «Partido Comunista de México» tenía El Comunista de México.
11. Ante las protestas de la IWW de los EEUU y de distintas organizaciones obreras de México, sobre la representatividad del «Partido Comunista Mexicano», una vez concluido su Segundo Congreso, el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista decidió enviar a cuadros experimentados – Francis Philips, Sen Katayama y Louis Fraina – a determinar la realidad del movimiento obrero y comunista de nuestro país, también con la tarea de formar la Agencia Panamericana de la III Internacional con sede en México. Tales cuadros venían bajo la conducción del comunista japonés Sen Katayama, de larga experiencia en el movimiento obrero internacional y en la propia II Internacional en su etapa positiva, de cuya dirección hizo parte.
12. Siguiendo las orientaciones del II Congreso de la Internacional Comunista, sobre todo las 21 Condiciones de Ingreso, el camarada Katayama se da a la tarea de lograr la unidad en un solo partido del «Partido Comunista Mexicano» y del «Partido Comunista de México». La represión estatal de Abril de 1921 descabeza tales partidos, y viene a mostrar que en realidad son grupos endebles, que en los hechos dejan de existir. A pesar de todo dejan un fruto que vendría a ser el cimiento sobre el que se edificará el partido marxista-leninista en nuestro país: la Federación de Juventudes Comunistas de México.
13. Los informes del camarada Sen Katayama a la Internacional Comunista son de gran importancia para determinar objetiva y verazmente la situación del movimiento comunista en nuestro país en esos años 1919-1921: ambos «partidos» llamados comunistas, el dirigido por Allen y el dirigido por Gale, a pesar de sus buenas intenciones, eran simplemente grupos con escasas posibilidades de desarrollo. Entre sus integrantes, además de un bajo nivel ideológico, sus cualidades personales eran lejanas de las del cuadro partidario, del revolucionario profesional. Gale, por ejemplo, a la primera oleada represiva, consistente exclusivamente en la deportación, abjuró de las ideas que pregonaba, y se alejó definitivamente del proceso de formación del Partido Comunista; en cuanto a Allen, desde hace 30 años se sabe que era informante de la Embajada de EEUU con relación a asuntos del Ejército mexicano, pero lo realmente grave -y es comprobado con documentos recientes- es que comprometió información de la vida interna del movimiento comunista y entregó datos de los camaradas enviados por la III Internacional, facilitando la aprehensión y deportación del camarada Philips.
14. Sorteada la ola represiva de Abril de 1921, teniendo claro que habría que empezar de nuevo, y partir prácticamente de cero, bajo la conducción del camarada Sen Katayama, se inició un trabajo muy serio y profundo de difusión de la teoría comunista, y una labor organizativa que colocó los cimientos reales de la formación del Partido Comunista de México, Sección de la Internacional Comunista, denominación ajustada a las 21 Condiciones de la Comintern. Sobre la base de la juventud comunista, la FJCM, se agrupan los comunistas que habrán de constituir el PCM, en su primer Congreso, los últimos diez días de Diciembre de 1921.
15. A diferencia de la idílica versión de que sin conocimiento de la teoría marxista, de la noche a la mañana brotó el 24 de Noviembre de 1919 el Partido Comunista, la verdad histórica muestra las siguientes conclusiones: 1) el Partido Comunista de México fue resultado directo de la acción de la Internacional Comunista y sus cuadros desplegados en México, de manera destacada el camarada Sen Katayama, quien con justeza histórica debe ser considerado uno de sus reales fundadores: difusor de las ideas marxistas-leninistas por primera vez en nuestro país, y de su aplicación para análisis de la lucha de clases y la realidad nacional, organizador del movimiento sindical, y por sobretodo organizador del partido comunista.
16. El Partido Comunista, como partido de la clase obrera, es por su esencia y formas organizativas un partido de nuevo tipo, una organización de revolucionarios profesionales; es obra de la III Internacional haber universalizado la experiencia del Partido Comunista Bolchevique. Y es a la III Internacional a quien la clase obrera mexicana reconocerá una deuda eterna por su contribución para la construcción de su partido revolucionario. Es sobre ese fundamento que la clase obrera de México erige día a día desde entonces su propia experiencia y tradiciones combativas en antagonismo con el capital.
