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Un triunfo de la lucha del movimiento democrático

Fuentes: Rebelión

A Manuel Aguilar Mora y a Claudio Albertani   Con base a los recientes acontecimientos en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) todo parece indicar un triunfo del grueso de la comunidad estudiantil y magisterial (Consejo Estudiantil de Lucha, Foro Académico y Trabajadores en Lucha). Es un triunfo democrático, pues con la […]

A Manuel Aguilar Mora y a Claudio Albertani

 

Con base a los recientes acontecimientos en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) todo parece indicar un triunfo del grueso de la comunidad estudiantil y magisterial (Consejo Estudiantil de Lucha, Foro Académico y Trabajadores en Lucha). Es un triunfo democrático, pues con la destitución de la rectora Esther Orozco por el Consejo Universitario existen las condiciones para la reconstrucción institucional acorde a sus orígenes políticos y a su filosofía educativa -misión y objetivos- de esta universidad creada en abril de 2001 por el gobierno de López Obrador. La UACM es una de las muy pocas cosas acertadas que debemos reconocerle a esa administración.

Esta institución educativa superior pública obtuvo su autonomía en diciembre de 2004. Su primer rector fue Manuel Pérez Rocha (2001-2010), a quien le sucedió Esther Orozco. Pero mientras Pérez Rocha se afanó de manera admirable por construir sólidamente los cimientos de la institución, Orozco con su autoritarismo, corrupción, xenofobia y soberbia se empeñó en destruir el proyecto original de una universidad al margen de los valores mercantiles y de los parámetros neoliberales. Como bien lo señala David Huerta -reconocido poeta y profesor de la UACM en su Introducción al excelente libro Pienso y luego estorbo (Claudio Albertani, Coordinador; Juan Pablos Editor /2012)- «Durante más de diez años, la UACM ha sido un proyecto alternativo de universidad pública. De la crisis de 2012 saldrá fortalecida o seguirá corriendo los graves riesgos del autoritarismo, la exclusión de los jóvenes marginados y la transformación de un proyecto noble en una institución al estilo de las universidades tradicionales, en sus vertientes y estribaciones menos renovadoras, más enquistadas en fórmulas estériles de educación.»

Todo parece indicar entonces que la UACM saldrá fortalecida pues este proyecto educativo, más allá de la iniciativa lopezobradorista (y satanizada debido a ello), ha sido una obra en construcción edificada en primer lugar por sus maestros e investigadores y estudiantes, y en segundo lugar por sus autoridades. Se trata de un proyecto cuyo espíritu tiene que ver con la defensa y el futuro de la educación pública en nuestro país. Existe un elemento cardinal, afirma Albertani, y es «el hecho de que la UACM es la universidad pública, laica y democráticamente inspirada, que existe y funciona al servicio de las comunidades marginales de una de las metrópolis más grandes y complejas del mundo moderno.»

En la mayoría de las universidades mexicanas hay verdaderas mafias y grupos de poder. Hay de autoridades a autoridades, pues no es lo mismo Pérez Rocha que la funesta Esther Orozco, cuyas acciones tuvieron rasgos fascistas como la xenofobia y sus seguidores quemando ejemplares del periódico La Jornada. Fue ella quien desató el conflicto universitario apoyada por el gobierno de Marcelo Ebrard -cuya administración asfixió los recursos financieros de esta universidad. Primero fueron sus declaraciones falaces sobre la baja calidad educativa («fraude académico») y «un pantano sin reglas»; pero, además de los intereses aviesos mercantilistas durante su rectoría, fue el fraude electoral para integrar un Consejo Universitario manipulable para llevar a cabo su proyecto de contrarreforma educativa comprando voluntades, pisoteando la dignidad y los derechos estudiantiles y laborales, violentando la legalidad institucional y utilizando el presupuesto de manera discrecional lo que finalmente generó el conflicto que llevó a un sector estudiantil a la huelga y a la toma de instalaciones en agosto de 2012. La lucha ejemplar del movimiento universitario democrático del Consejo Estudiantil de Lucha (CEL) y de trabajadores docentes (Foro Académico) y administrativos y de servicios generó las condiciones para volver a los cauces institucionales. Un nuevo Consejo Universitario electo democráticamente en noviembre pasado tuvo la firmeza para empezar a reconstituir el tejido de la comunidad universitaria para dar paso, entre otras cosas, a un rectorado interino, el cual habrá de contribuir al proceso de reconstrucción de la UACM, reivindicando una educación liberadora y emancipada: Nada humano me es ajeno.

La UACM tiene sus fortalezas y debilidades como toda universidad, pero en una institución joven es comprensible la existencia de una serie de cuestiones y problemas por resolver ahora y en su futuro inmediato. Cuenta con profesores de alto nivel académico dignos de estar en cualquier universidad pública mexicana o extranjera de excelencia y con estudiantes cuya capacidad y pensamiento crítico podrían también estar en las mejores instituciones educativas.

Un comité integrado por representantes del Gobierno del Distrito Federal, la Asamblea Legislativa y la Comisión de Derechos Humanos capitalina determinó que fue legal la sesión del Consejo Universitario realizada el 7 de marzo pasado en la que por mayoría de votos destituyó a Orozco y designó a Enrique Dussel Ambrosini como rector interino. Decisión atinada.

Dussel Ambrosini es un reconocido filósofo e intelectual crítico con una notable trayectoria nacional, latinoamericana y mundial. Cualquier universidad de prestigio se honraría de tenerlo como rector. De origen argentino y naturalizado mexicano; vive en el país desde 1975. Dussel tiene un firme compromiso por las causas sociales y se distingue por su honestidad y honorabilidad como pensador y ciudadano. Tiene prestigio mundial por su trabajo en el campo de la Ética, la Filosofía Política y la Filosofía latinoamericana, y en particular por ser uno de los fundadores de la Filosofía de la Liberación. Su vasto conocimiento en Filosofía, Política, Historia y Religión, plasmado en más de 50 libros y más de 400 artículos -muchos de ellos traducidos en más de seis idiomas-, lo convierte en uno de los más reconocidos pensadores del siglo pasado y presente que ha contribuido en la construcción de una filosofía comprometida. Ha recibido dos doctorados Honoris Causa por universidades de prestigio. Es profesor investigador de la UNAM y de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.