-A FLECHA: La imagen que uno tiene hoy es de que México es un país muy violento. ¿Qué pasa hoy en México? -Ramón I. Centeno (RIC): El actual ciclo de violencia inició en 2006. A finales de ese año, el recién electo presidente Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (de derecha católica), declaró la guerra […]
-A FLECHA: La imagen que uno tiene hoy es de que México es un país muy violento. ¿Qué pasa hoy en México?
-Ramón I. Centeno (RIC): El actual ciclo de violencia inició en 2006. A finales de ese año, el recién electo presidente Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (de derecha católica), declaró la guerra a los cárteles del narcotráfico. Su estrategia consistió en sacar al ejército de los cuarteles con el objetivo de capturar a los líderes del narco. Aquí es crucial indagar aunque sea brevemente el origen de esta estrategia. En la narrativa oficial, la guerra al narco era necesaria porque los cárteles habían ganado mucho poder. Si bien esto es cierto, es revelador que el gobierno haya descartado estrategias más efectivas como atacar las operaciones financieras de estos grupos o buscar la legalización de las drogas con el mismo propósito de socavar su poder económico.
Calderón lo que buscaba, sin embargo, era un espectáculo militar con el fin de fortalecer su peso político rápidamente. Hay que recordar que este presidente comenzó su mandato con gran debilidad, pues la legitimidad de su triunfo electoral fue cuestionada. Calderón no sólo derrotó por menos de 1% a su contrincante López Obrador del «izquierdista» Partido de la Revolución Democrática (PRD), sino que este último denunció un fraude electoral en su contra. Ese mismo año, además, había sido muy convulsivo: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) emprendió una campaña que amenazó con conformar una fuerza política nacional a la izquierda del PRD -este último hoy convertido en un mero apéndice neoliberal- y en Oaxaca una rebelión popular estuvo cerca de derrocar al gobernador. Sin embargo, tanto la campaña del EZLN como la rebelión de Oaxaca fueron aplastadas por la fuerza.
La guerra del narco resolvía varias cosas a la vez. Calderón se plegaba a los intereses (y el respaldo) de Estados Unidos y al mismo tiempo trasladaba los temas políticos de 2006 a un segundo plano. La prioridad nacional eran la guerra contra los cárteles. El panorama se complicó para cualquier oposición bajo el manto de la militarización. El nuevo status quo resultó tan benéfico a la élite neoliberal que la guerra del narco ha sido fielmente continuada por el gobierno de Peña Nieto, del PRI, iniciado en 2012.
Sin embargo, lo único que consiguió Calderón con su estrategia fue desatar una carrera armamentista con los cárteles de la droga, varios de los cuales además se fragmentaron (luego de la captura de sus líderes) en bandas más pequeñas y violentas. Por otro lado, los cárteles han tenido la estrategia de corromper a los mandos militares y estatales locales para evitar, en lo posible, las confrontaciones con el estado. De ahí el origen de casos de narcoestado en diversas localidades. Por supuesto, el caso más conocido es el de la ciudad de Iguala, Guerrero, donde se dio el ataque a los estudiantes de Ayotzinapa, resultando 6 muertos y 43 desaparecidos. El alcalde de esta ciudad no sólo era parte de la familia que fundó y dirigía el cártel de Guerreros Unidos -uno de varios cárteles menores, enfrentados entre sí, fragmentados del cártel de los Beltrán Leyva, luego de la captura de su líder en 2008-, sino que había recibido terrenos gratuitamente de parte del destacamento del Ejército en la zona. En Iguala, entonces, se sospecha que el narco además de controlar el gobierno local, colaboraba con el Ejército. De ahí que los mandos militares mexicanos se hayan negado una y otra vez a que sus elementos de Iguala sean interrogados por su papel durante el ataque a los estudiantes de Ayotzinapa. En este sentido, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes nombrado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha documentado que el Ejército y la Policía Federal (PF) supieron en tiempo real del ataque desde el principio y no hicieron nada. Más aún, la periodista Anabel Hernández ha recabado testimonios de estudiantes sobrevivientes que aseguran haber recibido disparos de la PF.