17. Liberados de la influencia negativa del XX Congreso del PCUS que buscó imponer la tesis de las especificidades nacionales y las particularidades, y que en la historia de los partidos comunistas colocó el argumento artificial de que el papel de la III Internacional fue secundario, e inclusive negativo para el desarrollo del movimiento comunista en cada país, tergiversando debates, hoy nos queda claro que el proletariado mundial, y el de México, tiene mucho que reconocer a la gloriosa Internacional Comunista.
18. Estamos empeñados en estudiar, comprender y extraer lecciones de la actividad del Partido Comunista de México, Sección de la Internacional Comunista (renombrado a partir de 1943 como Partido Comunista Mexicano) desde sus albores, hasta su liquidación en 1981; asumimos la continuidad de esa histórica lucha, con sus aciertos y errores: para la clase obrera y los marxistas-leninistas las enseñanzas de nuestra historia son básicas en los objetivos contemporáneos para la conquista de nuestro objetivo emancipatorio, el socialismo-comunismo.
19. A lo largo del siglo XX, y durante estos cien años de actividad, los comunistas han enriquecido la acción política del proletariado mexicano, y su ausencia la empobreció. La existencia del Partido Comunista es la única garantía para que la clase obrera y el conjunto de explotados y oprimidos puedan romper con las cadenas del capitalismo, tomar el poder, y construir el Mundo nuevo.
20. El movimiento obrero y sindical fue activo y victorioso en sus luchas y reivindicaciones sobre la base de las orientaciones sindicales y la actividad de los cuadros sindicales organizados con la política de los comunistas; objetivos clasistas, unitarios, democráticos, combativos, dieron a los trabajadores mexicanos un rumbo cierto, victorias. Los comunistas a través de distintas experiencias, como la Federación Comunista del Proletariado Mexicano, la CSUM (Confederación Sindical Unitaria de México), el Comité Nacional de Defensa Proletaria, y por algún tiempo la Confederación de Trabajadores de México, organizaron al proletariado industrial del petróleo, la minería, el sector metal-mecánico, los ferrocarrileros; a los trabajadores de la educación, de textiles, los transportistas etc. Contribuyeron a la unidad sindical, a la mejora de las condiciones de trabajo y nivel de vida de la clase obrera y sus familias; con la presencia de los comunistas en el movimiento obrero y sindical, con flujos y reflujos, hay un rumbo cierto, responsable, clasista. También fue por la acción programática de los comunistas que el movimiento obrero impulsó la estatización y nacionalización de ferrocarriles y petróleos. Los comunistas han sido los más consecuentes en la lucha por la independencia de clase, por la unidad y democracia sindical, en la acción intransigente por los derechos sindicales y laborales y en la lucha concreta en los centros de trabajo contra el capital, contra el charrismo y el atropello por parte del Estado burgués de las luchas proletarias. Rendimos homenaje al importante aporte obrero y sindical de Julio Antonio Mella, David Alfaro Siqueiros, Miguel Ángel Velasco, Valentín Campa, Othon Salazar, entre miles de cuadros y activistas. Honor y gloria a los que fueron asesinados, como es el caso de los comunistas en el barrio de San Bruno en Xalapa, de los maestros desorejados por los cristeros, de los reprimidos y encarcelados en cada lucha, como los ferrocarrileros del 58 y los del movimiento magisterial.
21. En el movimiento campesino la política de los comunistas llevó a la lucha organizada, primero como ligas de resistencia, y después armadas, contra las guardias blancas, desatando la unidad campesina que promovió de manera importante el reparto agrario, sobre todo en importantes zonas de Veracruz, Coahuila, Michoacán. El movimiento campesino bajo la conducción de los comunistas fue determinante para la derrota los levantamientos militares reaccionarios del ala derecha de los caudillos burgueses. Honor y gloria a los mártires veracruzanos, a Úrsulo Galván, José Cardel, a Primo Tapia, José Guadalupe Rodríguez, a Rubén Jaramillo Ménez.
22. En la lucha por la emancipación de la mujer los comunistas han tenido también un papel de vanguardia; tanto en la lucha por los derechos de la mujer, a votar y ser votada, a la participación política, como en el derecho al divorcio, al aborto; las comunistas desde la fundación del Partido Comunista tuvieron un papel destacado, en la conducción, en la elaboración y en la acción revolucionaria, mientras en los partidos burgueses era relegada, o a lo mucho una figura decorativa.
