Resulta que en el Reino Unido un grupo de seis ISP (los seis mayores, con lo cual eso prácticamente equivale a todo) han acordado colaborar con el Estado para filtrar el tráfico de los usuarios (TheInq) y detectar quién está usando programas de p2p. Vaya por delante que en Reino Unido no está permitida la […]
Resulta que en el Reino Unido un grupo de seis ISP (los seis mayores, con lo cual eso prácticamente equivale a todo) han acordado colaborar con el Estado para filtrar el tráfico de los usuarios (TheInq) y detectar quién está usando programas de p2p. Vaya por delante que en Reino Unido no está permitida la copia privada (aunque lo legal no sea lo justo, esta situación sí que permite acciones policiales más duras), así que aquí ese tipo de medidas no serían legales a día de hoy. Para completar el pastel, valga decir que aunque no tienen copia privada y les van a filtrar y bloquear el tráfico, van a tener que pagar su canon, reuniendo así lo peor de las «dos doctrinas» del derecho en materia de propiedad intelectual (nuestro canon y su no-copia privada). Un error elevado al cuadrado.
Dicho esto vayamos ahora al razonamiento para bloquear el p2p: ¿Tienes un cuchillo? Entonces está claro que pretendes asesinar a alguien. Se da por hecho que todo el tráfico p2p es de obras protegidas y se da por hecho, además, que este tráfico provoca lucro cesante; es mucho dar por sentado. Así que tráfico controlado, tributo obligatorio, aunque sea un impuesto que regule una actividad ilegal en ese país. Con tal de recaudar, aquí todo sirve. Siempre le podrán echar la culpa a Europa, como si Europa no la estuvieran construyendo ellos, sin contar con nosotros (obviamente).
Lo mejor de todo es ver lo bien que se apañan el estado y estas corporaciones cuando todos tienen algo que ganar; cuando van todos en el mismo barco aquí no hay problemas, pelillos a la mar y lo celebramos sin acritudes. El estado gana control sobre una herramienta que ha demostrado ser capaz de modificar la agenda pública y los ISP van ganando la posición de proveedores y amos absolutos de los contenidos o, mejor dicho, del grifo que los deja pasar (ambición que comparten con empresas como Nielsen o Nokia).
Quizá alguien en una discográfica esté celebrando estas medidas sin saber que, en realidad, aquí los ganadores son los ISP, cuellos de botella de todo el tráfico que podrán comenzar a exigir a unos y a otros qué se transmite y qué no. ¿Neutraliqué? Neutralinada. Lo próximo será obtener poderes para bloquear absolutamente la conexión (salvo si pagas el diezmo) o expulsar a los internautas. Echarlos fuera de la red y mandarlos directamente a la soledad analógica de 1965, como en Francia.
Está claro que todos quieren ser el proveedor de los datos, entendiéndose como tal el que posee la llave última que abre el grifo (o lo cierra) hacia el usuario. En España los ISP también se dejan querer, evidentemente están esperando su momento. Y en esta europa, su momento les llegará. Los lobbistas tienen la guerra ganada contra una población que aunque saliera del estado de febril opiosidad televisiva, no tiene ya una posición de fuerza en las negociaciones del nuevo contrato social, pues ha sido apartada de una producción industrial cuya huelga podría paralizar nuestros países.
¿Cuándo llegará este momento? Recuerdo haber leído en alguna parte (no tengo la fuente porque ni la recuerdo) que en una de esas reuniones donde gente de todas partes del globo se había acordado extender a todas partes del mundo la legislación ultrarrestrictiva predicada por los EE.UU., que a pesar de hablar constantemente de libre comercio pretende con esta medidas implantar un férreo proteccionismo para su industria. Eso lo leí hace mucho y la realidad parece ir por ese camino, con el G8 aprobando el ACTA.
En fin, que el trasvase del control y ordenamiento de la vida pública a empresas con «labor policial» privada sigue progresando. Por nuestro bien, no sea que votemos a los políticos equivocados y acabemos viviendo mejor. Y pelotazo asegurado (para algunos), saqueo para todos los demás. ¿Alguien se imagina cuántos votos recibiría un ISP si se presentara a las elecciones? ¿Por qué entonces los estados los facultan para llevar a cabo injerencias en la intimidad de las personas y para controlar el tráfico de internet de esas personas?
Está claro que no nos dejarán elegirlos, pero los ISP pueden acabar teniendo más poder que cualquier partido en la oposición, sin un solo votos; una cita electoral tras otra (es lo que tiene que no tengan que votarte).