Cuál es el papel de los intelectuales no parece ser la pregunta, sino ¿desde dónde y a partir de qué instrumentos piensan, opinan y generan teoría los intelectuales? El proceso de descomposición del proyecto Masista en Bolivia, que se da de manera simultánea y paralela al proceso autonómico en una relación de correspondencia y corresponsabilidad […]
Cuál es el papel de los intelectuales no parece ser la pregunta, sino ¿desde dónde y a partir de qué instrumentos piensan, opinan y generan teoría los intelectuales?
El proceso de descomposición del proyecto Masista en Bolivia, que se da de manera simultánea y paralela al proceso autonómico en una relación de correspondencia y corresponsabilidad muy compleja, ha sido en estos días el escenario elegido por una diversidad importante de intelectuales para hacer su paso; hemos sido el paisaje de fondo, el marco o la escenográfa que han usado importantes intelectuales para conceder conferencias, largas entrevistas y presentar libros.
Intelectuales que metafóricamente han descendido de los cielos en esta tierra ignota que ni en el mapa figura, para palpar un par de síntomas y opinar, definir, explicar o calzar Bolivia en el interior de sus teorías, tal cual la cenicienta se calza una sandalia a su medida.
Bolivia calza hoy como piecita pequeña, sirve de dato para confirmar el sabotaje malvado del sistema capitalista contra un indígena presidente. Bolivia sirve para decir frases célebres sobre los pueblos indígenas o poner en una línea paralela de peligrosísima y delicadísima similitud Palestina, los Balcanes, Afganistán o cualquier otro punto del planeta.
Total, cuando miras el mundo desde el norte los puntos del planeta no suponen lugares casi incomparables, lugares distantes donde se juegan proyectos nacidos en sus propios sitios. Todo responde a un orden mundial, todo responde y calza en la teoría imperialista y allí cada punto del planeta adquiere sentido y explicación desde el sabotaje del sistema, es una trampa interpretativa que cae en la misma lógica de mirada desde el norte que quiere resolver.
No es que como boliviana caigo en la ingenuidad de que nuestro proyecto de país y nuestra revuelta anti neoliberal no está siendo saboteada permanentemente, ya no sólo por una política militar desde el mero Pentágono, sino a través de medios múltiples que empiezan en la publicidad, pasan por la introducción del micro crédito, pasan y nos atraviesan en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y no sólo se quedan en las lógicas desde el Estado y las fuerzas sociales.
¿Por dónde empezar a analizar los fracasos continuos de la revolución latinoamericana, debemos empezar por Allende? Eso es un corte arbitrario, tan legitimo como cualquier otro corte… Yo te invito a pensar el fracaso de la revolución latinoamericana desde Centroamérica.
La revolución centroamericana, la nicaragüense y la salvadoreña, fracasada en los 80tas, es el más reciente intento de revolución latinoamericana anterior al proceso que vivimos hoy con Chávez, Correa, Evo y compañía. Allí, a Centroamérica ya los intelectuales no van porque los niveles de descomposición, delincuencia y disgregación social no calzan en teoría alguna, son simple basurero político, como deshecho que no queremos recordar ni analizar.
Me niego a aceptar que el proceso de la revolución centroamericana fue simple y únicamente derrotada por el imperialismo norteamericano y la financiación de los contras. La descomposición interna de la revolución y del sandinismo, convertido hoy en una fuerza corrupta y clientelar, son una tarea pendiente de análisis de la izquierda latinoamericana. El carácter patriarcal de la izquierda latinoamericana es también una tarea pendiente, no en cuanto a la inclusión de las mujeres, sino en cuanto a las lógicas caudillistas y en cuanto a las pugnas de poder, y luego el abuso del poder estatal conquistado que se sintetiza en el concepto de un Estado Proxeneta, cuyo sentido tiene una versión izquierdista como también una versión neoliberal en su relación con las fuerzas sociales.
La lucha armada centroamericana y la generalización del tráfico de armas en esas sociedades es un análisis pendiente para la izquierda latinoamericana, el análisis microscópico de la descomposición interna de las FARC son a nuestro entender urgentes. A mí, la interpretación chavista de las FARC no me sirve.
Anterior al análisis que nos presentas sobre Bolivia y la introducción del modelo neoliberal y el ajuste estructural en el país en los 80tas tuvimos un proyecto izquierdista de conquista de la democracia (la UDP), que la izquierda quiere victimizar como saboteado por la intromisión norteamericana, omitiendo el análisis de los componentes internos de la propia derrota que sufrimos en los 80tas.
Quiero decir que somos actoras y actores sociales corresponsables y no simples victimas de un proceso neocolonial.
El papel perverso de los nacionalismos étnicos
Lamento que en tu visita al país haya sido evidentemente tu único interlocutor el gobierno o la vicepresidencia y esto da como resultado declaraciones desinformadas de tu parte. Me tomo la molestia de escribir esta carta porque en el análisis que nos presentas sobre la situación boliviana, análisis del que tengo conocimiento a través de medios impresos, veo grandes baches de desinformación que desdibujan completamente una comprensión lucida del proceso boliviano.
En Bolivia el riesgo que señalas de fragmentación y debilitamiento del Estado ha sido no solamente impulsado por el proyecto autonómico de la oligarquía cruceña, sino lamentablemente por el proyecto de nacionalismos étnicos impulsados por el vicepresidente de la República y su grupo de intelectuales. La presidencia de Evo Morales abrió la posibilidad de constituirse en un sujeto universal y uno de los elementos de su fracaso responde justamente a que a través del proceso constituyente la tesis de García Linera del proyecto Plurinacional ha ruralizado al sujeto indígena y le ha impedido la construcción de alianzas complejas.
Es hoy el nacionalismo étnico una de las puntas del ovillo de fragmentación social.
Las ciudades en las que se concentra el 70% de la población boliviana constituyen una de las economías informales más dinámicas, un tejido de abaratamiento del costo de vida, una verdadera escuela de sabotaje de marcas, de intercambio y de tejido social complejo que nos permite sabotear todos los días desde los toldos de venta el neocolonialismo a través de la piratería y la democratización de la tecnología.
El gobierno de Evo Morales no tiene ni una sola política de cara a ese complejo mundo protagonizado por las mujeres en las ciudades, no ha reinventado lo social desde el Estado -no sé de qué novedad de modelo hablas-, salvo que hables de memoria y desde la simpleza de suponer que el gobierno de Evo es un gobierno de indígenas, cuando es un gobierno de intelectuales.
El gobierno de Evo Morales repite y continúa con la lógica de bonos al estilo Chávez, reeditando el modelo del Estado rentista que hemos vivido de cara al estaño, la plata y el oro en décadas pasadas. La estatización Bolivia la vivió en la década de los 50tas y 60tas; hoy la repite, no la reinventa. Podría continuar largamente explicándote los puntos de apoyo de la revuelta boliviana. Dejo aquí las explicaciones y cierro esta carta abierta diciéndote que interlocutar con el oficialismo y tomarlos como parámetro único de verdad es un riesgo que como intelectual que busca desordenar el orden mundial no deberías correr tan dócilmente.
María Galindo es feminista, grafitera y agitadora callejera. Autora del libro Ninguna mujer nace puta.