Recomiendo:
0

Sus tácticas y las nuestras

Violencia mass media contra Oaxaca

Fuentes: Rebelión/Fundación Federico Engelsº

        Desde México Oaxaca está cercada, desde hace semanas, con armas de guerra ideológica. Nada inofensivas. Se trata de un arsenal alienante encargado de preparar el terreno para justificar el crimen, para fundamentar la represión… para esconder a los muertos, hacerlos invisibles bajo toneladas de justificaciones «legales», «políticas», «institucionales» propias de una burguesía […]

 

 

 

 

Desde México

Oaxaca está cercada, desde hace semanas, con armas de guerra ideológica. Nada inofensivas. Se trata de un arsenal alienante encargado de preparar el terreno para justificar el crimen, para fundamentar la represión… para esconder a los muertos, hacerlos invisibles bajo toneladas de justificaciones «legales», «políticas», «institucionales» propias de una burguesía degenerada y asesina. (¿Habrá otra?)

Su táctica es hacer creer que la represión contra el pueblo oaxaqueño será iniciada por la policía o el ejército (vestido como se vista) Hacernos creer que no se sabe cuándo. Su táctica es hacernos creer que los mass media mercantiles sólo «informan», sólo «orientan», sólo «exponen» los hechos con neutralidad beatífica. Su táctica es hacer pasar por inofensiva, y necesaria, la andanada de agresiones verbales proferidas por opinólogos y «periodistas» a toda hora, minuto a minuto de norte a sur y de frontera a frontera. Lo cierto es que las agresiones contra el pueblo de Oaxaca se iniciaron hace varias semanas y que a la vanguardia van los «noticieros», los programas de «debate», la encuestología farandulera y los expertos en esgrima de calumnias vendedores de saliva mercenaria. A todo color y con alta resolución.

Oaxaca está sitiada y recibe, minuto a minuto, descargas de calumnias a mansalva. Metralla de acusaciones y criminalizaciones «a discreción». No hay empacho en la ofensiva de los mercenarios mediáticos que deambulan impunemente, dentro y fuera del Oaxaca, con cámaras y micrófonos listos para fusilar con calumnias a cualquiera que se identifique como enemigo de clase. «Son revoltosos», «inadaptados», «izquierdistas», «resentidos»… «violan a ley», «atentan contra las instituciones», «ponen en peligro el estado de derecho»… los periodistas serviles a las causas de los monopolios mass media cuentan con arsenales inmensos de sandeces, entrenamiento riguroso para la estupidez a quemarropa y doctrina de clase uniformada con exigencia para intentar convencernos de que esa lucha proletaria en Oaxaca debe ser extirpada a toda costa. Y no pocos de esos lebreles informativos creen que nos hacen un favor, que son «patriotas» y que les aumentarán el sueldo.

Día y noche patrullan «la realidad» con sus cámaras y micrófonos de alta tecnología para atiborrar las pantallas televisivas con argumentos represivos de toda estirpe. Su meta es poner a salvo la propiedad privada. Se desgarran las vestiduras y ensayan todo tipo de gestos «inteligentes» bajo la consigna histórica de «salvar a la sociedad» de ese «mal ejemplo» que atemoriza al patrón y que amenaza al «orden». Lanzan misiles de mentiras «quirúrgicas», deforman los hechos sin misericordia, arrancan de su contexto toda frase o imagen que resulta útil para su creatividad «informativa» y se aseguran de crear las condiciones subjetivas indispensables para que luzca como «heroico» el accionar de los soldados o los policías que ya se dejan sentir y ver por aire, cielo y tierra. Sueñan con un asesinato legalizado por las empresas mass media.

Su táctica es hacernos creer que son más poderosos que cualquier poder. Hacernos creer que contra su discurso estamos indefensos. Su táctica es derrotarnos anímicamente, dividirnos, aterrorizarnos… su táctica es convencernos de que somos débiles, de que no tenemos fuerzas suficientes, que es inútil la lucha y que estamos equivocados. Su táctica es convencernos de que nos arrepintamos y que aceptemos que ellos (y sus patrones) tienen la razón… que siempre la han tenido. Su táctica es golpearnos las convicciones y el entusiasmo. Acribillarnos las ideas y los programas, matar los acuerdos, los avances y las conquistas. Su táctica es negarnos el futuro en manos del pueblo.

A estas horas los monopolios mass media se reagrupan. Unifican tesis y estrategias, invierten dinero y capital político, se reparten los escenarios del crimen para instalar sus antenas y sus transmisores portátiles, corrigen posiciones y atacan blancos comunes. Mientras se acomodan para defender las leyes nuevas que les dotan de impunidad «legalizada» presionan y negocian decretos nuevos para consolidar el modelo de concentración de medios de comunicación en una jugada magistral y oportuna de «triple play»1. Se trata de no dejar cabos sueltos, de integrar todo recurso posible para apuntalar las agresiones mediáticas. Se trata de avanzar las líneas de la alienación a toda costa, a tambor batiente, por un flanco y por el otro. Se trata de dominar el target, (o sea nosotros) hacerlo suyo, dócil, agradecido, pagador y cómplice. Se trata de alienarnos, explotarnos y despojarnos sin obstáculos, sin piedad y sin salidas. Se equivocaron.

