En el subsuelo de la Capital Federal se ha desarrollado esta semana un hecho sindical de características inéditas. El Cuerpo de Delegados de Subterráneos de Buenos Aires (CD) convocó a todos los trabajadores a un plebiscito para determinar si están de acuerdo en constituir un sindicato propio. Lo más notable es que los trabajadores han […]
En el subsuelo de la Capital Federal se ha desarrollado esta semana un hecho sindical de características inéditas. El Cuerpo de Delegados de Subterráneos de Buenos Aires (CD) convocó a todos los trabajadores a un plebiscito para determinar si están de acuerdo en constituir un sindicato propio. Lo más notable es que los trabajadores han votado masivamente.
Todo proceso de reestructuración capitalista, como el desenvuelto desde mediados de los años ’70, lleva implícito su contrapartida la reorganización de los trabajadores sobre nuevas bases. Expresión de esta reorganización son los sindicatos SUN en Francia, los Conmitato de Base en Italia, o los nuevos sindicatos surgidos en Corea del Sur y Sudráfica, o la Conlutas en Brasil.
En nuestro país la formación de la CTA a principios de los ’90 fue una primera expresión de este proceso aunque tendencias internas contradictorias bloquearon su desarrollo. Más recientemente los sindicatos de ceramistas y docentes de Neuquén, del neumático de San Fernando, la regional Bahía Blanca-Cnel Dorrego de la CTA y particularmente el Cuerpo de Delegados de Subterráneos son muestras de que un nuevo sindicalismo está surgiendo, con características y prácticas marcadamente diferenciadas de las existentes en el período anterior, donde las organizaciones de base actúan con autonomía de las direcciones sindicales.
Recambio generacional
El plebiscito convocado por el CD es la culminación de un proceso que reconoce sus inicios en 1994, una vez que la empresa estatal mutara en Metrovías SA. bajo un régimen de concesión de derecho privado e ingresara a su planta toda una camada de jóvenes, la mayoría sin ninguna experiencia gremial previa, pero que seguramente formaron parte de la oleada democratizadora y participacionista que cubrió el país en los primeros años ’80.
Metrovías SA. cubrió así rápidamente las vacantes producidas por los despidos encubiertos bajo la forma de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas que habían reducido fuertemente la planta de personal pero no los servicios a prestar.
Nueva dinámica sindical
El año 1997 puede considerarse «bisagra» en este colectivo obrero, un punto de inflexión en la relación capital/trabajo. En ese período se producen varios acontecimientos y conflictos, resultado de la actividad autónoma de los trabajadores, que una y otra vez se expresaron al margen de las conducciones oficiales del sindicato que tiene su representación formal, la Unión Tranviarios Automotores (UTA).
Este proceso desemboca en el año 2000 en las elecciones de delegados por líneas y sectores que arrojan como resultado una renovación casi total de los representantes gremiales. El nuevo CD instala formas de participación y resolución orientadas a la democratización de la toma de decisiones, incorporando prácticas asamblearias y otras formas de consulta a las bases.
Esta nueva dinámica sindical logró conquistas muy sentidas como: recuperación de la jornada de 6 horas por trabajo insalubre y la consiguiente creación de puestos de trabajo; limitar sensiblemente la terciarización de tareas incorporando al convenio numerosos trabajadores antes precarizados y mal pagos; sensibles mejoras en las condiciones de trabajo y en el nivel de las remuneraciones y una suerte de estabilidad laboral, ya que hace una década no hay despidos en el subte.
Representatividad y conflicto intergremial
Los logros alcanzados tienen su correlato en los procesos electorales. Cada vez que deben renovarse los mandatos de los delegados por líneas y especialidad la participación es masiva, del orden del 80 por ciento del padrón, y los triunfos, de quienes sostienen una línea independiente del sindicato oficial, abrumadores. Esto adquiere mayor significación si se tiene en cuenta que solo el 12 por ciento de los trabajadores del subte está afiliado a la UTA, sin embargo en las elecciones internas votan masivamente afiliados y no afiliados.
La representatividad del CD es incuestionable y así lo han reconocido numerosas veces el Ministerio de Trabajo y la propia Metrovías negociando directamente con ellos. Esta situación no podía menos que crear conflictos con una dirección sindical formada en las peores prácticas burocrático-autoritarias del modelo sindical argentino. La conducción del la UTA pasó de hacer oídos sordos a los reclamos de las bases del subte a la agresión física a los delegados por patotas organizadas. A tal punto que en la actualidad las reuniones son casi clandestinas y las conferencias de prensa las realizan en el ámbito del Congreso Nacional.
A mediados de diciembre pasado la UTA organizó la elección de delegados modificando los criterios democráticos como forma de restarles representatividad. El CD respondió llamando a no participar en esas elecciones amañadas. Resultado: la participación no alcanzó al 7 por ciento del padrón y las bases no reconocen a los nuevos delegados burocráticos.
Un nuevo sindicato
Así planteadas las cosas los delegados reales llegaron a la conclusión, no sin fuertes discusiones, que ya no tenían espacio. Que para defender sus logros debían organizar su propio sindicato, no por una concepción divisionista como lo explicaron reiteradas veces, sino para no retroceder en su concepción de un sindicalismo democrático y participativo.
La convocatoria al plebiscito es entonces la culminación de un largo proceso de logros y disputas, de enfrentamientos con la patronal y la burocracia sindical. Pasado el primer día de votación, en que una vez más la patota sindical buscó a los golpes impedir la libre expresión de los trabajadores, los cómputos conocidos hasta ahora no dejan dudas. La participación es del 75 por ciento, aun contando que febrero es un mes de vacaciones, y el voto por el SÍ suma un 95 por ciento.
El primer paso está dado, paralelamente han presentado en el Ministerio de Trabajo pedido de reconocimiento formal para la «Asociación Gremial de Trabajadores de Subtes y Premetro» se apoyan en la Ley 23.551 de Asociaciones Sindicales, en el convenio 98 de la OIT y en el reciente fallo de la Corte Suprema sobre libertad de afiliación sindical.
Tanto el Ministro de Trabajo como el Secretario General de la CGT han manifestado su oposición a la creación de un nuevo sindicato desconociendo el derecho de los trabajadores a darse sus propias formas de organización. Sin embargo la disputa recién comienza y cualquiera sea su resultado será un antes y un después para el verdadero gremialismo del país.