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Entrevista a Martín Alonso sobre el nacionalismo catalán (a propósito de "El catalanismo, del éxito al éxtasis)" (II)

«Una parte de quienes invocan la Constitución en el contencioso catalán son los responsables de haber atropellado los derechos sociales que la Constitución reconoce»

Fuentes: El Viejo Topo

Martín Alonso Zarza es doctor en Ciencias Políticas y licenciado en Sociología, Filosofía y Psicología. Formó parte del grupo de expertos de la Escuela de Paz de Bakeaz (Bilbao). Los dos libros en los que centramos nuestra conversación -acaso un único libro dividido, por ahora, en dos volúmenes- han sido publicados por El Viejo Topo […]

Martín Alonso Zarza es doctor en Ciencias Políticas y licenciado en Sociología, Filosofía y Psicología. Formó parte del grupo de expertos de la Escuela de Paz de Bakeaz (Bilbao). Los dos libros en los que centramos nuestra conversación -acaso un único libro dividido, por ahora, en dos volúmenes- han sido publicados por El Viejo Topo en 2015 y 2016 respectivamente. El primero con el subtítulo: «La génesis del problema social; el segundo con el de «La intelectualidad del ‘proceso».

***

-Vuelvo al catalanismo como te decía. ¿Cuáles son las principales razones que explican que el actual, una gran parte de él, apueste por el secesionismo? ¿El punto central está en la sentencia del Tribunal Constitucional como se suele afirmar?

-Para lo primero, es desde luego obligado el uso del plural porque para los procesos sociales de un cierto calado rara vez hay explicaciones que puedan pivotar sobre una sola variable. De modo que tampoco mi explicación agota la paleta del explanandum. Dicho de otra manera, la fórmula causal que propongo no es toda la explicación -no cumple el requisito de una condición suficiente- pero el auge del secesionismo no puede entenderse sin ella -es una condición necesaria-.

-De acuerdo, de acuerdo.

-Uno podría recurrir con fundamento a una expresión manida: la tormenta perfecta. Veo el secesionismo como la fuga hacia delante ante una superposición de factores entre los cuales hay que mencionar:

La normalización mental como consecuencia del cuarto de siglo de lluvia fina («fer país») del pujolismo

La identificación de lo público con lo nacionalista; particularmente: medios, lengua y cultura. Para volver a lo anterior la confusión entre un catalanismo blando y otro duro.

La competencia entre izquierda y derecha y la interferencia de la variable identitaria en esa competencia. Lo que hace que se priorice la componente étnica en la batalla ideológica. (También el desproporcionado peso de CiU en el bipartidismo imperfecto español).

El paso de la temperancia pujoliana (relativa, sabemos, nunca prescindió de la herramienta de los hechos consumados) a la radicalización tiene que ver con tres variables: la lucha dentro de los partidos y entre partidos, la corrupción y la crisis económica.

Para la lucha de partidos hay que señalar a la vuelta del siglo la llegada de los jóvenes (post)pujolistas, ambiciosos, socializados en la puerta giratoria entre negocios y administración pública y sin la cultura pactista de la transición. Y en el PSC la eterna disputa entre el sector gauche divine originaria o sobrevenida vía negocios y el sector obrerista. Un papel especial corresponde a la intelligentsia de izquierdas; su conversión ideológica es un factor imprescindible para explicar la radicalización. Tienen que pagar el peaje del desembarco mostrándose más nacionalistas (independentistas) que los originales; sirviendo de fuerza de choque.

La relación entre radicalización étnica y crisis está magníficamente expresada en la revelación de Santi Vila en diciembre de 2014. Señaló que la música étnica había servido de narcótico para soportar los recortes.

-Hemos hablado antes de ello, tienes razón.

-Sorprendente falta de reacción colectiva a este lapsus freudiano que presentaba a la ciudadanía en el rol ovino de la metáfora de Elena Ribera cuando dibujó a Mas como el Buen Pastor. No habló ni de desigualdades ni de corrupción.

He dejado antes la corrupción porque tiene que ver con la segunda parte de la pregunta. Efectivamente, se ha instalado como versión oficial que todo arranca con la sentencia del Constitucional.

-Y tú no estás de acuerdo.

-Yo pongo en cuestión esa explicación, o al menos que esa sea la explicación, por diferentes motivos. 1. Como he recogido antes, muchos de los entrevistados por A. San Agustín no comparten esa tesis. 2. Es difícil entender que pueda marcar la agenda un episodio relativo a un documento cuya necesidad era muy minoritariamente sentida cuando lo hace flamear Maragall. En esos años personas ahora radicales defensores de la independencia lo veían de otra manera. Voy a citar dos ejemplos que han quedado enterrados en el unanimismo presentista, o viceversa.