23. Entre la juventud y los estudiantes el papel de los comunistas tiene un indudable reconocimiento, con la lucha unitaria antifascista, que dio nacimiento a las Juventudes Socialistas Unificadas de México y a organizaciones estudiantiles en universidades y normales (FECSUM). Pero sobre todo en los años 60, al promoverse la fundación de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos y por todo el aporte al movimiento estudiantil de 1968.
24. En el arte y la cultura el aporte de los comunistas ha constituido una de las mayores glorias del proletariado y de la propia cultura nacional: el muralismo, el grabado, la poesía, el teatro, la literatura, la música, dejan aportes que enriquecen la cultura universal. Siqueiros, Rivera, Frida Kalho, Silvestre Revueltas, Rosaura Revueltas, José Revueltas, José Mancisidor, Juan de la Cabada; además de la creación artística y cultural, también destacó la labor de organización de los trabajadores del arte y la cultura, primero en la Liga de Intelectuales Proletarios, luego en la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y luego en formas sindicales como la Asociación Nacional de Actores -ANDA.
25. La conquista de libertades formales, anteriormente restringidas por el autoritarismo del gobierno, la anulación del delito de disolución social, y otras manifestaciones antidemocráticas y anticomunistas del Estado mexicano fueron una conquista del movimiento obrero y del Partido Comunista.
26. Los comunistas también han cumplido solidariamente, bajo el principio del internacionalismo proletario, en dar su aporte a la organización de los comunistas en otros países: en el primer Partido Comunista de Cuba, en el de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras), y en los Partidos Comunistas de Venezuela y Ecuador. Además destacaron por su apoyo, hasta que las contradicciones fueron insalvables, a Cesar Augusto Sandino y la lucha por la libertad de Nicaragua, a la Liga Antiimperialista de las Américas, a la lucha de la República en España contra el fascismo, enviando grandes cantidades de ayuda material y cientos de combatientes -los más a las filas del Ejército Popular, y también algunos a las Brigadas Internacionales-; la solidaridad y apoyo a la construcción socialista en la URSS, el apoyo a las revoluciones China, Vietnamita, Cubana, y en general el apoyo a todos los pueblos en lucha. Ello fue opacado en los últimos años de vida del primer PCM por la conducta antisoviética de los influenciados por el eurocomunismo, sin embargo no oculta lo esencial: los comunistas de México han sido leales al principio marxista-leninista del internacionalismo proletario.
27. El aporte de los comunistas en el siglo XX es innegable, y la disolución/liquidación del PCM en 1981, y la ausencia por más de una década de la actividad comunista organizada, empobreció la vida política de México, e inclinó temporalmente la lucha de clases en favor de la burguesía. Absolutamente nadie tenía, ni tiene derecho a poner fin a la existencia del Partido Comunista, que es el resultado de varias generaciones, de la actividad de miles de cuadros que en condiciones heroicas trabajaron por organizar en todo el país al partido de la clase obrera.
28. La liquidación del Partido Comunista Mexicano, en su XX Congreso en 1981, sin embargo es el resultado de una larga crisis, de casi cuatro décadas, en las que fueron anidando las posiciones reformistas y revisionistas y se fue alterando su composición de clase. Es nuestro deber estudiar todo ese periodo y responder desde la posición marxista-leninista a la deriva para obtener las lecciones necesarias para la lucha de clases.
