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Vivir bien ¿para quién?

Fuentes: Rebelión

El conflicto del TIPNIS, Mallku Qhuta, y éste conflicto minero de Colquiri cuyo primer desenlace fatal reciente, en el que los mineros cooperativistas (empresarios) atacan la sede de la FSTMB con un saldo de un muerto y varios heridos, nos muestran que ha fracasado el paradigma del «vivir bien», la complementariedad de los opuestos y […]

El conflicto del TIPNIS, Mallku Qhuta, y éste conflicto minero de Colquiri cuyo primer desenlace fatal reciente, en el que los mineros cooperativistas (empresarios) atacan la sede de la FSTMB con un saldo de un muerto y varios heridos, nos muestran que ha fracasado el paradigma del «vivir bien», la complementariedad de los opuestos y la economía plural; nos muestran que las demagógicas «Tensiones creativas» a las que tanto hace referencia García Linera (tratando de tapar el sol con un dedo, dejando de lado la lucha de clases existente en el país) no dejan de ser un refrito de la ideología y las políticas reformistas liberales que ha nombre de antiimperialistas buscan afianzar el sistema capitalista en Bolivia, con el «ingenuo» convencimiento de que la economía del país puede desarrollarse guiada por una burguesía nativa (estalinismo), contexto en el que el rol del Estado sería la de «humanizar» este capitalismo repartiendo, «justa y equitativamente», los beneficios de la explotación de los recursos naturales.

Ha quedado demostrado que siguiendo la línea del paradigma del «vivir bien», la complementariedad y la economía plural, el gobierno del M.A.S. ha optado por, definitivamente, apostar a la empresa privada, o en su defecto a cooperativistas para que se encarguen de la explotación de los recursos minerales. Sabiendo que los primeros aportan muy poco al Estado vía impuestos, y los segundos mucho menos o nada, sólo nos queda preguntarnos: Éste gobierno es ingenuo e incapaz, o simplemente está traicionando al pueblo boliviano que en Octubre del 2003 exigió la nacionalización completa de los recursos naturales y su industrialización para beneficio del Estado y el pueblo empobrecido.

En el caso específico de Colquiri, el gobierno en un inicio trató de mantener a la transnacional Sinchi Wayra en convenio con los cooperativistas, y sólo por la presión de los asalariados y el pueblo de Colquiri, el gobierno accedió a nacionalizar la mina. Pero esta tibia nacionalización, en la que se termina entregando la beta más rica a los cooperativistas (decretos 1264 y 1337) no podía dejar de ser una bomba de tiempo si al final la lógica de la explotación de unos por otros no ha sido erradicada.

Es necesario desmentir a los voceros del gobierno que salen a la palestra mediática (intermitentemente: Romero, Pérez, Quintana, los periodistas de las redes estatales) a decir que este conflicto es un conflicto sectorial, de intereses corporativos y que se ha trasladado de Colquiri a La Paz, sin ningún sentido.

PRIMERO, efectivamente los intereses de los mineros cooperativistas son sectoriales y hasta personales ya que adjudicarse la beta Rosario significaría jugosas ganancias para algunos de sus asociados y migajas para el Estado. En cambio un minero asalariado que ahora puede llegar a ganar 2.000 Bs. y que está exigiendo la nacionalización completa de la mina, una vez nacionalizada la mina no ganará más, seguirá recibiendo el mismo salario, por lo que sus intereses no son de grupo ni personales; los asalariados claramente nos están mostrando un carácter progresista y revolucionario al exigir que los beneficios de los recursos naturales sean en su integridad para el Estado y el pueblo de Bolivia.

SEGUNDO, en este conflicto se están jugando los destinos de los recursos naturales minerales, en este conflicto el gobierno se está jugando el apoyo que ha tenido de los cooperativistas mineros, en este conflicto se está jugando la posibilidad o la imposibilidad de que la complementariedad y la economía plural puedan hacerle frente, en la realidad, al imperialismo, al capitalismo, al neoliberalismo; por ésta razón no puede ser un conflicto de un distrito solamente, sino, que, necesariamente es un conflicto nacional que nos incumbe a cada uno de los bolivianos.

El sistema minero cooperativista ha sido permeado por la lógica empresarial, donde algunos se enriquecen a costa de muchos, con el beneficio de no pagar impuestos, no pagar seguridad social a sus trabajadores, incumplir normas ambientales, etc.

Los siguientes cuadros publicados en la página virtual de Radio Nacional Huanuni (http://www.nacionaldehuanuni.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1429:aportes-mineros-al-estado&catid=3:bolivia&Itemid=2) nos muestran cuanto es el aporte real de los cooperativistas al Estado contrastados con el aporte que hacen los mineros asalariados y el por qué debemos apoyar la lucha de los asalariados por la nacionalización completa de la mina Colquiri.

Por último queremos advertir que en puertas del legislativo se encuentra el proyecto de nueva ley minera que se perfila como una ley neoliberal que va a beneficiar a transnacionales y cooperativistas.

En éste proyecto de ley se pretende entregar de forma indefinida los yacimientos a las cooperativas en desmedro de la COMIBOL y por ejemplo se destina tan sólo un 5% de las regalías a inversión y reinversión minera estatal, lo que demuestra que al gobierno no le interesa que el Estado sea el actor principal en la explotación minera, para industrializar mucho menos. Por estas razones:

– Convocamos a todas las organizaciones vivas afiliadas a la COB, exigirle a su ente matriz que se determine un apoyo moral y físico a los asalariados de Colquiri para que se nacionalice esa y todas las minas de Bolivia, sin indemnización.

– Que la COB y todas la organizaciones vivas, rechacen irrevocablemente la nueva ley minera, tal como está planteada.

– Que el Estado cree una empresa comercializadora y monopolice la comercialización de los minerales, que en este momento se encuentra en manos de contrabandistas y extranjeros.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.