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Urge reivindicar al Archivo Chico Franco de Anenecuilco

Fuentes: Aristegui Noticias

El periodista Mario Casasús insta al Estado restaurar una deuda histórica con el primo hermano de Emiliano Zapata.

El Archivo General de la Nación reconoce en su inventario que la Colección de Documentos sobre Anenecuilco (1829-1943) fue una “Compilación de Guillermo Sotelo Inclán” (sic). Los Títulos Primordiales (las escrituras de la comunidad con los registros desde el virreinato), los documentos administrativos de Anenecuilco, los manifiestos zapatistas y la correspondencia del Coronel Francisco Chico Franco Salazar pertenecen al “Fondo Guillermo Sotelo Inclán”. El mérito que el AGN otorgó a Guillermo Sotelo se debe a la “donación” del acervo que resguardó el historiador Jesús Sotelo Inclán desde enero de 1948 a octubre de 1989. El acta de donación data del 22 de abril de 1991, Guillermo Sotelo Inclán entregó los documentos a Leonor Ortiz Monasterio (otrora directora del AGN), siendo testigo de honor el presidente Carlos Salinas de Gortari.

El profesor Jesús Sotelo Inclán escribió el libro Raíz y razón de Zapata (1943) inspirado en el testimonio del Coronel Chico Franco Salazar (primo hermano de Emiliano Zapata) y respaldó su investigación con los documentos de Anenecuilco (coloquialmente conocidos como: Títulos Primordiales o Poderes del Pueblo). El primogénito de Emiliano Zapata, el diputado federal Nicolás Zapata (PRI) reclamó la propiedad del archivo a su tío Chico Franco, ante la negativa de renunciar a su responsabilidad, el veterano zapatista escondió el acervo que le encomendó su primo Miliano y se enfrascó en una disputa con Nicolás Zapata, al grado que lo acusó con el presidente Ávila Camacho por los fraudes que cometió el latifundista Nicolás Zapata (cacique del PRI, fue alcalde de Cuautla, diputado local y diputado federal). Los historiadores Mario Gill (El Colegio de México, 1952)[1] y Alan Knight (Fondo de Cultura Económica, 2015)[2] estudiaron y publicaron los crímenes de Nicolás Zapata.

La denuncia de Chico Franco le costó la vida. El 21 de diciembre de 1947, el diputado federal Nicolás Zapata movilizó al Ejército y a la Policía Judicial de Cuautla para arrestar al Coronel zapatista en su casa de Anenecuilco. Hubo resistencia armada al “operativo” de Nicolás Zapata. Chico Franco y sus hijos respondieron la agresión del Ejército, después del tiroteo los soldados se llevaron heridos a Chico Franco y sus hijos Vérulo y Julián, además arrestaron a Esperanza Franco por dispararle a la tropa. Los tres heridos nunca llegaron al Ministerio Público, los torturaron y acribillaron, sus cadáveres fueron arrojados al Cañón de Lobos (paraje entre Yautepec y Cuernavaca). El Ejército y la Policía Judicial de Morelos siguieron las órdenes de un diputado federal, las autoridades civiles y militares cometieron dos crímenes de lesa humanidad: tortura y ejecución extrajudicial.

Después de la Revolución, Chico Franco Salazar nunca claudicó en sus ideales zapatistas, exigió el reparto de la tierra desde la trinchera legal: solicitó audiencias con los presidentes de México, presentó trámites ante el Tribunal Agrario y representó al pueblo de Anenecuilco como Ayudante Municipal (ganó la elección el 2 de agosto de 1920). El general Genovevo de la O extendió la Hoja de Servicio Militar del Coronel Chico Franco: “Se inició en la Revolución a lado del General Emiliano Zapata con fecha de 11 de marzo de 1911… al depositar en él una ilimitada confianza como lo fue la del archivo de la Revolución del Sur, de la que posee documentación… desempeñó las comisiones más delicadas que su digno Jefe y Caudillo le encomendara. Que fungió como secretario del movimiento hasta el 28 de noviembre de 1911”. Rúbrica y fecha: “Genovevo de la O, 1 de septiembre de 1945”.[3]

El documento de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) permaneció inédito durante 74 años hasta que lo publiqué en mi libro: Jesús Sotelo Inclán en Morelos (2019), el acta de la SEDENA demuestra que Chico Franco fue el redactor del Plan de Ayala (se puede leer su firma en el documento del 28 de noviembre de 1911 y al margen la palabra: “secretario”), erróneamente se atribuye la redacción del Plan de Ayala a Otilio Montaño, pero dos documentos avalan al Coronel Chico Franco (nació el mismo año que su primo Miliano Zapata, estudiaron juntos en la escuela de Anenecuilco y fue su hombre de confianza).