29. A pesar de la represión, del asesinato y encarcelamiento de militantes y cuadros, la Sección Mexicana de la Internacional Comunista emergió como un fuerte partido, con influencia entre el proletariado, con un periódico, El Machete, que sorteo el vendaval y la tormenta de 1929 a 1934. A diferencia de lo que se expresa, durante el lapso que va del V al VI Congreso de la III Internacional, llamado por el revisionismo como el periodo sectario de clase contra clase, el Partido Comunista de México se fortaleció orgánicamente y construyó fuertes vínculos con el proletariado, debido a las decisiones de su V Congreso de centrar toda su actividad en la clase obrera; es en ese momento el PCM un partido de 6000 militantes, y a través de la CSUM, fuerza dirigente del proletariado industrial, y una de las fuerzas principales del movimiento obrero. En 1935 al sesionar el VII Congreso de la Comintern y adoptarse de la línea del frente popular se produce un desajuste en la actividad del PCM, pues en solo 3 años su militancia aumenta a 30,000 militantes y su periódico alcanza el tiraje de los 50,000 ejemplares, pero es un crecimiento que descuida el elemento cualitativo. En primer lugar, la tesis leninista de la disyuntiva de ideología socialista o ideología burguesa llevada adelante en nuestro país, la teoría marxista-leninista en que hasta entonces se fundó la construcción partidaria, hace concesiones a la ideología burguesa de la Revolución Mexicana, y las posiciones clasistas son dejadas de lado por un discurso patriótico y coincidente con el del nacionalismo revolucionario, que es en ese momento la ideología oficial del Estado mexicano; la materialización del Frente Popular, se considera como la unidad con el cardenismo en el nuevo partido burgués, el Partido de la Revolución Mexicana; por mantener la unidad en el movimiento obrero se ceden posiciones que por correlación de fuerzas corresponden al sindicalismo clasista para entregarlas a la corriente oportunista del lombardismo y a los protegidos de éste, los gánster sindicales que terminarían apropiándose de la CTM; se disuelve la juventud comunista en la JSUM, proceso unitario que no requería de la desaparición de la cantera de cuadros del Partido. Esta política fue un desastre pues se introdujo una fuerte confusión en la clase obrera con las alianzas interclasistas, la pérdida de independencia de clase del proletariado, y la misma autonomía del Partido fue puesta en cuestión. Esta desviación caracterizada equivocadamente entonces como oportunista-sectaria se intentó resolver con el Congreso Extraordinario de 1940: Resolución apresurada e inexacta -pues no corrigió las bases ideológicas de la desviación, ni las orientaciones políticas erradas- abrió paso a un periodo de división y crisis partidaria.
30. En los años 40, al igual que otros PC de América -PC de los EEUU, PC de Chile, Cuba, Colombia- el PCM resultó afectado por el browderismo, considerando que el frente con las burguesías para enfrentar al fascismo era un periodo que se extendería en la posguerra, y que los partidos comunistas resultaban prescindibles como partidos de la clase obrera, planteando su reconversión a clubes de difusión de las ideas socialistas y clausurando su intervención directa en los centros de trabajo y en el movimiento obrero. El PCM disolvió sus células fabriles. Por la izquierda, y en ciertos aspectos con una crítica correcta se formó el Movimiento de Reivindicación del Partido Comunista, con cuadros expulsados que hacían parte del CC y de las instancias ejecutivas. Esta escisión andando el tiempo se fusionaría con Acción Socialista Unificada (los expulsados de 1940) dando paso a la formación del Partido Obrero Campesino de México; y dos partidos comunistas existieron paralelamente, el PCM y el POCM.
31. A pesar de todo el PCM, hacía grandes esfuerzos por remontar su crisis, y la dirección que encabezaba Dionisio Encina, podemos caracterizarla como clasista y comprometida sinceramente con la causa del comunismo, independientemente de los desaciertos que provenían de estrechez teórica, supo mantener en alto la bandera del Partido Comunista, en periodos de macartismo y represión anticomunista.
32. A partir del XX Congreso del PCUS, se impulsó con base en la plataforma revisionista de ahí surgida (negación de las leyes generales de la Revolución, camino pacífico y parlamentario al socialismo, diversidad de vías nacionales al socialismo, coexistencia pacífica con el imperialismo, coexistencia de relaciones mercantiles con la construcción socialista, etc) -y reforzada por el XXII Congreso del PCUS- el cambio de direcciones partidarias que le presentaran resistencia, tal era el caso de la presidida por Encina en México. La Resolución del XII Congreso del PCM es una confesión de parte: una minoría del Comité Central, actuando contra la mayoría, impulsada por la corriente oportunista del XX Congreso del PCUS toma por asalto la dirección del PCM, aprovechando el encarcelamiento del camarada Encina quien es abandonado a su suerte; y lo mismo pasó en otros partidos, de América y Europa.
