El mundo atraviesa una crisis sistémica global, está pariendo un nuevo orden, una nueva normalidad, en la que Argentina puede ser protagonista. La intervención y expropiación de Vicentín muestra que Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, presidente y vicepresidenta, comprenden el momento histórico.
Mientras el Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima que pospandemia 265 millones de personas sufrirán inseguridad alimentaria severa, en nuestro país se producen más de 4 millones de toneladas de carnes; 779.000 toneladas de pescado de captura marítima; 13.175 millones de huevos; más 10 mil millones de litros de leche; 1.5 Millones de toneladas de azúcar blanco; más de 3.5 millones de frutas; más de 120 millones de toneladas de cereales y oleaginosas; 8-10 millones de toneladas hortícolas, entre otros[1].
La realidad nos muestra que mientras unos pasan hambre, muchas productoras y productores agroalimentarios se funden y otro tanto de trabajadoras y trabajadores agrarios sufren explotación, esclavitud y condiciones de trabajo totalmente indignas. Esta es la normalidad del viejo modelo agroalimentario que no cierra con los que producen, ni con los que consumen, ni con la naturaleza.
Disputa por el relato de una estafa
Algunos sectoresquieren instalar el relato que el Frente de Todos no “sabe ni jota” del agro ni del negocio de la soja. Centran la discusión en la propiedad privada de una empresa que tomó prestado 18.000 millones de pesos al Banco Nación y se declaró en “stress financiero”, estafando a la banca nacional y al pueblo argentino. Mientras, por orden de Macri y González Fraga le entregaban plata a Vicentín, se fundían miles de tamberos, cerraban miles de PyMEs, y la mitad de las y los niños quedaban debajo de la línea de la pobreza.
¿Quién defiende la propiedad de las y los cooperativistas, las y los productores, las y los trabajadores de Vicentín, en fin las y los acreedores? ¿Propiedad de quién o quiénes son los 18 mil millones que prestó el Banco Nación? ¿Si Glencore se queda con Vicentin es normal? ¿La normalidad es que los préstamos de los ricos, los pagamos los pobres? ¿Cuántos créditos les rechazaron a productores mientras les prestaban a Vicentín?
Se escriben mares de tintas y bandadas de twitter, construyendo el relato de que es normal que unos pocos ganen mucho y repartan las sobras. Algunos “hacen como los teros, para esconder sus niditos, en un lao pegan los gritos y otros ponen los güevos”, hablan de cuidar a las y los productores, de ser independientes y apolíticos, pero ¿Dónde ponen los huevos estos pseudoperiodistas a sueldo que defendiendo los estafadores del pueblo compraron su epitafio de “intelectuales funcional a los ricos”?
La historia desnuda los modus operandi
A mitad de 1997, Oleaginosa Moreno, uno de los principales complejos productivos dela Argentina, repentinamente se encontróen una grave situación financiera, su presunta iliquidez sacudió el mercado. Nadie lo esperaba, dicen que llamaban del exterior, incrédulos de que el Grupo Moreno anduviera con dificultades.
El conservador diario La Nación publicó una nota titulada “Como es la evasión en el sector de los granos”, explicando cómo se producía la trama evasora de una actividad “de las más rebeldes para la DGI”[2].Con el subtítulo “Oleaginosa Moreno salió a pagar con ayuda de Glencore”, da cuenta como la Multinacional Glencore “rescató” a la empresa argentina, interviniendo la gestión de las empresas del grupo: Oleaginosa Moreno, Oleaginosa Oeste y Sucesión Antonio Moreno.
¿Qué intereses defendían en aquella noticia? ¿Los de un país que sufría la evasión impositiva o la legitimidad del “rescate” que hacía Glencore?
Veinte años después, en diciembre de 2019 repentinamente se declaró en quiebra por una deuda de u$s350 millones Vicentín, socia de Glencore en la planta Renova -el mayor establecimiento de molienda del mundo-y justo antes, el 2 de diciembre, Vicentin le vendióel 16.67% de las acciones.
En Abril 2020, Glencore ofreció 325 millones de dólares por el restante 33,3% de Renova, en principio rechazada por el juez de la quiebra y la empresa. El lunes 8 de junio, Alberto Fernández anunció la intervención y el envío de ley de expropiación de Vicentín.
El partido judicial, rechazo al gobernador y un botín del que pocos hablan
Parece ser que los dueños del agronegocio no están dispuestos a que el Estado ingrese al sector, a juzgar por las cartas que empiezan a ponerse sobre la mesa la pelea será a fondo.
El 19 de junio el partido judicial se introdujo de llenó en el conflicto. Fabián Lorenzini, el juez de Reconquista, hizo lugar a una medida cautelar y entregó el manejo de la cerealera a los que chocaron la calesita, por un plazo de 60 días. Además degradó a veedor a Gabriel Delgado, el interventor designado por el Poder Ejecutivo.
En el medio llegó la propuesta de una compañía mixta, de la mano de Omar Perotti, gobernador de Santa Fe, alegando ser una herramienta diferente a la expropiación. El proyecto consiste en la conformación de un “Órgano de Intervención” a cargo de la provincia, a través de la Inspección de Personas Jurídicas, y no contempla una instancia de expropiación. Rápidamente fue rechazada por uno de los Valentín envalentonado por un puñado de personas que flamean la bandera de Belgrano mientras cuidan intereses trasnacionales.
De lo que no hablan los medios hegemónicos de comunicación es de los más de 21.000 millones de dólares que evaden por año las agroexportadoras en Argentina según el instituto Wider, dependiente de Naciones Unidas, y que puso en discusión desde la televisora C5N el economista Juan Enrique.
También el Fondo Monetario Internacional (FMI) realizó un estudio en base a datos de 173 países durante 33 años, la evasión global de las agroexportadoras ronda los 650 mil millones de dólares anuales, y en Argentina se “afanan” (roban) 24.700 millones de dólares al año. Los dueños de los agronegocios evaden casi lo mismo que declaran en materia de agroexportación. ¿Será éste el verdadero botín en disputa?
Hay equipo y hay conocimiento para construir un nuevo modelo agroalimentario
El Presidente de la Nación, la Presidenta del Senado, y sus equipos, conocen perfectamente que estamos ante la oportunidad histórica de construir un modelo agroalimentario productivo y sustentable. Con YPF Agro + Vicentin, la capacidad de disputar mano a mano con las trasnacionales agroexportadoras es una realidad.
Un modelo que desde la bioeconomía y la bioética cuide y proteja de nuestra biodiversidad y biósfera. Un modelo que incluye y piensa en quienes producen, quienes trabajan y quienes consumen desde la justicia social, la independencia económica y la soberanía política: Soberanía del Conocimiento, Soberanía Alimentaria.
Notas
[1] En base a informes de fuentes oficiales (Ministerio de Economía; MAGyP; SENASA; INTA; INDEC)
[2] https://www.lanacion.com.ar/economia/como-es-la-evasion-en-el-sector-de-los-granos-nid71611/
Matías Strasorier. Director del Centro de Estudios Agrarios, Argentina. Analista agropecuario, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)