Reivindicación

Franco Salazar es un personaje olvidado por la historia oficial, fue víctima de un crimen de Estado, orquestado por el diputado Nicolás Zapata. Es una afrenta que los documentos que le costaron la vida al Coronel zapatista lleven el nombre de “Fondo Guillermo Sotelo Inclán”. El Estado debe reparar el daño, comenzando por rebautizar el Fondo del AGN como “Archivo Chico Franco”, el Estado debe ofrecer una disculpa a la familia Franco Sánchez por la participación del Ejército en la detención ilegal, tortura y el asesinato de Chico Franco y sus dos hijos Vérulo y Julián.

Al salir de la cárcel, Esperanza Franco, llevó los documentos que resguardó su padre a la casa del historiador Jesús Sotelo Inclán en la Ciudad de México, porque el diputado Zapata amenazaba con asesinar al resto de la familia si no le entregaban el archivo. Doña Esperanza refiere el ultimátum que dio Nicolás Zapata a Demetria Sánchez viuda de Franco, el 22 de diciembre de 1947:

Le dijo a mi mamá, te doy setenta y dos horas pa’que los encuentres y mi mamá no tardó tanto, y ahí va, y le llevó todas las copias que eran las que mi papá le había prestado a Chucho Inclán […] con la amenaza y el miedo mi mamá le entregó las copias y unos originales a Nicolás, ahí estaban en la iglesia los viejitos del pueblo Rafael Quintero, Arnulfo Benítez, Manuel Contreras, Heladio Muñoz, Rutilo y Santiago Aguilar, delante de ellos entregó las fotostáticas o las copias que tenía y mi tío, el hijo de Zapata, mi tío Nicolás se quedó con los poquitos originales y les decía ten… Heladio y a cada uno se los repartió y dijo entre sí los demás [documentos] me los llevo.[4]

Las copias que entregó Demetria Sánchez a Nicolás Zapata corresponden a los trámites que hizo Chico Franco en 1927, cuando solicitó la restitución del Ejido de Anenecuilco (en el AGN está el registro de las personas que consultaron los Títulos Primordiales después de la Revolución). Los documentos originales de Anenecuilco permanecieron en casa de Jesús Sotelo Inclán desde 1948 a 1989, fueron consultados por el historiador John Womack y por la maestra Concepción Jiménez Alarcón (las dos personas de mayor confianza para don Jesús), el profesor intentó donarlos al ANG, pero las autoridades nunca le hicieron caso. Al sufrir un accidente automovilístico en septiembre de 1989, Jesús Sotelo Inclán murió intestado, su hermano Guillermo y su sobrino Alfonso Inclán saquearon la casa. Guillermo habló por teléfono a Los Pinos para ofrecer los Títulos Primordiales en 9 millones de pesos, Salinas los compró de inmediato y a su vez los “donó” al Museo Casa Zapata. El 8 de agosto de 1991, Salinas declaró: “Don Guillermo Sotelo Inclán, su hermano, al entregar los papeles a la Nación y al describirnos el ánimo que lo llevó a integrar esos legajos y su obra, la definía como un descubrimiento […] Esto es lo que hoy la familia Sotelo Inclán le entrega a la Nación; debo expresar el agradecimiento a la probidad de la familia, por haber cuidado 44 años, afortunado número y fecha, estos testimonios”.[5]

En pleno delirio de grandeza, Salinas imprimió su nombre en la carpeta de piel del archivo que resguardaba Chico Franco y publicó su discurso de “donación” en el libro: Anenecuilco. Memoria y vida de un pueblo (FCE, 1991). Don Jesús jamás hubiera permitido el lucro que hizo Salinas, el profesor se deslindó del PRI: “Para tener absoluta independencia en mi criterio de historiador, decidí no pertenecer a ningún partido político, precisamente para que los deslenguados no atribuyan a mi trabajo un interés mercenario”.[6] El deslenguado Carlos Salinas manipuló la historia, no se trató de una donación desinteresada, tampoco fue un acto de “probidad” de la familia Sotelo.

