Basta de que EEUU nos humille con un muro, basta de que tengamos que ser los mexicanos y centroamericanos quienes ponemos la sangre. Ellos se benefician de las ganancias que produce el muro y nosotros nos morimos en el intento por llegar a la tierra de la «libertad». Y aquellos dichosos quienes logramos llegar a […]
Basta de que EEUU nos humille con un muro, basta de que tengamos que ser los mexicanos y centroamericanos quienes ponemos la sangre. Ellos se benefician de las ganancias que produce el muro y nosotros nos morimos en el intento por llegar a la tierra de la «libertad». Y aquellos dichosos quienes logramos llegar a la tierra de la «libertad», los afortunados que no morimos en el intento, tenemos que vivir con la amenaza constante de la deportación.
Millones de mexicanos han huido del caos que fue creado por EEUU y por sus lacayos mexicanos, y luego esos mismos que fueron a México a crear caos bloquean las salidas de escape con un muro fronterizo, ocasionando más de 10 mil muertes desde 1994.
Yo creo, al igual que Malcolm X, que tarde o temprano, inevitablemente, «habrá un choque entre el oprimido y el opresor». Soy de los que piensan que una revolución en México dignificaría las vidas de los migrantes, tanto de los 11 millones que nos encontramos en EEUU como de los miles de centroamericanos que cruzan territorio mexicano para alcanzar EEUU. Una profunda transformación en México tendría potencial como para aliviar el problema de las muertes en la frontera y ofrecer alternativas a los 11 millones de indocumentados. Si EEUU no interviniera en absoluto en nuestro país, México estaría mil veces mejor. México puede solucionar sus propios problemas sin ayuda de EEUU, el problema es que EEUU se mete en todo y los políticos entreguistas y mediocres de México así lo permiten.
A México fuerzas extranjeras lo tienen dominado, con la ayuda de nacionales que se avergüenzan de ser mexicanos, o que de plano no son mexicanos pero que se hacen pasar por tal. Cuando los destinos de México estén controlados por sus razas originales, cuando las riendas de sus estructuras estén tomadas por la raza indígena, ese día México estará avanzando en la dirección correcta.
Una cuarta transformación en el país Azteca significa poner en orden a los apátridas que se encuentran en el poder, significa ser una nación de gran respeto no solo ante los ojos del imperialismo yanqui, sino ante los ojos del mundo; significa que México sea gobernado por personas de raza indígena; significa poner a disposición del pueblo trabajador la riqueza del país y, de una vez por todas, desterrar la corrupción de alto nivel traída a México hace 500 años por cortesía de la Corona española.
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