33. Tenemos la necesidad de profundizar más en ese periodo, para asimilar la forma en que el PCM fue mutando del marxismo-leninismo hasta adoptar el eurocomunismo, renunciar a la dictadura del proletariado y al camino revolucionario para la toma del poder y a la construcción socialista como objetivo; la manera en que modificó su composición de clase hasta convertirse en una formación política de las capas medias. Los zigzags políticos que le llevaron a la ecléctica posición de desaparecer el partido de clase para sustituirlo por una formación amorfa de la izquierda, lo que propinó un duro golpe al proletariado mexicano, pues el PSUM-PMS-PRD fueron ya organizaciones de la socialdemocracia. También debemos profundizar en el estudio de las organizaciones que intentaron remontar esa mutación del PCM y luchar por la revolución socialista en México desde el marxismo-leninismo por medio de la lucha armada. En el Grupo Popular Guerrillero de Arturo Gámiz y Pablo Gómez, el Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento de Lucio Cabañas, y la Liga Comunista 23 de Septiembre que tuvo como ideólogo a Raúl Ramos Zavala. Es necesario extraer la experiencia de esos procesos para nuestra propia estrategia revolucionaria. Particularmente hacemos un reconocimiento a la claridad del análisis del II Encuentro en la Sierra Heraclio Bernal, donde participó Gámiz y Gómez, que establecía una caracterización del desarrollo del capitalismo en México, su monopolización y las tareas estratégicas para el proletariado que de ello derivan
34. Nuestro compromiso es llegar a 2021, cuando se cumpla un siglo del Primer Congreso del Partido Comunista de México, Sección de la Internacional Comunista con un balance completo de la historia del primer PCM, desde las categorías del materialismo histórico.
35. Por supuesto, rendimos homenaje a los miles y miles de mujeres y hombres comunistas, a los obreros revolucionarios, a los campesinos en lucha, a los intelectuales y artistas que nutrieron el esfuerzo por la construcción del PCM. Rendimos homenaje a Manuel Díaz Ramírez, Rafael Carrillo Azpeitia, Juan José Martínez (Julio Antonio Mella), Julio Gómez (Rosovsky), Hernán Laborde, y Dionisio Encina, todos ellos secretarios generales de la Sección Mexicana de la Internacional Comunista, y aunque no fue Secretario General, a Sen Katayama, insistimos, por ser quien más contribuyó a la fundación.
36. Pero si no asistía ningún derecho a quienes en el XX Congreso del PCM en 1981 a dar por concluida una obra del proletariado, si asiste el derecho y la obligación al proceso por su reorganización; el cual inicia el 20 de Noviembre de 1994, con el llamado a construir un Partido de los Comunistas Mexicanos.
37. Este proceso reivindicador de la necesidad del partido de la clase obrera, de ideología marxista-leninista, en lucha por la toma del poder por los trabajadores y por la Revolución Socialista, estuvo atrapado en sus primeros años por los marcos ideológicos que imperaron en el movimiento comunista internacional derivados de las plataforma oportunista del XX y XXII Congreso del PCUS, y en consecuencia atrapado en el circulo vicioso previo a la perestroika que como camisa de fuerza impedía al Partido de desplegar sus objetivos y desarrollarse. Era necesaria una ruptura que permitiera que el PCM recuperara su carácter marxista-leninista, la identidad comunista y su naturaleza clasista e internacionalista.
38. Precisaba en primer término la asimilación plena, sin deformaciones de la teoría planteada por los clásicos del marxismo-leninismo, dejando de lado algunas influencias iniciales del «marxismo occidental», remanentes del eurocomunismo. Cuestión de vida o muerte fue -y es- el combate al oportunismo, al revisionismo y al reformismo, así como a las corrientes ideológicas antiproletarias.
39. En segundo término se requería, con base en el materialismo histórico y dialéctico, y la economía política dar una respuesta sobre el proceso contrarrevolucionario que llevó al derrocamiento temporal de la construcción socialista en la URSS y otros países de Europa, Asía y África; explicar la crisis de la Revolución Mexicana y su ideología, y desenvolver la crítica al capitalismo que llegó ya a sus límites históricos. Elaborar un nuevo Programa partiendo de explicar el grado de desarrollo capitalista contemporáneo en nuestro país. Se trata de asuntos vitales, sin los cuales la unidad ideológica, programática y orgánica era inconquistable, y tampoco podía darse respuesta de la noche a la mañana.
