La transformación educativa que se ha propuesto realizar la Nueva Escuela Mexicana (NEM) y que lleva ya un par de años desarrollándose en los centros escolares del país, aunque presenta avances dispares según las regiones y la estructura organizacional del magisterio como sujeto consciente de su quehacer, parte por condición necesaria de la realidad concreta de cada territorio y comunidad educativa, esto, aunque pudiera parecer una obviedad, no siempre ha sido el eje de la educación y de ello depende el éxito o fracaso de un proyecto tan ambicioso como urgente que busca generar otra educación y una transformación social-comunitaria en beneficio de los sectores sociales olvidados por décadas.
Conocer y reconocer las bases materiales de las realidades diversas en las regiones y zonas escolares permite a las y los docentes como sujetos educativos apreciar, sin idealismo ni ideas predeterminadas, la especificidad de cada territorio, y de ahí alcanzar la comprensión de los modos de vida que surgen de las relaciones sociales y de producción y que hoy reproducen la o las ideologías a las que las y los docentes se enfrentan a la hora de los procesos de enseñanza-aprendizaje en relación con los alumnos y la comunidad, esto tiene representaciones particulares en cada zona escolar, las cuales responden a manifestaciones culturales determinadas y, además, forman parte de una ideología macro que es la que surge de la estructura económica y social en cada país. Sobre lo anterior, es importante retomar los análisis que realizaron Karl Marx y Friedrich Engels en el primer capítulo de Ideología alemana (1932), obra en la que presentan la concepción materialista de la historia que determinará su producción intelectual, y que para nuestros fines ejemplificamos con la siguiente frase: “No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia”.
Esta concepción materialista de la historia y de la realidad actual está presente en la obra del pedagogo Paulo Freire, quien durante su praxis educativa llegó a conclusiones vigentes en la actualidad, en las que señala la indispensable necesidad de partir en el proceso de enseñanza-aprendizaje del contexto socioeconómico en el que se encuentran los educandos, y por ello, hoy, la territorialidad es tan importante en la NEM, ya que sus fundamentos filosóficos retoman el ideario de Freire y lo contextualiza a la realidad mexicana, sin ocultar las particularidades regionales, sino reconociéndolas y desarrollando a partir de ellas los conocimientos situados y saberes comunitarios que realmente respondan al contexto de cada comunidad educativa. Es decir, la NEM plantea una ruptura de paradigma al partir de lo concreto y específico, valorando la diversidad cultural y no reproduciendo valores individualistas neoliberales y/o de la “educación bancaria” que Freire combatiera con sus postulados y su acción transformadora.
Freire desarrolló sus postulados sabiendo de la existencia de estructuras de poder (económico-político) que oprimen a las masas de trabajadores y a los sectores populares, convirtiéndolos en oprimidos, cuya reproducción de su propia opresión se ejerce con base en una ignorancia provocada por las estructuras mencionadas, que mediante alienación y enajenación sumergen a los oprimidos en una cíclica ignorancia de sus condiciones reales de vida, negándoles su carácter de sujetos sociales y reduciéndolos a objetos, y justo es ahí donde los procesos de alineación y enajenación se desarrollan y establecen un tipo de cárcel mental que sólo la educación liberadora y crítica de las estructuras opresoras puede destruir, rompiendo así los ciclos de auto opresión. Este es un proceso complejo, pero que puesto a la luz genera conciencia entre los oprimidos, quienes al reconocerse a sí mismos inician su camino a la libertad. Freire lo señala al decir en su obra Pedagogía del oprimido (1970) que: “Sólo cuando los oprimidos descubren nítidamente al opresor, y se comprometen en la lucha por su liberación, empiezan a creer en sí mismos, superando así su complicidad con el régimen opresor”.
El proceso de concienciación de los oprimidos es el inicio del camino a la libertad que Freire propone como base de su pedagogía, y esa es la importancia de que sus preceptos formen parte de la NEM, pues si buscamos una educación transformadora, sin lugar a dudas necesitamos del pensamiento crítico, de una ciudadanía activa y comprometida con sus derechos, y para la constante confrontación con las estructuras del poder opresor.
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