Cristina Kirchner destacó el valor redistributivo del acceso a los bienes culturales y resaltó la enorme inversión realizada por el Estado en esa área, a la que ahora se suman las más de 50 salas para conciertos y exposiciones del flamante Centro. En el edificio del antiguo Palacio de Correos, tras seis años de obras […]
Cristina Kirchner destacó el valor redistributivo del acceso a los bienes culturales y resaltó la enorme inversión realizada por el Estado en esa área, a la que ahora se suman las más de 50 salas para conciertos y exposiciones del flamante Centro.
En el edificio del antiguo Palacio de Correos, tras seis años de obras que lo rediseñaron, ayer se inauguró el Centro Cultural Néstor Kirchner. De 115 mil metros cuadrados, con más de 50 salas para conciertos y exposiciones, un museo de arte moderno y áreas donde funcionarán restaurantes y cafés, el lugar será el mayor complejo cultural de América latina. «Esto no lo puede hacer la inversión privada. Si no lo hace el Estado, no lo hace nadie», señaló la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el acto de apertura. Todas las actividades del Centro Cultural serán de entrada pública y gratuita.
En principio, parte de los festivales, conciertos, exposiciones y otros espectáculos del Programa Igualdad Cultural van a trasladarse a sus salas. El complejo va a depender de ese Programa, que está a cargo de los ministerios de Cultura y el de Planificación Federal.
La Presidenta habló, cerca de las siete de la tarde, desde un salón bautizado como «la terraza de la ballena» o «el siestario». Describir el lugar puede dar una primera idea del complejo. El salón elegido tenía por debajo la gran sala de conciertos del Centro Cultural que, con capacidad para 1700 personas, será la sede de la Orquesta Sinfónica Nacional. Le dicen La Ballena, por sus paredes azules y curvadas. Levantando la cabeza, podía verse, como techo, una enorme estructura de acrílico, hecho de varios cubos, cada uno del tamaño de una gran habitación, donde funcionará un museo de arte moderno de 2400 metros cuadrados. Esos prismas de paredes y pisos translúcidos cuelgan del techo del edificio como colgaban las antiguas arañas de caireles.
«La economía debe promover estos acontecimientos», sostuvo la Presidenta sobre las dimensiones y los objetivos planteados para ese espacio destinado a difundir espectáculos y exposiciones de arte de manera gratuita. Como lo viene haciendo en los actos de la Semana de Mayo, Fernández de Kirchner defendió el rol de un Estado fuerte, que se haga cargo de intervenir en todas las áreas que afecten a la sociedad.
«Este es un modelo de crecimiento económico con inclusión social», apuntó en ese sentido. «El auge de la cultura tiene que ver con el auge económico, porque cuando la Argentina explotó, la única cultura que quedó fue la del trueque y la de sobrevivir.»
Agregó que un país «puede crecer económicamente y, sin embargo, no prestar atención a la cultura y no tener el efecto redistributivo que tiene el acceso a los bienes culturales». Como ejemplo, señaló el crecimiento que tuvo la producción de películas nacionales, de contenidos audiovisuales en general y de espectadores que van al teatro.
La idea de convertir el Palacio de Correos en un centro cultural viene de la presidencia de Néstor Kirchner. El padre de Kirchner era trabajador postal, y cuando venía de Río Gallegos a Buenos Aires lo llevaba a recorrer el edificio. En el 2006, después de que el Correo Argentino fuera reestatizado, el entonces presidente tomó la decisión de destinar el lugar a un centro cultural.
Las obras restauraron una parte del edificio manteniendo su forma original. Es el sector histórico, en el que está, por ejemplo, lo que fue el despacho de Eva Perón, donde los trabajos de restauración fueron terminados para los festejos del Bicentenario. El área inaugurada ayer, en cambio, es la intervenida, rediseñada.
Figuras del arte y la cultura, desde destacados actores, músicos y escritores a empresarios de medios, se mezclaron en la inauguración con los miembros del gabinete nacional y los gobernadores, incluidos los dos precandidatos a la presidencia por el Frente para la Victoria Daniel Scioli y Florencio Randazzo. También destacaban en las primeras filas las y los dirigentes de los organismos de derechos humanos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los principales funcionarios de todas las áreas del gobierno, intendentes y dirigentes gremiales de la CGT y la CTA.
El ministro de Planificación, Julio De Vido -su cartera tuvo a cargo la remodelación del Correo-, y la ministra de Cultura, Teresa Parodi, flanquearon a la Presidenta en la presentación. Y los trabajadores que hicieron las obras se instalaron en las galerías superiores, con banderas de la Uocra.
El único párrafo de campaña del discurso presidencial apuntó contra el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Fue cuando la mandataria contrastó el destino que dio el kirchnerismo al edificio del Correo, así como el de la vieja Aduana Taylor, convertida en Museo del Bicentenario, con el uso para el negocio inmobiliario que tuvo en cambio la zona de la Reserva Ecológica. Sobre el tema, dijo que al llegar a la presidencia «soñaba con que la Reserva fuera un inmenso parque, grande y verde junto al río, como un pulmón para la ciudad, como el Bois de Boulogne, en París, o el Central Park, de Nueva York». Y advirtió: «Alguna vez vamos a poder construir también nuestros sueños en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como los construimos en el país».
Los datos sobre la inversión en Cultura durante la gestión kirchnerista también hicieron de tácito contraste al candidato del PRO. La Presidenta planteó que desde el 2003 a hoy, el Estado lleva invertidos en infraestructura para la cultura «más de 24 mil millones de pesos». La inclusión digital, el desarrollo del satélite geoestacional de comunicaciones, la recuperación edilicia de teatros y cines de todo el país y la cobertura de todo el territorio con fibra digital fueron parte del listado enumerado en defensa de las políticas de acceso a la cultura. En ese marco, el discurso de la Presidenta también tuvo una mención para el Grupo Clarín y las cautelares que frenan la entrada en vigencia de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. «Si pudimos hacer tantas cosas», indicó al reivindicar el acceso a la información que supuso la televisión digital, «imagínense las que vamos a hacer cuando la ley de Servicios Audiovisuales pueda funcionar a pleno para democratizar definitivamente la comunicación».
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-273279-2015-05-22.html