El 3 de octubre pasado, en la ciudad de México, tuvo lugar una importante reunión en la que se conformó un espacio unitario de las fuerzas progresistas de la izquierda mexicana, que por acuerdo de los asistentes lleva el nombre de Unidad Patriótica por el Rescate de la Nación (UPRN). La asamblea fundacional, inaugurada por […]
El 3 de octubre pasado, en la ciudad de México, tuvo lugar una importante reunión en la que se conformó un espacio unitario de las fuerzas progresistas de la izquierda mexicana, que por acuerdo de los asistentes lleva el nombre de Unidad Patriótica por el Rescate de la Nación (UPRN). La asamblea fundacional, inaugurada por Miguel Concha Malo, contó con la presencia de casi un millar de participantes, que representan a 170 organizaciones de todo el espectro de los movimientos, gremios, grupos sociopolíticos y de la sociedad civil, provenientes de al menos 15 estados de la República.
Convocados por el conjunto de organizaciones agrupadas en la Proclama por el Rescate de la Nación, los participantes coincidieron en el diagnóstico de emergencia nacional por la que atraviesa el país, que pone en riesgo la existencia misma del pueblo y la nación mexicana como entidades soberanas e independientes. Se sostiene que las crisis del capitalismo y la declinación de Estados Unidos, junto a las políticas de trasnacionalización neoliberal, aceleraron los viejos planes imperialistas para ocupar y desmantelar nuestra patria, con el objetivo de despojarnos de las fuentes de riqueza que aún quedan. México padece un proceso de ocupación neocolonial integral a través de los tratados de libre comercio, seguridad y en materia de energéticos, mientras porciones importantes del territorio están siendo entregadas a corporaciones trasnacionales y el crimen organizado. La injerencia del gobierno estadunidense en la definición del rumbo del país es ya abrumadora, e igual que define las políticas comerciales, las leyes mineras, educativas y financieras, impone el cultivo de transgénicos, el consumo de alimentos chatarra y el uso de medicinas prohibidas. De la misma manera en que los estadunidenses deciden quiénes ocupan los puestos claves en las fuerzas armadas y policiales, sus agentes controlan el espacio aéreo, los puertos y los sistemas de inteligencia locales.
La Unidad Patriótica por el Rescate de la Nación se pronunció en contra del llamado Pacto por México, firmado por los tres partidos que hacen mayoría en el Congreso de la Unión, por considerar que favorece a las corporaciones y gobiernos extranjeros, que fue decidido en las cúpulas de la clase política y no cuenta con el aval y la participación de los ciudadanos. Se le considera un pacto de la clase política vendepatrias para profundizar las políticas neoliberales, el despojo y el autoritarismo. Este pacto determina las llamadas reformas estructurales
: la laboral, la educativa-laboral-administrativa y, ahora, la energética, que significará la desnacionalización total de la renta petrolera, la privatización de Pemex y de todo el sector energético y minero, mientras se incrementan los precios a los servicios, las gasolinas y se cobran más impuestos y en mayor proporción a las clases
medias y populares.
El documento de fundación de la Unidad Patriótica se pronuncia en contra de la mal llamada reforma educativa, por violentar los derechos laborales del magisterio, por su carácter punitivo y por no tomar en cuenta al propio profesorado para su puesta en práctica. Se considera que existen elementos que configuran el delito de traición a la patria por parte de Enrique Peña Nieto, sus funcionarios y quienes resulten responsables de anteriores gobiernos y, en consecuencia, que hay acuerdo en iniciar una denuncia de hechos y un juicio político.
Se considera que la construcción del caos y del miedo, así como la catástrofe humana que sufre México, son fenómenos derivados de una economía criminal y de una estrategia de guerra que bajo la orientación estadunidense hace de la dictadura mediática y del supuesto combate al crimen organizado sus principales medios para legitimar la creciente militarización e imponer el control social, desarrollar la contrainsurgencia y criminalizar las resistencias.
El día 7 de octubre se reunió la Coordinación Nacional de la Unidad Patriótica y resolvió llevar a cabo una conferencia de prensa que tuvo lugar el 9 de octubre. Hoy viernes 11 de octubre se realizará, junto con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la toma simbólica de cuatro centros de trabajo de Luz y Fuerza del Centro, así como de la Secretaría de Energía, junto con la Asamblea Nacional de Usuarios de la Energía Eléctrica. Mañana sábado 12 de octubre, en la ciudad de México, se realizará una marcha del conjunto de organizaciones que integran la Unidad Patriótica, del Monumento a los Niños Héroes al Zócalo capitalino, a las 12 del día. Entre el 17 y el 20 de octubre se llevará a cabo el éxodo en defensa del petróleo, la soberanía nacional y los derechos del pueblo, que partirá de los estados hacia la ciudad de México. Se llevarán a cabo, asimismo, campañas mediáticas y jornadas informativas para dar a conocer la plataforma política de la Unidad Patriótica. Se hará un llamado a todos los referentes cívicos, sociales y políticos para la construcción de la UPRN en todos los estados de la República. Igualmente, se realizarán acciones en la fecha en que se discuta la reforma energética en la cámara correspondiente. Se integrará una comisión de trabajo para procesar y, en su momento, presentar formalmente a la autoridad correspondiente la demanda en contra de Enrique Peña Nieto por traición a la patria. Acuerdos adicionales refieren a pronunciamientos en defensa: a) de Alberto Patishtán, Simitrio y todos los presos políticos en general; b) de las policías comunitarias y el derecho a la autodefensa; c) de las víctimas de la corrupción del Estado mexicano en los desastres naturales; d) de los pueblos originarios y los acuerdos de San Andrés, y e) por el cese de la represión en contra de los pueblos en lucha. ¡Apoyemos la Unidad Patriótica por el Rescate de la Nación!
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/10/11/opinion/023a2pol