Aprobado en lo general el dictamen de la reforma energética en las comisiones unidas de Puntos Constitucionales, Energía y de Estudios Legislativos Primera del Senado, por el bloque que integran los partidos Revolucionario, Acción y Verde, su contraparte en las calles y el parlamento persisten en ostentar ante el país una mayúscula incapacidad para sumar […]
Aprobado en lo general el dictamen de la reforma energética en las comisiones unidas de Puntos Constitucionales, Energía y de Estudios Legislativos Primera del Senado, por el bloque que integran los partidos Revolucionario, Acción y Verde, su contraparte en las calles y el parlamento persisten en ostentar ante el país una mayúscula incapacidad para sumar fuerzas, o debilidades, para impulsar no digamos un proyecto propio, sino siquiera para frenar la iniciativa de ley de la Presidencia de la República.
Mientras el Movimiento Renovación Nacional invierte sus mejores esfuerzos en bloquear la sede legislativa de Insurgentes y Reforma, en alianza con el Sindicato Mexicano de Electricistas, la Coordinadora Nacional y otras organizaciones, cerca de allí, en el Ángel de la Independencia, los perredistas dan vueltas y vueltas al monumento durante 75 horas continuas, por igual número de años de la expropiación petrolera, en una reedición de aquella protesta en el Zócalo por la democracia, realizada en julio de 1988 tras la muy impugnada elección de Carlos Salinas. La creatividad de la dirigencia perredista no dio para más o bien decidió mantener sus acciones de calle, poco asistidas por cierto, en los marcos de lo políticamente correcto para un firmante del Pacto por México, con todo lo que ello implica, incluida la definición «de un gobierno de coalición de facto», contraviniendo abiertamente la ley de leyes.
Es preciso registrar que fue el secretario general del perredismo quien tomó la iniciativa de invitar a la dirigencia de Morena a realizar un intento unitario de última hora, cuando los opositores a la reforma de los artículos 25, 27 y 28 constitucionales están en vías perder una votación histórica sin hipérbole, aunque ciertamente el camino es largo pues aún tiene que recorrer la Cámara de Diputados y dos tercios de los congresos estatales; una amplia vía jurídica y al parecer la consulta ciudadana de julio de 2015, todo lo cual incidirá significativamente para que las trasnacionales petroleras dominantes en la aldea aplacen sus inversiones para mejores tiempos.
Y la invitación de Alejandro Sánchez recibió como respuesta, por parte de Martí Batres, un desplante de soberbia digno de mejor causa: Con las bases perredistas sí; con sus dirigentes nada. El argumento es la coparticipación del PRD, de su dirigencia hegemonizada por Nueva Izquierda, en la ruta que ha llegado hasta la reforma energética. Explicó que mientras los perredistas pavimentaban con el Pacto por México la situación actual, Morena realizaba acciones contra la inminente privatización. Y remató con una frase inolvidable, por cara para la ineficacia de la actual conducta de todas las izquierdas: «Cada quien con su estrategia».
Sería muy pertinente que Batres Guadarrama explicara cuáles son las diferencias «estratégicas» porque a la vista no están y como bien lo explica el no siempre unitario Cuauhtémoc Cárdenas, sobre todo tratándose de Morena y el convaleciente Andrés López Obrador: «Lo importante de la unidad es coincidir en el propósito. Tenemos diferencias de matices, pero coincidimos en los propósitos».
Tiene razón el ingeniero, pues ambos movimientos y partidos no quieren las reformas constitucionales pero sí la modernización de Petróleos Mexicanos para que contribuya más y mejor a la industrialización del país y el bienestar de la población.
Si la extraordinaria capacidad mostrada en los últimos días para adjetivar con frases efectistas y estridentes la iniciativa de ley de Enrique Peña, ahora asumida por la troika del sistema, se pusiera en juego para tender puentes y articular fuerzas sociales y políticas, el panorama sería otro.
Fuente original: www.forumenlinea.com