40. Tales debates se sincronizaron con los que en el movimiento comunista internacional también se dan, y llegar a conclusiones fue un proceso de varios años. En nosotros maduraron las premisas entre 2005 y 2010, cuando estuvimos listos para dar un nuevo paso, y realizar nuestro IV Congreso, en el que se recuperó el histórico nombre de Partido Comunista de México.
41. Llegamos a la conclusión de que México es un país de pleno desarrollo capitalista, que ocupa un lugar intermedio en el sistema imperialista, con monopolios que son dominantes en algunas ramas de la economía imperialista internacional, donde el antagonismo fundamental es el que se da entre capital y trabajo, y donde están ya maduras las condiciones objetivas para el derrocamiento del capitalismo y la construcción del socialismo-comunismo. Encontramos fuera de la realidad los análisis que siguen considerando que nuestro país es dependiente o semicolonial, derivando de ahí la contradicción nación/imperialismo y sus tareas programáticas derivadas de alianza con sectores de la burguesía y la socialdemocracia. Para los comunistas hoy está en clara perspectiva la necesidad de un frente anticapitalista y antimonopolista, y una alianza de la clase obrera con los sectores populares y pueblos originarios para plantearnos las tareas estratégicas que pongan fin a la explotación.
42. Estamos convencidos que las relaciones mercantiles y las socialistas son incompatibles, y que las primeras son las bases en las que se han fundado los procesos contrarrevolucionarios.
43. No nos dejamos atrapar por la falsa disyuntiva de que en los pueblos hay que elegir entre gestión neoliberal o gestión keynesiana, pues ambas son formas en que el capitalismo puede desenvolverse, e inclusive alternarse, siempre y cuando se asegure la dominación de las masas, y lo que es preciso y urgente es una alternativa claramente anticapitalista que es la que proponemos los comunistas.
44. En el Mundo actual, aún y con ropajes nuevos (globalización, mundialización, etc) sigue vigente el análisis leninista sobre el capitalismo de los monopolios: el imperialismo, y su tendencia intrínseca a la guerra y la barbarie. Es una tarea imprescindible continuar el camino de Octubre de 1917: romper más eslabones débiles de la cadena imperialista, irrumpir con nuevas revoluciones socialistas, y forjar el Mundo Nuevo a imagen y semejanza de la clase obrera.
45. México que es un eslabón débil del sistema imperialista, donde existen las condiciones objetivas para la nueva sociedad, que tiene un desencuentro con las condiciones subjetivas, las que únicamente pueden madurar a condición de la existencia de un partido comunista que en la lucha sin cuartel contra la dictadura de clase de la burguesía sepa conquistar el papel de vanguardia de la clase obrera y sus aliados.
46. Tal Partido es el empeño de la reorganización que hemos emprendido, y que cumpliendo ya 25 años nos pone en perspectiva que la tarea revolucionaria puede ser cumplida. Es nuestro derecho y deber hacer del Partido Comunista de México la fuerza dirigente de la próxima Revolución, necesaria e impostergable.
47. El Partido Comunista, es el partido de la clase obrera, su carácter clasista es irrenunciable; el Partido Comunista es un partido marxista-leninista, porqué es la ideología de vanguardia, el análisis científico para la transformación revolucionaria; el Partido Comunista es el partido de la Revolución, porqué se propone el derrocamiento violento del sistema capitalista que explota y oprime; el Partido Comunista es el partido del socialismo, porque lucha por la sociedad socialista-comunista que con la dictadura del proletariado y el poder obrero combata a cada paso las relaciones mercantiles, socialice los medios de producción concentrados y se base en la planificación central de la economía; el Partido Comunista es el partido del internacionalismo proletario, esto es el que trabaja incansablemente para coordinar esfuerzos en el movimiento comunista internacional para elaborar una estrategia revolucionaria para que la clase obrera internacional lleve adelante sus objetivos históricos de transformación del Mundo.
48. Hoy con la clase obrera, con la juventud trabajadora, con la mujer trabajadora, con los migrantes, con los desempleados, trabajemos sin descanso por el fortalecimiento del Partido Comunista de México, rindiendo así el mejor homenaje a los cien años del movimiento comunista en nuestro país que se cumplen en 2019, y preparando el centenario de la formación del PCM en Diciembre del 2021.
¡Un siglo de lucha de los comunistas de México! ¡Fortalecer al PCM para derrocar el capitalismo y construir el socialismo-comunismo!
¡Proletarios de todos los países, uníos!