-Adelante, adelante, estaría muy bien.

-Esto escribe Pilar Rahola en plena marejada del 3% («Lo sabía toda Cataluña», El Periódico 27/02/2015):

«¿Qué hacer, ahora? Hacer lo que no hacíamos: pasar de la continuidad al cambio de régimen. ¿O no fue un régimen lo que nos gobernó? Y si ello significa soltar las lenguas que estaban atadas, levantar las alfombras que nunca vieron un barrido y cargarse el nuevo Estatut, háganlo. En estos momentos, con el agujero del Carmel en medio de nuestras entrañas, con la credibilidad política por los suelos y con el 3% sobre la mesa, ya sin sordina ni silenciador, no hay nada más urgente. Ni nada nacionalmente más necesario».

Y esto escribe Jordi Sánchez -a quien tampoco hace falta presentar («Contra el pacto de silencio» El Periódico 09/03/2005):

-Creo que no hace falta pero por si acaso, si no te importa. Jordi Sánchez es el actual president de la Assemblea Nacional de Catalunya, alguien que antes fue miembro, salvo error por mi parte, de Iniciativa per Catalunya. La cita por favor…

-Sí, me disculpo, conviene recordarlo. Y efectivamente estuvo vinculado a ICV y antes había compartido dirección en la Crida con À. Colom. Voy con la cita:

«POR MOTIVOS de principio y también de oportunidad hay que encontrar una salida con respuestas claras y convincentes. Por principios democráticos hay que saber por qué ocurrió el incidente en el Carmel y si el cobro de comisiones en las obras públicas ha sido práctica habitual o no en este país y en qué administraciones. Es la propia credibilidad del sistema político la que está afectada y hay que impedir que la crisis se cierre en falso. También por motivos de oportunidad hay que evitar el pacto de silencio ya que si finalmente el tiempo consigue rebajar la tensión y olvidar los agravios y los grupos parlamentarios acaban elaborando el nuevo proyecto de Estatut, éste nacerá, si no se ha producido una investigación a fondo, bajo la sospecha de existir gracias a un pacto de silencio».

El pacto de silencio; el chapapote que se traga Maragall en aras de la unanimidad sobre objetivos de más altura…

Y saltamos a 2009, de nuevo las comisiones. Primero el Palau-CatDem-FFB que airea sobre todo El periódico, luego contrataca La Vanguardia con Pretoria, luego amenazan Pujol y Colomines que si tira de la manta -o levantan la alfombra para seguir la figura de Rahola-, no queda ni el apuntador. La tensión se agrava en octubre (detención de Prenafeta, Alavedra y Luigi) y prosigue en noviembre.

-Y además de Bartomeu Muñoz, del ex alcalde de Santa Coloma de Gramenet, que era también miembro del PSC.

-Sí, perdón, quería decir Bartomeu Muñoz, no Luigi. Exacto, exacto. Y de repente, con unos días de precalentamiento que denota una fina operación de relaciones públicas -dedico a esto un capítulo largo en la próxima entrega, porque creo que en una pieza ineludible para entender lo que viene después- se publica el editorial conjunto que echa siete mantas sobre el cenagal y levanta la bandera de la dignidad… contra Madrid. Jugada maestra, con el permiso de la jugada indigna. (Poco antes, con motivo de la presentación de sus Memorias Pujol había desempolvado a Espriu para el combate y recordado el sufrimiento de Banca Catalana, de la jugada indigna). (Volviendo a la segunda pregunta, las actas del simposio citado llevan como título unos versos de Espriu seleccionados por A. Colomines, una figura clave en la CatDem de los años del desfalco del Palau y el mentor de Mas en la propuesta de la Casa Grande). El cambio de foco es un cambio de agenda. Los estudiosos de la comunicación hablan de los medios como gatekeepers (porteros) o, también, de guardagujas. Aquí conviene la segunda figura: el editorial cumple la función de un cambio de agujas. A partir de su publicación el problema principal ya no es el chapapote.

La respuesta social es la que está prefigurada en el editorial. Que muestra la contaminación política de los medios y la disponibilidad de una poderosa infraestructura para invertir en una realidad de sustitución. Aquí es donde cabe ese desplazamiento de votantes antes más bien laicos en materia de identidad. El editorial conjunto es una fórmula mágica que cumple lo que llamo el teorema de Hoffer. (Si se quiere un indicador de contraste para el papel de los medios compruébese cuantos catalanes desconocen la frase infausta de Guerra sobre el cepillado y cuantos conocen la mucho más severa de Rahola de cargarse el Estatut; se puede hacer un experimento rápido con una búsqueda en Google).

