Las formas de dominación económicas, políticas y culturals diseminadas por los Estados Unidos comienzan a abandonar sutilezas y se vuelcan a la acción injerencista directa. Como en otros países de la Región y bajo formas de asociaciones civiles sin ánimo de lucro financiadas por la CIA-NED, el gobierno de Estados Unidos se infiltra en los […]
Las formas de dominación económicas, políticas y culturals diseminadas por los Estados Unidos comienzan a abandonar sutilezas y se vuelcan a la acción injerencista directa.
Como en otros países de la Región y bajo formas de asociaciones civiles sin ánimo de lucro financiadas por la CIA-NED, el gobierno de Estados Unidos se infiltra en los barrios populosos de algunas ciudades argentinas con la complicidad de gobiernos de derecha y sectores ultra de la iglesia, sin controles del Estado nacional.
El embajador yanqui en Argentina, Anthony E. Wayne, su esposa Pamela Wayne, el ministro consejero de la Embajada de los Estados Unidos, Thomas Kelly, y 13 funcionarios de la Embajada junto a sus familiares participaron el 14 de marzo de una «jornada de trabajo voluntario» en la ciudad bonaerense de Luján, donde ayudaron en la construcción de una casa a través de la ONG «Hábitat para la Humanidad Argentina»1. También se desarrollaron acciones voluntarias en la ciudad de Tartagal-Salta y en Santa Fé; pero incrementó su actividad con un gran desembarco en la Capital de la Argentina.
En el país del capitalismo salvaje, hipotecas basura, fraudes y desempleo masivo, Millard Fuller, fue un caso supuestamente singular. Después de amasar una fortuna como empresario y abogado, una crisis personal le produjo una catarsis. Renunció a todo tipo de lujos, abrazó la ética cristiana y decidió dedicar su vida a ayudar al prójimo.
Fuller (fallecido el 3 de febrero de 2009) fundó en 1976 Habitat for Humanity, una organización humanitaria internacional que se dedica a construir viviendas para familias desfavorecidas. Su sede central se encuentra en Americus, Estados Unidos y tiene presencia en varios países de Latinoamérica y El Caribe. En Argentina, su desembarco se produce inmediatamente después de la crisis política y social, el 4 de abril de 2002.
Bajo la fachada de organización cristiana no confesional que ofrece viviendas a familias pobres, ingresa a barrios o villas populares en remplazo de los clásicos partidos políticos de derecha -repudiados en la mayoría de las barriadas- realizando inteligencia y control social contra dirigentes y organizaciones que trabajan en verdadera asistencia humanitaria.
Junto a los partidos políticos de oposición, ha ingresado en varios barrios de la ciudad de Buenos Aires inmediatamente después del anuncio de elecciones parlamentarias anticipadas por parte de Cristina Kirchner y ante una situación de desestabilización originada en el conflicto con sectores agro-ganaderos, que mantiene desde hace un año a la sociedad en vilo.
La presencia marcadamente injerencista del gobierno de los Estados Unidos fue denunciada en Venezuela y Bolivia, en momentos pre-electorales, donde sus presidentes Hugo Chávez y Evo Morales, respectivamente, expulsaron a embajadores y funcionarios bajo la acusación de promover situaciones golpistas.
La presencia de estas ONGs sería la nueva táctica desarrollada por el gobierno de Obama en su política de acercamiento con el «Patio Trasero» luego del desprestigio de la CIA y sus inexistentes «armas de destrucción masivas.»
La nueva máscara del imperio «humanizado» tras los casos de «operación basura» de Antonini Wilson y del reciente «no quise decir eso» del jefe de la CIA, León Panetta, está pasando desapercibida por los movimientos sociales, que solo ven el desembarco como una jugada política del Alcalde derechista de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, por meras cuestiones electorales.