Evo Morales es uno de aquellos presidentes que no parecen cansarse nunca. Su ritmo de trabajo y permanente vocación de servicio hace preguntarse a muchos ¿cuándo descansa? ¿Nunca tiene un momento para él? La respuesta es simple: descansa tres o cuatro horas por día y como bien lo ha afirmado en muchas oportunidades, su único interés es el bienestar del pueblo de Bolivia.
Hacía unos veinte días habíamos estado conversando y allí acordamos vernos nuevamente para hacer una entrevista corta para la página web «Evo Morales Premio Nobel de la Paz». En esos veinte días la vida política boliviana estuvo nuevamente convulsionada. La Asamblea Constituyente parecía trabada por la presión de una elite que no se resigna a aceptar los cambios propuestos por la inmensa mayoría de los bolivianos. Un documento racista y golpista recorría el país con el título: «Plan para tumbar al indio de mierda». La oligarquía santacruceña, a través de su prefecto, insistía en levantar banderas sesecionistas y hablar de la inviabilidad de Bolivia como país; punto de vista esgrimido desde el Norte con respecto a varios países sudamericanos.
Pero contra esta situación, el pueblo alerta y movilizado desplegó su capacidad de lucha. Miles de campesinos pobres del país, defendiendo la democracia y a su legítimo gobierno, se expresaron contundentemente. La metodología del Presidente Morales y su gobierno para allanar conflictos es una: el diálogo que conduzca a la resolución pacífica de los problemas.
Hoy, la tarea de llegar a diciembre con una propuesta de nueva constitución se ha encausado. La Revolución Democrática y Cultural sigue en marcha y vigorizada por hechos que demuestran que Bolivia no sólo es viable, sino que puede convertirse en pocos años en un país próspero y pujante.
Evo Morales hace mucho que sueña con una Bolivia soberana, con justicia social, sin analfabetismo y sin miseria. Seguramente desde que era pastor de llamas allá en su Orinoca natal. Para esto propone un modelo, una forma de vida donde los ciudadanos y ciudadanas puedan «vivir bien», en igualdad, solidaridad y de cara a un futuro de bienestar y armonía.
Pese a las mil ocupaciones y distrayendo un breve espacio de su valioso tiempo, el Presidente Morales me recibe en el Palacio Quemado. Con su habitual simpatía y sencillez me saluda y comenzamos la entrevista:
Fernando Bossi: En un mundo convulsionado, con tanta injusticia social y concentración de las riquezas, con guerras y hambre ¿en qué consiste tu propuesta de «vivir bien»?
Evo Morales: El «vivir bien» es vivir en igualdad y en justicia. Donde no haya ni explotados ni explotadores, donde no haya ni excluidos ni quienes excluyan, donde no haya ni marginados ni marginadores. El «vivir bien» es vivir en comunidad, en colectividad, en reciprocidad, en solidaridad, y, especialmente, en complentaridad.
El «vivir bien» no es lo mismo que el «vivir mejor», el vivir mejor que el otro. Porque para el «vivir mejor», frente al prójimo, se hace necesario explotar, se instala la competencia, se concentra la riqueza en pocas manos. Entonces se produce una profunda competencia, unos quieren vivir mejor y esto a cambio de que otros, las mayorías, vivan mal. Ahí hay una gran diferencia, ya que en el «vivir bien» es vivir en igualdad de condiciones, «vivir mejor» es egoísmo, desinterés por los demás, individualismo.
– El «vivir bien» entonces, de ninguna manera es el modelo de los países capitalistas desarrollados. Al contrario, sería su antítesis.
– Claro, porque el «vivir bien» está reñido con el lujo, la opulencia y el derroche; esta reñido con el consumismo. No se puede entender como en algunos países del Norte, en las grandes metrópolis por ejemplo, hay personas que se compran una ropa, la usan una vez y luego la arrojan a la basura. Si no hay interés por la vida de los demás, sólo queda el interés por la vida de ese individuo, a lo sumo de su familia. La falta de interés por los demás genera entonces oligarquías, noblezas, aristocracias, elites que siempre pretenden «vivir mejor» a costilla de los demás.
– Se produce la concentración de la riqueza, el derroche y la explotación de las grandes mayorías por minorías privilegiadas.
– Así es, estos grupos minoritarios, hegemonizan el poder mundial concentrando las riquezas y el poder solo para ellos. Y cuando los pueblos se organizan, se levantan contra tanta injusticia, estos grupos minoritarios apelan a la violencia, a las armas, incluyendo a la intervención militar de otros países.
– El interés mezquino de esas minorías es un peligro para toda la humanidad.
– Ese interés individualista, egoísta, arremete no solo contra los pueblos, sino también contra el medio ambiente y el Planeta Tierra. La forma del «vivir bien», en igualdad y justicia, en solidaridad y reciprocidad, en comunidad y colectividad, es la base para la defensa del medio ambiente, de la naturaleza, de la vida misma y de la humanidad toda. De lo que estamos hablando aquí, Fernando, es de salvar a la humanidad de los peligros que la acosa una minoría individualista y sumamente agresiva, racista y belicista.
– ¿Qué opinión le merece la firma de la Declaración de los Derechos Indígenas?
– Por fin, después de más de quinientos años, se reconoce el derecho de los pueblos indígenas; el derecho a su autodeterminación, el derecho a la igualdad, el fundamental derecho a la tierra y al uso de su territorio, de sus recursos. Es un paso importante. Hacía más de cinco siglos que no se reconocía esos derechos a los indígenas, como igual sucedía con el tema de los Derechos Humanos hace 50 o 60 años atrás.
Ahora el sector más vilipendiado, más despreciado en la historia, aquel considerado, en muchos casos, con el mote de «salvajes», es ahora reconocido. Es un avance muy importante.
– ¿Qué mensaje le darías a los gobiernos que votaron a favor de los pueblos indígenas?
– Quiero saludar y enviar mis respeto a los gobiernos de los países que votaron por esos derechos y les pido a los gobiernos de los países que no lo votaron que hagan una profunda reflexión; que piensen que los indios son seres humanos como el resto y que deben tener derechos al igual que todos los habitantes del planeta. Y a los que se abstuvieron también les recomiendo que reflexionen y que de una vez por todas se decidan: o están con los pobres, con los más débiles, con los humildes y los necesitados o están con los sectores privilegiados, opulentos y elitistas.
– ¿Habrá festejo en Bolivia?
– En Bolivia, estamos invitando a todos los movimientos indígenas del mundo, para los días 10, 11 y 12 de octubre a un gran acto. Allí debatiremos, reflexionaremos, discutiremos, intercambiando experiencias. Y es mi pedido especial, que de ese encuentro salga un documento, un decálogo, una suerte de «diez mandamientos», donde los pueblos indígenas se pronuncien en defensa de la humanidad, del medio ambiente y de la vida.