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Universidad: democracia y conciencia

Fuentes: Rebelión

I La Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) se convulsiona nuevamente ante la falta de democracia en los procesos de elección de los presidentes de las sociedades de alumnos de cada facultad y preparatoria. La mafia histórica conformada por los partidos políticos y las federaciones estudiantiles de nueva cuenta revela su rostro, imponiendo candidatos e impidiendo […]

I

La Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) se convulsiona nuevamente ante la falta de democracia en los procesos de elección de los presidentes de las sociedades de alumnos de cada facultad y preparatoria. La mafia histórica conformada por los partidos políticos y las federaciones estudiantiles de nueva cuenta revela su rostro, imponiendo candidatos e impidiendo que estudiantes independientes puedan participar en la contienda, llegando al grado ridículo, de elegir presidentes sin que ni un sólo estudiante vote, como ha ocurrido en la Facultad de Derecho, donde el único candidato fue declarado ganador por la Nueva Federación Universitaria (NFU) sin que se efectuaran los comicios, negando que la voz estudiantil se escuche. Los reclamos crecen, las asambleas se organizan, los estudiantes cansados de estas viejas prácticas ponen en juicio el sistema tradicional de representación. Desde hace décadas, voces aclaman por una verdadera democracia en nuestra Alma Mater . No olvidemos que la NFU es una organización corrupta al servicio de la rectoría y de los partidos políticos que ostenten el poder en turno.

La estructura vertical de representación estudiantil de la UADY sigue la lógica del sistema que excluye la participación mayoritaria, sin embargo, en la historia universitaria hay buenos ejemplos de periodos democráticos al interior de los centros de estudios, momentos coyunturales en los que se puso en práctica una estructura horizontal que garantizó la participación mayoritaria en los asuntos y temas que ocupan a los estudiantes con perspectivas de conciencia social. Esos ejemplos siguen ocultos en la historia oficial por no ser apropiados para a interés de las autoridades universitarias, las federaciones estudiantiles y los gobiernos. El poder tiene miedo de que se conozca la verdad y el reclamo organizado crezca, en medio de un contexto nacional de cambios y protestas que pudieran ser el cauce de un gran movimiento democratizador al interior de las universidades del país.

II

Las universidades públicas de México se ven amenazadas por los recortes presupuestales, por la propaganda de los medios de comunicación al servicio del pensamiento neoliberal, que busca generalizar la privatización de los derechos sociales. La Coparmex ha solicitado que se paguen cuotas en la UNAM, IPN y otras universidades, con medidas como estas quieren privatizar el derecho a la educación, convertir a los centros educativos en empresas, buscan la ganancia por encima del bienestar social. Se quiere implantar a las nuevas generaciones los valores propios de la competencia económica y la individualización capitalista bajo un esquema de ceguera social. Hay que ser consientes de que la privatización de la educación no únicamente llega mediante el cobro de cuotas, en la UADY por ejemplo, se ha dado entrada a empresas como OXXO, supuestamente para favorecer a los estudiantes, pero en realidad es la misma lógica del sistema que privatiza todo y nos despoja del bien social.

Los estudiantes son amenazados por porros, golpeados en las escuelas normales de varios estados por la policía, desaparecidos como en el caso de Ayotzinapa, hostigados y vigilados, el estudiante ideal del sistema imperante es aquel que no se vincula con los problemas sociales y pasa su tiempo en la universidad ajeno a las necesidades de su gremio y del país, por el contrario, los estudiantes que despiertan a la conciencia y se organizan para luchar por sus derechos y los de otros vinculándose mediante su actividad práctica y reflexiva, son señalados y criminalizados, la conciencia es perseguida en las universidades, la democracia solo es simulada, mientras se impone la bota del poder.

III

El pensamiento crítico poco a poco se ha eliminado de las universidades, se desvincula al conocimiento, la responsabilidad social y la praxis del universitario, generando apatía, desinterés y conformismo. Se quiere imponer la idea y la imagen de universitarios «puros» alejados de la sociedad, siendo la sociedad quien mediante los impuestos mantiene los presupuestos de los centros de educación superior, es la sociedad la que genera la riqueza y la que debe recibir el beneficio de todo aquello que se produce en las universidades. El sistema capitalista rompe la relación universidad-sociedad para apoderarse del conocimiento, de las mentes y del espíritu de los estudiantes, profesores e investigadores, el saber se vuelve erudito y mercancía, alejándose de su función social original.

Los cambios en las matriculas desde la educación básica hasta las universidades responde a esta lógica privatizadora, por ello, es urgente retomar las demandas de democracia y autonomía universitarias, e incluir también las ideas de autogestión e independencia en las organizaciones estudiantiles, para poner fin a esas mafias que solo sirven para adormecer conciencias con fiestas y falsos «programas sociales», grupos vinculados al poder y los partidos políticos que se han auto-nombrados representantes de los intereses estudiantiles, y que en realidad son cotos de poder y puentes para puestos políticos que ocuparan quienes las integran. La eliminación de materias, lecturas y teorías sociales han alienado a la población estudiantil por años, los hechos y procesos actuales, abren una puerta para el despertar estudiantil, la generación de conciencia social y el establecimiento de una verdadera democracia universitaria. 

IV

La democratización de la universidad requiere de una nueva forma de entender la democracia, dejando a un lado la verticalidad, el nepotismo, la corrupción y el cinismo tradicional. Las viejas estructuras de organización estudiantil deben derrumbarse y dejar su lugar a estructuras horizontales, plurales y verdaderamente democráticas, donde las ideas sean discutidas para el beneficio social. Pero hay que ser claros, la UADY no necesita únicamente la democratización de los procesos de elección y organización estudiantil, necesita que toda su estructura sea democratizada, desde la elección del Rector, los directores, los representantes estudiantiles hasta el mínimo de estructura. Los reclamos y protestas estudiantiles de hoy posibilitan un camino de transformación que pudiera poner fin a las mafias al interior de la Universidad. Las federaciones estudiantiles deben desaparecer para dar lugar a la verdadera democracia universitaria.

Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.