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Una organización mafiosa promueve la caída del LAB

Fuentes: Servicio Informativo Datos & Análisis

Otto Ritter, el abogado de los pilotos encabezados por el cruceño Richard Vaca es un connotado mafioso que trabajó para los banqueros corruptos del grupo Bidesa, cuyos capitales de dudoso origen dieron lugar a la creación de Aerosur, empresa que ahora quiere ocupar el lugar del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) abriendo itinerarios a Madrid y […]

Otto Ritter, el abogado de los pilotos encabezados por el cruceño Richard Vaca es un connotado mafioso que trabajó para los banqueros corruptos del grupo Bidesa, cuyos capitales de dudoso origen dieron lugar a la creación de Aerosur, empresa que ahora quiere ocupar el lugar del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) abriendo itinerarios a Madrid y Mami.

Otto Ritter Méndez, abogado de connotados narcotraficantes como el italiano Marco Marino Diodato, ex concejal de la ultraderechista Falange Socialista Boliviana (FSB) en el municipio de Santa Cruz y hoy «amigo íntimo» del dirigente cruceño de la Asociación de Pilotos del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) Richard Vaca, es uno de los principales promotores de la crisis que ha puesto a la empresa aérea cochabambina bajo el riesgo de su inminente extinción tras un paro de aviones que agravó una situación ya precaria desde que el LAB fue «capitalizada» durante el gobierno de Sánchez de Lozada.

Otto Ritter, además de ser primo hermano de Mario Ichazo, el segundo en ASPLAB después de Vaca, tiene antiguas vinculaciones con la compañía Aerosur, empresa que compite con el LAB por controlar las rutas internas e internacionales y que alienta la desaparición de la compañía «capitalizada» mediante una confabulación de claros tintes mafiosos.

La semana pasada Aerosur solicitó ante el actual Director Nacional de Aeronáutica Civil -el ex piloto del Lloyd Javier García- autorización para adquirir dos naves Boeing que le permitirían cubrir las rutas a Madrid y Miami aprovechando que el LAB se vio forzado a retirar parte de su flota internacional como consecuencia de la huelga de los pilotos propiciada por el propio García en componenda con Ritter y Vaca.

Ritter y Diodato

En septiembre del año 2000 Otto Ritter, como abogado de Marco Marino Diodato, fue denunciado por el acusado de narcotráfico Félix Sosa Picanderai de haberle ofrecido un soborno de cinco mil dólares para que éste último se retracte en una declaración judicial que confirmaba los nexos del mafioso italiano con el tráfico de cocaína mediante un laboratorio de refinación instalado en la hacienda «Perseverancia», propiedad de la familia Diodato-Banzer. En ese intento de soborno habría también intervenido Gina Banzer, esposa del italiano y sobrina del ex presidente Hugo Banzer Suárez.

Al alegar la «inocencia» del italiano, Otto Ritter llegó al cinismo de comparar a Diodato con el célebre Dreyfus y los anarquistas Sacco y Vanzetti. Mediante una declaración efectuada en julio de 1999, Ritter dijo sin desparpajo alguno: «Marino Diodato, al igual que Dreyfus ha sido capitán de ejército y al igual que Sacco y Vanzetti es italiano, y en la misma forma es víctima de una injusta campaña publicitaria».

La verdad es que Diodato, un ex policía corrupto en Italia, fue designado capitán del ejército boliviano por su tío suegro Hugo Banzer Suarez y comenzó vistiendo uniforme paramilitar en los grupos de choque de Klaus Barbie Altmann durante la dictadura de García Meza. En el 2004 fugó de la cárcel de Palmasola para colocar una bomba en el vehículo de la fiscal Mónica von Borries que investigaba sus nexos con latifundistas cruceños vinculados al MNR de Sánchez de Lozada.

En el mismo año 2000, un juez de sustancias controladas llamado Richard Vargas Vaca «absolvió» a Diodato. Entonces Otto Ritter, concejal financiado por la mafia, celebró públicamente ese fallo haciendo un brindis en el Concejo Municipal de Santa Cruz. El fallo del juez Richard Vargas Vaca fue revertido y Diodato debía purgar diez años de prisión, hasta que fugó para matar a la fiscal von Borries, en febrero del 2004, mientras su abogado Ritter hacía «migas» con Richard Vaca, el enemigo interno del LAB.

Ritter y Aerosur

Después del encarcelamiento de Diodato, Otto Ritter terminó involucrado en la quiebra del Banco Bidesa, algunos de cuyos ejecutivos mantenían vínculos estrechos con el narcotraficante italiano que utilizaba ese banco para lavar dinero proveniente del tráfico de cocaína.

Mediante sus conexiones con Jorge Flores Reuss, testaferro de Diodato y socio de Jorge Córdova en el banco Bidesa, Otto Ritter tomó parte en la defensa de los banqueros corruptos que, en el afán de legitimar su patrimonio adquirido mediante el lavado de dinero, crearon la compañía de aviación comercial Aerosur. A iniciativa de Jorge Córdova, esta empresa se fundó en abril de 1992, cuando el banco Bidesa desarrollaba una intensa actividad de lavado de dólares.

Llama la atención que en la actual estructura ejecutiva de Aerosur aún existen personas que purgaron condena de cárcel por acusaciones de narcotráfico, hecho que tendría que ser investigado y esclarecido por el gobierno del presidente Evo Morales.

A diferencia de tan espúreo origen de Aerosur, el LAB fue creado en septiembre de 1925, hacen 81 años, como un emprendimiento comunitario de patriarcas cochabambinos que impulsaron esta empresa desde la iniciativa privada para vincular el oriente y el occidente del país y para atenuar las consecuencias del enclaustramiento marítimo que aislaba a Cochabamba del resto de Bolivia. Cuando el LAB fue estatizado en la década de los cuarenta, esta empresa cayó presa de la corrupción gubernamental y su «capitalización» durante el régimen gonista en 1996 la puso en manos de empresarios brasileños que precipitaron su virtual bancarrota; el empresario cochabambino Ernesto Asbún (un descendiente de emigrantes palestinos que llegaron a Bolivia en la década de los 20) intentó revertirla hasta que surgió el conflicto de los pilotos y la consecuente y agresiva intervención estatal en esta empresa, para solaz de Aerosur.

Durante los gobiernos neoliberales de Sánchez de Lozada, de Banzer y de Tuto Quiroga, Aerosur se benefició con una serie de «perdonazos» tributarios, evadiendo al fisco un millonario pago de impuestos, ventajas de las que el LAB se vio sistemáticamente privado por su condición de empresa «capitalizada» a la par de las trasnacionales petroleras.

Aerosur ejerce una constante estrategia para controlar entidades gubernamentales como lo hizo durante los regímenes anteriores. En el actual gobierno del presidente Evo Morales, Aerosur logró introducir al hermano de la gerente comercial de esta empresa en Cochabamba, Luis Fernando Salinas, quien, como Superintendente de Transportes y respaldado políticamente por los dirigentes del MAS Jorge Alvarado y Javier García (aunque luego fue destituido por Evo), alentó el ilegal paro de los pilotos del LAB en febrero, promovió el absurdo arraigo del empresario Ernesto Asbún y planificó la intervención de esta empresa cochabambina como parte de una mafiosa confabulación que está dejando a la línea bandera de Bolivia sin naves para seguir operando internacionalmente, lo cual favorece obvia y directamente a Aerosur y su futura «socia estratégica» Lan Chile.