-¿Qué teorema es ese?

-En The true believer. Thoughts on the nature of the mass movements (1954) afirma Eric Hoffer que la mejor manera de neutralizar una protesta social es alentar un movimiento nacionalista o religioso. Recuérdese, por ejemplo, como la tentifada israelí fue desactivada en cuanto se hizo presente la cuestión identitaria. Por eso las mareas de la marítima Barcelona no estuvieron a la altura de otros lugares, ni de otros momentos en Cataluña. El editorial produce el efecto mágico de un deus-ex-machina: disuelve o envuelve las tensiones internas objetivas (miren la sesión del Parlament el 12 de noviembre de 2009), externaliza el coste de la crisis y proporciona un subidón de adrenalina cuatribarrada. El pacto de silencio.

Dicho lo cual, los avatares de la sentencia del TC, y antes el propio recorrido del Estatut, no son desde luego algo de lo que el sistema político e institucional español pueda presumir.

-¿Estás hablando ahora del sistema político e institucional español?

-Mucho que hablar hay de ello ciertamente. Por ejemplo que una parte de quienes invocan la Constitución en el contencioso catalán son los responsables de haber atropellado los derechos sociales que la Constitución reconoce. Ha habido un vaciado de las piezas sustantivas de lo que constituye un Estado social y de derecho, para el que se ha contado con la contribución del partido dominante en Cataluña. Hay unos tics arcaicos de nacionalismo español que beben del mismo manantial esencialista que inspiró a los arquitectos del simposio (pensemos en algunos trabajos incalificables de la Real Academia de la Historia). Y desde luego la recogida de firmas contra el Estatut no es un paradigma de práctica civil. Ha habido maniobras tacticistas de los partidos. Ha habido una tolerancia con la corrupción y otras prácticas perversas (Pujol apoyó a González para evitar la investigación sobre los GAL y hemos visto que después de la confesión del primero el segundo no tardó en echarle un cable). Y hay una patente disfunción del Constitucional que ha jugado un papel muy negativo en el proceso. Y hay un nivel superior que abarca lo demás que es ni más ni menos que la deslocalización de la política (de la titularidad de la voluntad popular) a la economía (al 1%) que ha instalado esa nueva escolástica postmoderna que es el neoliberalismo. Y esto nos devuelve al tema de la entrevista: el nacionalismo podría resultar uno de los últimos resquicios (como aquello del último refugio de los canallas de Samuel Johnson) para amparar ideológicamente -dotar de legimidad- a la avaricia y el expolio neoliberal. Así lo vemos en la Liga Norte, la Nieuw-Vlaamse Alliantie (N-VA) flamenca, y otras variantes de autóctonos auténticos que proliferan en Europa; también, y en otra medida, en los partidarios del Brexit: es el nacionalismo de los ricos. Joan Puigcercós, secretario general de ERC y consejero de Gobernación con Montilla, lo formuló con claridad cuando declaró fenecido el modelo pujoliano del peix al cove, «por una razón muy sencilla: porque no nos permite vivir todo lo bien que podríamos». ¿Por qué? «El actual sistema de encaje dentro del Estado español es un yugo que nos impide llegar a los niveles de bienestar y calidad de vida que serían justos para una sociedad dinámica y avanzada como la nuestra. España, sin tapujos, es un lastre para Cataluña» (El Periódico, 16/09/2007). Pero para lastre la corrupción y en ese punto, para volver a la pregunta, es inconcebible que el chapapote interminable que afecta al PP no haya conseguido mermar suficientemente su apoyo (para la responsabilidad no imputable a los políticos) y que el sistema judicial no esté a la altura de este mal letal para la política. Estas son las verdaderas reformas pendientes, con la ley laboral y el arsenal de las leyes mordaza para empezar. Y uno no acaba francamente de ver que la ubicación relativa en las cuencas hidrográficas sea determinante al respecto.

-Y perdona, cambiando un poco de tema, me he olvidado antes. En la construcción (pujolista) del pueblo nacionalista, ¿qué papel crees que ha jugado la mal llamada inmersión lingüística? Te recuerdo que en la izquierda han sido pocas las voces que han apuntado algún punto crítico respecto a esta supuesta inmersión.

