Las «autonomías departamentales», además de ser esencialmente separatistas, son de naturaleza vertical (convierten a los prefectos en reyes chiquitos); y son por tanto incompatibles con los principios horizontalistas y mancomunitarios de las autonomías indígenas.Autonomía y fascismo A medida en que la muy selecta y reducida, pero a la vez lúcida y agresiva oligarquía cruceña iba […]
Las «autonomías departamentales», además de ser esencialmente separatistas, son de naturaleza vertical (convierten a los prefectos en reyes chiquitos); y son por tanto incompatibles con los principios horizontalistas y mancomunitarios de las autonomías indígenas.
Autonomía y fascismo
A medida en que la muy selecta y reducida, pero a la vez lúcida y agresiva oligarquía cruceña iba «alimentando al chancho» separatista con una escalada de presiones movilizadas, la consigna autonomista se fue vaciando de sus contenidos libertarios para convertirse en estratégico ariete del nuevo fascismo en Bolivia.
Un diseño desde afuera
Y es que el modelo de las «autonomías departamentales» diseñado con intervención de organismos norteamericanos como el Center for Strategic & International Studies (CSIS) y el American Enterprise Institute (AEI) desde donde se digitan políticas para debilitar a las democracias en Latinoamérica, es eficazmente funcional a la escalada fascista que busca el derrocamiento del Presidente indígena de Bolivia.
La escalada separatista
La «Nación Camba» le arrancó a Mesa la elección de prefectos en las urnas, como una forma de imponer de facto las «autonomías departamentales» que comenzaron con un primer separatismo: entre las regiones y el Poder Ejecutivo, lo cual, como demostraron los hechos post electorales, implicó que Evo Morales vendría a ser el primer presidente de Bolivia en perder sus atribuciones constitucionales sobre las prefecturas.
El cretinismo de los escaños
En una segunda arremetida, en octubre del 2005, durante el gobierno transitorio de Eduardo Rodríguez Veltzé, apenas dos meses antes de las elecciones generales, la oligarquía cruceña desplegó su avasalladora maquinaria para imponer una modificación en los escaños parlamentarios, con el argumento de que la población de Santa Cruz había crecido con la ola de migrantes del altiplano y los valles.
La tercera ofensiva
La tercera ofensiva en esta escalada separatista y fascistoide se dio apenas instalado el gobierno de Evo Morales, exigiéndose bajo amenazas de cabildos y paros cívicos la convocatoria a un Referéndum Autonómico simultáneo a la elección de la Asamblea Constituyente.
El drama de García Linera
Con toda su fuerza intimidatoria, los cruceños pusieron contra la pared al Presidente del Congreso Nacional, el vicepresidente Álvaro García Linera, obligándole a aceptar el diseño de «autonomías departamentales» que en los hechos inviabiliza el modelo autonómico comunitario que postulaba el propio García Linera.
El efecto lunático
Los resultados del Referéndum Autonómico dieron como resultado obvio la aparición grotesca de una «media luna» que representa a la mitad oriental del país, donde Santa Cruz arrastra bajo su hegemonía oligarca a los departamentos de Beni, Pando y Tarija, contra el occidente separado.