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Urnas mexicanas sin árbitro

Fuentes: Rebelión

México cambió en los últimos siete años, más que en dos o tres decenios, con mayor rapidez e intensidad; gran parte de esa transformación ocurre en el ámbito electoral; sin embargo, las leyes electorales no cambian desde hace siete años.

El Instituto Nacional Electoral, instancia encargada de organizar las elecciones y árbitro electoral del país, vive una pasividad sin precedente. Desde su origen el entonces los órganos encargados de las elecciones tuvieron un promedio de cambios desde 1993, de 3 años y medio, hasta la creación del Instituto Nacional Electoral en 2014, desde entonces no ha habido reforma electoral, lapso que representa una dinámica muy diferente a la que le antecede.

El IFE, nace del antecedente de un gran fraude electoral perpetrado el 6 de junio de 1998. Las elecciones en México necesitaban tener credibilidad y el estado mexicano era presionado por diferentes países para limpiar su imagen, de tal suerte que se crea una instancia electoral que en realidad es una simulación, sólo surge para detener el descrédito dentro y fuera de sus fronteras.

Dos años después del fraude, el 11 de octubre de 1990, inicia labores el Consejo General Electoral, encabezado por el entonces secretario de Gobernación, dependencia encargada de la política interna del país y no por ese nuevo encargo deja de ser el titular de una de las secretarías más importante del gabinete del entonces presidente Carlos salinas de Gortari.

Fernando Gutiérrez Barrios, conocido represor político del régimen, durante su comandancia en la Dirección Federal de Seguridad, en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, cargo que dejaría para incorporarse a la subsecretaría de Gobernación, en el periodo de Luis Echeverría. El siguiente sexenio, que encabezó Miguel de la Madrid Hurtado, fue designado Director General de Caminos y Puentes Federales. De ahí salta a la candidatura a la gubernatura de Veracruz, desde donde es extraído, a los dos años de su gobierno, por Salinas de Gortari para convertirlo en secretario de Gobernación, donde tiene el cargo paralelo de ser árbitro electoral.

Los mexicanos consideraron que el hecho de que fuera el secretario de Gobernación el titular de la autoridad electoral, impedía la ciudadanización del arbitraje, por ser juez y parte. Hasta que el 13 de noviembre de 2007, que se decide que la titularidad de los procesos comiciales sería electa por las dos terceras partes del Consejo General Electoral, que significó un avance hacia otra manera de elegir a los árbitros.

El 10 de febrero de 2014, se decide cambiar de nombre y surge el INE, que inicia actividades el 4 de abril de ese año, cuyo consejero presidente ha sido, desde entonces, Lorenzo Córdova Vianello.

Ahora, para que se elija a un consejero electoral es necesario esta proporción en la cámara de diputados, con lo que se crea un compromiso entre quienes lo aprobaron y el nuevo consejero electoral, quien debe pagar la “factura” a los partidos que lo favorecieron con si voto para formar parte de la burocracia dorada que cobra mayor salario que el Presidente de la república. Es así como se conforma la imparcialidad en las decisiones del INE, que es producto de un esquema de pago de favores y tráfico de influencias.

Este es el árbol genealógico de la autoridad electoral en México, cuya vigencia la marca la derrota de la autoridad electoral. Es decir, los fraudes electorales se cometían con la complicidad del IFE o el INE, el ganador recompensaba a los árbitros y su vigencia cobraba vida. En 2018, hubo una alteración de votos, pero no lo suficientemente importante como para darle el triunfo al PAN o al PRI, perpetradores tradicionales del fraude electoral, perdieron y en esa derrota se llevaron la inercia fraudulenta de los organizadores electorales.

El hecho de que la autoridad electoral le haya apostado al perdedor, fue el principio del fin. Es lo que marca, para todo México el anacronismo de un sistema de elecciones que debe transformarse a fondo.

Si los actuales consejeros electorales no entienden este ultimátum, será la población que le muestra su caducidad. La reforma electoral debería estar acompañada de los actuales actores consejeros; sin embargo, son la primera línea de su oposición. Las reformas electorales en América Latina son muy escasas, la mayoría de estos países sólo realiza cambios a sus normas casi imperceptibles, lo cual implica un estancamiento de varios decenios, en promedio, en esta parte del continente.

La comparecencia de Lorenzo Córdova en la Cámara de Diputados el viernes fue un rechazo a las viejas prácticas del IFE-INE desde una visión pragmática, casi anecdótica, que no por reiterada deja de ser una evidencia. El anuncio de una reforma electoral convoca a un debate serio y profundo de todas las fuerzas inscritas en el panorama político del Poder Legislativo.

EL fraude electoral el hecho que impulsa el nacimiento del IFE y luego del INE. El autoritarismo es el legado de su actual estructura y la democracia mantiene una larga pausa en México.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.