El uso de las nuevas etiquetas de identificación automática por tecnología de radiofrecuencia (RFID) está acusando inquietud entre numerosas organizaciones alarmadas por la falta de regulación de un sistema que permite el seguimiento indiscriminado de los consumidores Quizá te hayas fijado en que en las tiendas de ropa y complementos del grupo Inditex (Zara, Bershka, […]
El uso de las nuevas etiquetas de identificación automática por tecnología de radiofrecuencia (RFID) está acusando inquietud entre numerosas organizaciones alarmadas por la falta de regulación de un sistema que permite el seguimiento indiscriminado de los consumidores
Quizá te hayas fijado en que en las tiendas de ropa y complementos del grupo Inditex (Zara, Bershka, Oysho, Stradivarious o Massimo Dutti) los zapatos ya no llevan los tradicionales dispositivos antirrobo sino unas singulares pegatinas rojas con el icono de una antena emitiendo ondas. Según nos ha confirmado un guardia de seguridad de una de estas tiendas, se trata de los nuevos dispositivos denominados RFID (radio frequency identification, o sea, identificación por radio frecuencia) que las grandes superficies están comenzando a utilizar como nuevas formas de etiquetado en lugar de los códigos de barras y como sustituto de los dispositivos antirrobo. Su aspecto varía desde las normales pegatinas magnéticas hasta pequeños aparatos invisibles del tamaño de un grano de arena como los mu-chip de Hitachi que pueden disimularse fácilmente en el interior de cualquier objeto.
Un dispositivo RFID, también denominado por algunos «chip espía», es un pequeño aparato con un número de identificación exclusivo que emite señales de radio (activos) o rebota la señal enviada por antenas lectoras (pasivos). El objetivo de estos dispositivos de identificación automática es rastrear los artículos que los contienen desde cierta distancia, facilitando su control en el almacenamiento y transporte y aumentando la eficacia del proceso de montaje al permitir un control total en la contabilidad y la localización de los componentes. En el supuesto de que lleguen a sustituir a los códigos de barras permitirán que las cajas de los supermercados lean automáticamente los productos que llevamos en nuestro carrito de la compra sin necesidad de sacarlos del mismo.
En España la gran empresa textil Inditex ha comenzado a utilizar estos dispositivos en sus productos sin aviso previo y en las tiendas no ofrecen ningún tipo de información sobre el tipo de chip utilizado, su localización o la opción de destruirlo una vez adquirida la mercancía. Además, aunque un guardia de seguridad entrevistado por Ladinamo asegura que estos chips dejan de funcionar una vez comprado el producto, también nos ha confesado que «luego se vuelven a reactivar solos porque muchas veces vuelven a pitar al pasar por otro dispositivo antirrobo». En el resto de Europa la gran cadena de supermercados británica Tesco, los franceses Carrefour, la corporación Intel y el grupo alemán METRO también apuestan fuerte por esta tecnología y en algunos grandes almacenes ya han comenzado a utilizarla. Así, en febrero de este año las grandes superficies alemanas METRO tuvieron que retirar los chips espía que habían introducido en sus tarjetas de cliente y pedir disculpas a los afectados tras el escándalo mediático y las protestas de los consumidores alemanes. En Estados Unidos, los grandes almacenes Wal-Mart introdujeron dispositivos RFID en unas barras de labios Maxfactor con el fin de controlar las pautas de consumo de los clientes sin su conocimiento previo. El periódico Chicago Suntimes filtró la noticia en noviembre del año pasado (#) y la empresa tuvo que pedir disculpas públicamente.
Una oportunidad de negocio
Sin duda se trata de otra de las grandes oportunidades de negocio para multitud de grandes empresas que ya apuestan fuerte por una tecnología que les permite un control más eficaz de sus mercancías sin que hasta ahora exista ningún tipo de regulación al respecto. Mientras tanto, Hitachi ha anunciado que para 2005 tiene previsto comercializar sistemas completos basados en el nuevo mu-chip (de 0,3 milímetros) que consistirán en un conjunto de etiquetas, lectores e infraestructuras de red. Asimismo, Microsoft ha anunciado su colaboración en este tipo de proyectos lo que supone otro gran impulso para el RFID.
Ante la falta de regulación y de información sobre el uso de estos dispositivos algunas asociaciones ya han alertado sobre sus posibles abusos. Así, el Centro de Información sobre Privacidad Electrónica (EPIC) junto a otra treintena de asociaciones impulsó el pasado noviembre una declaración conjunta sobre la necesidad de informar y regular esta tecnología. Estas organizaciones advierten de la posibilidad del uso de estos chips en documentos de identidad o en los nuevos billetes de euro cuyo itinerario podría ser rastreado tras retirar dinero de cualquier cajero. No obstante, pese a que la prensa ha filtrado supuestas conversaciones entre Hitachi y el Banco Central Europeo, en el momento de escribir este artículo los rumores no habían sido confirmados ni desmentidos por ninguna de las partes involucradas.
Otras organizaciones como CASPIAN (Consumers Against Supermarket Privacy Invasion and Numbering / consumidores contra la invasión y el control de la privacidad en los supermercados) exigen que estos dispositivos sean inutilizados una vez fuera de las tiendas tal y como se hace con las actuales etiquetas magnéticas. Además advierten de que esta herramienta está siendo ya utilizada por la industria del calzado por la ostensible ventaja de mantener los pares juntos.
Por otro lado, la revista on-line española Kriptópolis sugiere una serie de recomendaciones en el uso de estos chips para evitar situaciones que comprometan los derechos individuales. En primer lugar, transparencia: los ciudadanos deben ser informados sobre qué productos están marcados, sobre la ubicación de las etiquetas y sobre su propósito. Además, consideran esencial el derecho de todo consumidor a desactivar (o destruir) las RFID de todos los productos que haya adquirido.
Para otros la alarma ante estos microchips es desmedida ya que, según argumentan, una vez localizados son fáciles de desactivar. Así, una de las empresas líder en seguridad informática, RSA Security (#), ya presentó en febrero de este año el dispositivo RSA Blocker Tag, un aparato que impide que las RFID puedan ser leídas y que según la empresa «permitirá tanto a consumidores como a empresarios beneficiarse de las ventajas de estas tarjetas sin temer la vigilancia no deseada y el control de sus usuarios».
www.epic.org/privacy/rfid/
www.kriptopolis.com
www.rfidjournal.com
www.nocards.org
www.spychips.com