Ese «cerco informativo» de los mass media burgueses tiene errores de cálculo, de táctica y de estrategia. Tiene olvidos y equivocaciones cruciales. Se les olvida la Historia. Se les olvida, por ejemplo, Venezuela. Allá ni con toda la furia de sus muchachos gritones, energúmenos y neonazis conductores de televisión, matutina o nocturna, ha sido posible doblegar el proceso revolucionario que florece y perfuma nuestras mejores luchas. Acá ni con todas las parafernalias de las «noticias» faranduleras ha sido posible frenar el ascenso de la conciencia, la cantidad y la calidad de las luchas y la propagación exponencial de la rebeldía desde abajo y hacia el futuro.

Oaxaca es, además de mil cosas, por sí misma una conquista de comunicación social. Nada de lo que ahí ocurre sería posible sin la praxis dinámica de un modelo de comunicación colectiva que ha mostrado su poderío y sus promesas en muy poco tiempo y con efectos extraordinarios. Si algo saben hacer quienes luchan a estas horas en Oaxaca es poner en común (comunicación) los desafíos y las tareas. Si algo ha sido triunfante y enamorador es el poder comunicacional de los que tienen sólo su lucha y tienen consigo la solidaridad de millones en todo el mundo, atentos y vigilantes, que no se quedarán callados ante las agresiones. De ayer, de hoy y de mañana.

Esta lucha que florece en Oaxaca es además de una guerra contra toda desinformación, contra toda degeneración informativa, un examen y una convocatoria. Todos estamos a prueba. Oaxaca es un ejemplo de cómo opera una construcción colectiva de la información, cómo debe fluir y crecer. Cómo debe ponerse en común. Es un hecho poético. Oaxaca transforma sus universos simbólicos y su riqueza emblemática. Oaxaca significa hoy corazón de la lucha y compromiso de lucha mundial. Hoy Oaxaca es asunto de todos y todos somos uno con la lucha oaxaqueña.

El portento comunicacional de la lucha en Oaxaca trasciende incluso el cerco mediático de los oligopolios de la mentira. Lo envuelve con su verdad de pueblo en lucha permanente, lo cruza de lado a lado con su rayo de dignidad y hace ver a los más empedernidos abogados de la explotación y la represión como traidores a su pueblo. Ni más ni menos. Todo aquel que ha levantado las armas de guerra ideológica contra la lucha oaxaqueña es un traidor, un criminal que merecerá ser juzgado por los tribunales populares de la historia. El mundo entero ha puesto sus ojos sobre lo que aquí pasa gracias a la fuerza comunicacional generada por la lucha. Y esa fuerza es imparable.

Cada altoparlante, volante, correo electrónico, periódico mural, charla, asamblea… que sirven como herramienta expansiva de la lucha, son logros de valor extraordinario más poderosos que horas de noticieros basura. Cada encuentro entre camaradas, cada debate, cada acuerdo son ejercicios de comunicación popular que ponen el poder de la comunicación en su lugar correcto y en su significado correcto. No hay imperio mass media capaz de imitar semejante poder. Hay que saberlo bien.

A estas horas, cuando en los cuarteles generales de los policías y los ejércitos se cocina la hipótesis represiva contra Oaxaca, la avanzada mas media celebra como un hecho la represión y el exterminio de la lucha. A estas horas ya se han ensayado criminalizaciones de todo tipo, a estas horas se han puesto en práctica todos los sabotajes imaginables, a estas horas hemos visto variedades innumerables de estupideces mass media… a estas horas la lucha en Oaxaca sigue siendo un triunfo y queremos más de eso en todo México.

Todo es cuestión de seguir el ejemplo magnífico de Oaxaca, de sus principios y sus fines de sus métodos y sus logros. Las coincidencias en otros lugares serán magníficas. Todo es cuestión de no desfallecer, de organizarnos y consensuar un programa radical (a las raíces) un programa socialista capaz de crear comunicación mayor y mejor a cada instante. Comunicación fortaleza popular, fortaleza obrera y campesina, comunicación capaz de engendrar la Huelga General que nos pondrá cara a cara con los enemigos de clase, comunicación revolucionaria que nos dará confianza en la lucha y nos hará, de una vez por todas, entender que a los trabajadores sólo los salvarán los trabajadores.

La violencia mass media desatada contra Oaxaca no quedará impune. Impulsaremos con todas nuestras fuerzas una Corriente Internacional de la Comunicación hacia el socialismo e insistiremos en cuanto foro se ponga a modo sobe la necesidad de poner a debate todas las concesiones otorgadas a los monopolios mass media de todo el mundo, impulsaremos otra comunicación, la comunicación de la lucha revolucionaria contra la alienación y por el ascenso de la conciencia socialista, desde el corazón hasta las ideas y viceversa. Pediremos una sanción internacional contra el uso de las armas de guerra ideológica que apuntan contra los pueblos en lucha. Y no guardaremos silencio ante lo que pasa en Oaxaca.

1 http://www.jornada.unam.mx/2006/08/29/026n1eco.php