Todos los días, por cuestiones laborales, leo con un sentimiento por demás desagradable las noticias que ocupan las secciones de policía y/o nota roja, en ellas destacan entre accidentes y crímenes de “orden común”, las lamentables crónicas relativas a las diversas formas de violencia que ejercen los hombres sobre las mujeres, en particular, las realizadas por parejas o ex parejas, familiares (padres, abuelos, tíos, hermanos, etc.) que se vinculan a los tipos de violencia sexual, económica, psicológica y al feminicidio.
Tristemente debo relatar que no hay día en que la rotativa deje de imprimir páginas con hechos de violencia sobre las mujeres, y esto es sólo una muestra más de lo que ya ha sido denunciado por el movimiento feminista desde hace años, pues es una realidad que existe una estructura sistémica patriarcal que las oprime y que exalta las conductas machistas de los hombres como la norma a seguir sin importar los daños físicos, psicológicos, económicos y sociales que genera la continuidad de la guerra contra las mujeres; conceptualización que ha desarrollado en varias obras la antropóloga feminista Rita Segato.
Estas noticias que a diario se publican -porque todos los días acontecen hechos de violencia contra las mujeres- además de ser lamentables, tienen el común indicador no sólo de cifras y formas especificas de esa violencia machista, sino que si se les mira con atención, puede desglosarse la revictimización, la invisibilización, e incluso, la criminalización que transmiten por sus estructuras y contenidos, y para muchos lectorxs (sobre todo hombres) esta afirmación será absurda, ya que se suele argumentar que al fin de cuentas se está hablando de las mujeres, lo que denota el arraigo cultural machista que impide observar que el discurso patriarcal desdibuja a la mujer para convertirla en objeto y no en sujeto, al igual que en la escritura de las crónicas de violencia implícitamente un aire de culpabilidad se les impone. Y ante tal afirmación que hacemos, baste la lectura diaria de tan lamentables noticias.
Las cifras en México son claras, más de 11 mujeres al día son víctimas mortales de la violencia machista y patriarcal (víctimas de feminicidio), estos datos con los años se incrementan. Las denuncias por violaciones, acoso y hostigamiento sexual, así como por violencia física, económica, psicológica, laboral, simbólica y demás formas, van aumentando, dejando a nuestro país en una muy alarmante situación de la guerra inhumana que se desarrolla contras las mujeres, algo que la realidad demuestra cotidianamente.
El hecho de que a diario se publiquen notas sobre la violencia contra la mujer no significa que la sociedad vaya asimilando y tomando conciencia, aunque en realidad, debiera hacer la acotación de que esto no significa que los hombres estemos efectuando un proceso de deconstrucción machista, sino que pone la aguja en la llaga de la revictimización, el morbo que acompaña las crónicas exalta el consumo y normalización de la violencia en vez en su cuestionamiento y rechazo, y no se trata de que no se publique sobre el tema, se trata y léase bien, de que no sea necesario publicar sobre la violencia contra la mujer porque debemos pugnar por dejarla atrás.
Se hace tarde para establecer las bases de una nueva sociedad sin violencia contra las mujeres, tomemos conciencia del papel que nos toca y destruyamos al machismo-patriarcado. Este 8M escuchemos y callemos los hombres para aprender…
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