El presidente Carlos Salinas se benefició mediáticamente de los Documentos de Anenecuilco, en la víspera de la reforma al Artículo 27 de la Constitución. Guillermo Sotelo Inclán remató el Archivo Chico Franco y los Títulos Primordiales en 9 millones de pesos. La maestra Concepción Jiménez Alarcón denunció la rapiña y la supuesta donación:

Al morir don Jesús, Guillermo vendió las escrituras de Anenecuilco a Carlos Salinas. Guillermo me contó cómo le hizo: Salinas llegaba de un viaje y le dijo por teléfono: “soy Guillermo Sotelo Inclán y tengo una sorpresa para usted, necesito que me dé una cita”. De inmediato lo recibieron en Los Pinos, Guillermo fue a vender los documentos de Anenecuilco a Carlos Salinas, eso me lo dijo directamente.[7]

El historiador Emilio Kourí confirmó la denuncia en la revista Nexos: “Guillermo logró acercarse al presidente Salinas por vía de un conocido mutuo y le ofreció los papeles. Dicen en Morelos que Guillermo los vendió por 9 millones de pesos, aunque el trámite se presentó como donación. Por un tiempo Salinas los mantuvo consigo en su despacho presidencial”.[8] El catedrático de la Universidad de Chicago es una fuente confiable, dirige el Centro de Estudios Katz, ayudó a John Womack con la traducción de su libro Zapata and the Mexican Revolution (FCE, 2017) y actualmente escribe un libro sobre el Ejido de Anenecuilco. El doctor Kourí resaltó la injusticia: “Curiosamente, el primer director del museo, nuevo guardián de los documentos, sería el hijo de uno de los comisarios ejidales implicados en el asesinato de Chico Franco: ironías de pueblo chico y revuelto. Y una más, para terminar: los papeles de Anenecuilco siguen escondidos. Por alguna razón ha sido prácticamente imposible consultarlos -o siquiera verlos- desde entonces [1991].”[9] Aristegui Noticias presenta -en exclusiva- las cartas de Chico Franco a los presidentes de México, además otros documentos que demuestran las gestiones por recuperar el Ejido de Anenecuilco (1923-1943). El epistolario de Chico Franco destaca entre todos los documentos que resguarda el Museo Casa Zapata; por supuesto, el legajo más importante son los Títulos Primordiales y en segundo lugar el Manifiesto a la Nación de 1915 (permaneció inédito 104 años hasta que lo publicamos en Aristegui Noticias).[10]

El gobierno de Salinas designó al hijo del implicado en la conspiración para asesinar a Chico Franco (un empleado de Nicolás Zapata), el gobierno de Graco Ramírez designó al sobrino de Santiago Aguilar (socio de Nicolás Zapata en el reparto del botín de guerra) y el gobierno de Cuauhtémoc Blanco designó al nieto de Nicolás Zapata para que resguarde el Archivo Chico Franco, el nieto de Nicolás Zapata era policía de tránsito y tablajero (un historiador debe dirigir el Museo Casa Zapata, ningún familiar o socio de Nicolás Zapata puede resguardar los Títulos Primordiales). El PRI, el PRD y la 4T cometieron una apología del delito designando a los familiares de los asesinos y ladrones en la dirección del Museo Casa Zapata. El Estado debe reparar el daño, el AGN debe rectificar el nombre del “Fondo Guillermo Sotelo Inclán”. Chico Franco sacrificó la vida al resguardar los Títulos Primordiales de Anenecuilco.

Notas:

1 Gill, Mario. “Zapata: su pueblo y sus hijos”, en Revista Historia Mexicana, núm. 6, COLMEX, México, octubre-diciembre de 1952.

2 Knight, Alan. La revolución cósmica. Utopías, regiones y resultados, México 1910-1940, Fondo de Cultura Económica, México, 2015.

3 Casasús, Mario. Jesús Sotelo Inclán en Morelos, Fundación Zapata/Libertad bajo palabra, México, 2019.

4 Pruneda, Elvira. “De lo perdido lo que aparezca”, en Hilda Iparraguirre, Massimo De Giuseppe y Ana María González (eds.), Otras miradas de las revoluciones mexicanas (1810-1910), INAH/CONACULTA/ENAH/CONACYT/Juan Pablos Editor, México, 2015.

5 Salinas, Carlos. “Presentación”, en Alicia Hernández Chávez, Anenecuilco. Memoria y vida de un pueblo, 2ª ed., COLMEX/FCE, México, 1993.

6 Sotelo Inclán, Jesús. Nueva réplica por Emiliano Zapata, citado por Carlos Barreto en Tamoanchán, El Nacional del Sur, México, 15 de octubre de 1989.

7 Casasús, Mario. “Entrevista a Concepción Jiménez Alarcón”, en Archipiélago, núm. 96, UNAM, México, junio de 2017.

8 Kourí, Emilio. “Año de Zapata. Raíz y razón de Zapata”, en Nexos, núm. 502, México, octubre de 2019.

9 Idem.

10 González, Héctor. “El periodista Mario Casasús descubre manifiesto inédito del zapatismo”, en Aristegui Noticias, México, 8 de agosto de 2019.

Fuente: https://aristeguinoticias.com/2608/libros/urge-reivindicar-al-archivo-chico-franco-de-anenecuilco/