-A Flecha: ¿Por que el narcotráfico ha ganado tanta fuerza en México?
-RIC: Lo primero que hay que decir es que los narcotraficantes mexicanos existen porque la demanda de drogas por parte de los consumidores de Estados Unidos es inmensa. Ahora bien, el auge de los narcos mexicanos en particular, es consecuencia directa de un reacomodo geográfico de la ruta de suministro de la cocaína. Antes del inicio de este siglo, la cocaína entraba al mercado estadounidense por aire y agua, es decir, por el Caribe, desde Colombia a la Florida. Sin embargo, con la destrucción de los cárteles colombianos (el de Medellín en los 1980s y el de Cali en los 1990s), la ruta de dio un giro por tierra, es decir por la frontera entre México y Estados Unidos. Es decir, el vacío dejado por los cárteles colombianos fue ocupado por los mexicanos.
-A FLECHA: En los últimos años nosotros vimos la población de una parte de México se defender creando las autodefensas. ¿Que son las autodefensas? Me da la impresión que el gobierno esta consiguiendo destruir las autodefensas a costa de mucha sangre derramada. ¿Esto es real?
-RIC: Han surgido dos tipos de milicias civiles. Por un lado, las autodefensas, en Michoacán y, por otro, las policías comunitarias, en Guerrero. La diferencia principal entre una y otra es que las segundas son controladas por la población local, la cual, mediante mecanismos asamblearios elige a los líderes y aprueba a los integrantes de la policía comunitaria. Las autodefensas, por otra parte, se basan en la libre asociación de individuos. Es decir, tienen un grado menor de institucionalización popular. Tal vez ello explica la persistencia de las milicias en Guerrero, mientras en Michoacán han sido desmanteladas, como bien señalas. En efecto, el retroceso en la creación de milicias civiles para combatir al narcoestado se debe a la represión del estado, para el cual el éxito de las milicias ha sido un testimonio del fracaso de su «guerra» al narco.
-A FLECHA: ¿Por que hay tanta represión y violencia política en México? Hay muchos presos políticos. La prensa también sufre represalias con reporteros y fotógrafos asesinados. El gobierno parece estar ganando la guerra contra el movimiento social a través del aparato de represión, utilizando directamente el ejército contra la población. ¿Qué opinas?
-RIC: Gramsci decía que cuando la clase dominante pierde el consenso, deja de ser «dirigente» y se convierte en únicamente «dominante». Esto, para Gramsci, indica que el poder descansa más abiertamente en la fuerza coercitiva, pues ha dejado de convencer. Esto ayuda a explicar lo que ocurre hoy en México. El actual presidente, Peña Nieto, es el mandatario mexicano con peores niveles de aprobación en veinte años. Para entender este fenómeno en perspectiva amplia, hay que tomar en cuenta que el ciclo neoliberal, iniciado en México en la década de los 1980s, pero que entró de forma definitiva en 1994 con la entrada en vigor del TLCAN, ha sido un fracaso. En nuestro país aumentó la pobreza, la desigualdad… ¡y el número de multimillonarios! La guerra al narco es, en este sentido, una degeneración del neoliberalismo, que cuenta con débiles soportes de convencimiento. La respuesta del neoliberalismo mexicano ha sido, por lo tanto, imponer un «convencimiento» por la vía de la fuerza, y la guerra al narco ha aportado el contexto adecuado para ello.
En efecto, uno de los saldos trágicos es el ataque a la libertad de la prensa. Sin embargo, como la legitimidad de la élite mexicana descansa en su pretensión de ser «democrática», el ataque a la prensa no es por la vía legal: es decir, la libertad de prensa sigue siendo una garantía constitucional. Pero por la vía de los hechos, el periodismo crítico ha sido duramente atacado. Hoy México está en el lugar 148 de 180 países clasificados por Reporteros sin Fronteras según su grado de libertad de prensa. Según esta organización, sólo Cuba está peor clasificado dentro del continente americano, pero aquí hay una diferencia crucial: en Cuba no asesinan periodistas.