-Para lo primero ha jugado un papel instrumental fundamental. Los dos adjetivos son necesarios. El de instrumental requiere más explicación. Para Pujol la inmersión no era un medio para evitar la esquizofrenia social como dejaba entender, si no recuerdo mal, la sensibilidad dominante del PSUC; era un instrumento de socialización nacionalista. Las subvenciones a los medios públicos se han justificado falazmente en este argumento que confunde público y nacional(ista) o, hay que decirlo aunque es una palabra que la politología oficial del establishment rehúye, étnico. Y en este punto la posición de una parte de la izquierda es indefendible, por no haber visto el empeño adoctrinador incorporado en la cuestión lingüística y por no haber defendido las iniciativas de resistencia cívica a esta imposición, como el Foro Babel. El de la inmersión sigue siendo un tema tabú a partir de un relato canónico: la inmersión ha sido un éxito que el mundo aplaude (Giner dixit). El gato por liebre de la inmersión es una pieza central de un andamiaje en el que no faltan las imposturas. Y ya sabemos que de ética, moral y juego limpio nadie nos da lecciones. Es una competencia consolidada.

-Te copio, me inspiro en un pasaje de tu segundo volumen. José Manuel Jiménez Gil, castellanohablante de padres murciano-aragoneses (por cierto, de Murcia, la patria de los faieros, siempre maldecida por el catalanismo bienpensante!). De su trabajo inicial como profesor pasa a la plena dedicación política. Abandona ERC, por colaboracionismo con el gobierno del tripartito, y se afilia a la CUP, con la que llega a la alcaldía de Arenys de Munt. José se transforma en Josep, Manuel en Manuel, Jiménez en Ximenes y luego en Ximenis. Todo lo cual da finalmente en un tal «Josep Manel Ximenis i Gil», presidente del Moviment Arenyenc per a l´Autodeterminació (MAPA), presidente de la Coordinadora Nacional per a la Consulta sobre la Independencia de la Nació Catalana, secretario de la Associació de Municipis per la Independencia (AMI) y animador del Institut Nova Història (el del Colón ampurdanés y otras conjeturas de alta tensión). ¿Te lo has inventado o es real? ¿Es una mera caricatura?

-Primero, gracias, no conocía lo de los faieros. Sabía que se culpaba a Murcia por ser cuna del anarquismo. Tienes que explicármelo.

-Lo de los faieros era por lo que recuerdo de una traducción de un libro de un autor de la derecha nacionalista catalana de los años de la II República. El lenguaje que se usaba para hablar de los trabajadores que llegaron a Cataluña en aquellos años no era ninguna muestra de humanismo, afabilidad y cortesía. Por lo que también recuerdo algunos dirigentes de la izquierda tampoco se lucieron. Prosigue, te he vuelto a interrumpir.

-Gracias; encaja entonces, me parece, en el apartado de los términos estigmatizadores, como maketo o charnego. En cuanto a los datos por los que me preguntas, son todos reales, con la salvedad de alguna ironía como la ‘alta tensión’. Tendría que añadir que a finales de junio fue expulsado de la CUP. Lo llamativo es que al punto de no retorno se ha llegado gracias a la contribución de actores como este, por eso me refería a mercancías de pacotilla. Trayectorias como esta guardan una estrecha relación con la pregunta anterior sobre la inmersión. La pulsión para la catalanización onomástica es una prueba de la influencia del campo magnético inducido por la inmersión. El catalán es la lengua de prestigio (S. Giner), de modo que la inercia guiará las conductas por ese plano inclinado. Como decía un artículo de The Wall Street Journal si aparece alguien en TV3 hablando castellano hay muchas probabilidades de que pertenezca al mundo del hampa.

Un ecosistema en el que prosperan biografías como la citada (o la de un Jordi Bilbeny al frente del INH con tan altas relaciones personales e institucionales), en la que ERC se abstiene o bloquea las comisiones de investigación, o se desembaraza de alguno de sus militantes que denunció un caso sonado… Pero ni Pujol era Cataluña ni esto es Cataluña. Las divisorias de la lucidez y la imbecilidad no tienen nada que ver con la adscripción identitaria ni con las cuencas geográficas. Pero aunque así fuera:»enorgullecerse del origen étnico es como estar orgulloso de haber nacido en martes», manifestó Mstislav Rostropóvich, evocando a Schopenhauer.

-Mejor imposible, casi podríamos dejarlo aquí. Pero me veo obligado a hacerte unas preguntas de cierre, las que son inevitables.

-Cuando quieras.

Fuente: El Viejo Topo, mayo de 2016.