Entonces, para responder tu pregunta. Sí, la represión se ha desatado en México, con mayor fuerza desde el regreso del PRI al poder presidencial en 2012. Esto, sin embargo, sólo está radicalizando a una nueva generación de activistas. A mi modo de ver, el escenario actual es sólo el preámbulo de luchas de mayor envergadura.
-A Flecha: ¿Hay una guerra civil en México?
-RIC: No la hay, si por guerra civil entendemos el enfrentamiento armado de dos o más polos políticos en busca del poder de un país. Sin embargo, sí hay un conflicto armado que además se ha derramado al «triángulo norte» de Centroamérica: Guatemala, El Salvador y Honduras. Después de Siria, el principal conflicto armado en el mundo es justo el que existe en México y parte de Centroamérica, por el número de muertos. Según el International Institute for Strategic Studies, en 2014 murieron 70,000 personas en la guerra civil de Siria, contra 30,000 en la mesoamericana guerra del narco, seguidos de Irak con 18,000 víctimas fatales en el mismo año.
-A Flecha: Hubo algunos sitios en el sur del país adonde la población ha echado los políticos tradicionales, corruptos y creado su propio gobierno. ¿Esto ha continuado en el sur?
-RIC: En realidad son pocos los lugares donde esto ha ocurrido. Después de que una milicia civil creó un autogobierno en Cherán, Michoacán, en 2011, el gobierno se ha cuidado de que este fenómeno no se extienda. Recientemente, estaba ocurriendo algo similar en Tixtla, Guerrero, pueblo donde está la escuela de Ayotzinapa. Ahí la policía comunitaria tomó el poder luego de boicotear las elecciones de junio de este año y formó un «poder popular». Sin embargo, el aislamiento de esta lucha en un marco de represión generalizada, revirtió esta experiencia. El gobierno impuso nuevas elecciones, pero sin la posibilidad de que en ella participaran los impulsores del poder popular. Por otro lado, el autogobierno es el punto más desarrollado de un fenómeno que sí ha sido más amplio: el doble poder. Cualquier lugar que cuente con una policía comunitaria (es decir, una milicia democráticamente electa) vive bajo dos poderes: por un lado, el poder popular; por el otro, el poder estatal tradicional, que sigue vigente, pero cuya efectividad para proteger del narco a los ciudadanos es disputada.
Sin duda, hace falta un estudio minucioso que logre medir en el tiempo la evolución de las situaciones de doble poder en el México de la guerra del narco. Sin embargo, sí es un hecho que estas situaciones se han concentrado en Michoacán y Guerrero y quizás hoy sólo persisten en el segundo. En estos dos estados quizás sí se puede decir que ocurrieron episodios de «guerras civil» local. Aunque la primera oleada de milicias civiles ha retrocedido, nada permite afirmar que no se vayan a repetir en el futuro. Más aún, el hecho de que constatemos que situaciones de doble poder hayan brotado y persistido, es un indicador de revolución latente.
-A Flecha: México es un país donde 43 estudiantes de sufrieron desaparición forzada y no han sido identificados todos los culpables. He leído que los padres buscando a sus hijos encontraron varias fosas con mas cadáveres. ¿Cuánta gente ha muerto en México y arrojada fosas clandestinas?
-RIC: Aquí me gustaría citar al escritor Juan Villoro: «En la búsqueda de los normalistas desaparecidos se han encontrado fosas con otros muertos. De 2005 a la fecha han aparecido 38 criptas de ese tipo. Excavar la tierra en Guerrero es un inevitable acto forense.» Aunque no hay cifras sólidas, se sabe que han muerto más de 100,000 personas y hay otras más de 23,000 desaparecidas desde el inicio de la guerra del narco. No se sabe cuántas personas estén en fosas clandestinas porque, hoy por hoy, no se tienen identificadas todas las fosas que han surgido en el país. Este es uno de los puntos que cualquier iniciativa de justicia tendrá que investigar y esclarecer para poder identificar y procesar culpables. Sin duda, hay muchas más fosas de las que hoy imaginamos, con víctimas no sólo mexicanas, sino de migrantes centroamericanos. El sacerdote católico Solalinde, por ejemplo, a partir de testimonios de migrantes sobrevivientes, ha dicho una y otra vez que debajo de la ruta que los centroamericanos recorren para llegar a Estados Unidos ha surgido una «ruta forense».
-A Flecha: Algunos lideres del movimiento, como el Doctor Mireles, Nestora Salgado, Gonzalo Molina están en la cárcel. ¿Qué se puede hacer para libertarlos?
-RIC: Cuando las movilizaciones por la justicia a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa alcanzaron su punto más alto, el gobernador de Guerrero renunció. En ese momento, funcionarios estatales dijeron que Nestora Salgado (líder de una policía comunitaria) sería liberada pronto. Después, las movilizaciones comenzaron a decaer y el gobierno dejó de sentir la presión para liberar a ella u otros presos políticos. De modo que la libertad de los presos depende de la fuerza de la protesta social en México. Por supuesto, también la presión internacional es clave para lograr avances.
-A Flecha: En las últimas semanas han circulado noticas de luchas obreras en maquiladoras de Ciudad Juárez. ¿Por qué han surgido estas luchas? ¿Qué fábricas son? ¿Cuál es la importancia de esta huelga?
-RIC: La demanda principal de estos trabajadores en lucha es el aumento salarial, además de mejoras en las condiciones de trabajo. Para poner esto en perspectiva, hay que tomar en cuenta que todavía hace unos diez años era común que maquiladoras establecidas en México trasladaran sus operaciones China, por el costo de la mano de obra. Sin embargo, desde 2013, esta relación se invirtió: hoy la mano de obra mexicana es más barata que la china. Por un lado, las luchas obreras en China han conquistado mejores salarios; por el otro, la ausencia de un movimiento obrero masivo en México, ha causado retrocesos laborales. En este sentido, aunque la lucha que ha surgido en Ciudad Juárez sumamente alentadora e importante, está aún lejos de ser masiva. Claro que esto puede cambiar en el futuro y hay que hacer todo lo posible que así sea. En los últimos meses, la lucha se ha dado en cinco fábricas: Lexmark, Eaton, Foxconn, Scientific Atlanta y Commscope. En algunas de ellas han estallado lo que en México se llaman «huelgas locas», es decir, paros sin cumplir ciertos requisitos (más bien, obstáculos) legales y, en estos casos, incluso en contra del sindicato oficial. El gran reto en México es, precisamente, derrocar a la burocracia sindical (agentes de la élite neoliberal) e impulsar la democratización de los sindicatos.
-A Flecha: Tienes algo mas a decir a los lectores de A Flecha?
-RIC: Debido a que la mayoría de la izquierda latinoamericana se ha dedicado a debatir la profundidad del «giro a la izquierda» en la región, casi todos se han olvidado de que una parte extensa de América Latina no ha experimentado ese cambio. Al contrario, regímenes como los de México y Colombia (y parte de Centroamérica, en medio) han experimentado no sólo la profundización del modelo neoliberal, sino su degeneración en la barbarie de la guerra del narco. Posiblemente sea momento de que la izquierda latinoamericana dedique mayores energías a entender y combatir estos regímenes, que hoy son los bastiones de Washington y de la contrarrevolución en nuestra América.
Ramón I. Centeno es militante socialista y candidato a doctor en Política por la Universidad de Sheffield.
Enlace original (portugués): http://aflecha.com/2015/12/16/mexico-uma-visao-socialista-da-situacao-atual-entrevista-com-ramon-i-centeno/