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Sobre la necesidad de organizarnos

¿Y después de las elecciones qué?

Fuentes: Rebelión

Ya pasaron las elecciones, ya acabó la coyuntura, ya nuestros ojos y nuestros oídos descansan un poco del bombardeo publicitario al que durante meses nos tuvieron sometidos por radio y televisión, en postes, bardas y camiones. Algunos votaron por el «menos peor», otros por el que «dio más» o el que se «veía mejor» en […]

Ya pasaron las elecciones, ya acabó la coyuntura, ya nuestros ojos y nuestros oídos descansan un poco del bombardeo publicitario al que durante meses nos tuvieron sometidos por radio y televisión, en postes, bardas y camiones. Algunos votaron por el «menos peor», otros por el que «dio más» o el que se «veía mejor» en los comerciales, otros anularon y otros más, consciente o inconscientemente, ni se pararon por las urnas el día de las votaciones; hubo hasta los que intentaron evitar que se llevaran a cabo las votaciones ahí donde existieron condiciones para hacerlo. Ahora a esperar otros 3 años para que reviva el debate sobre la necesidad de votar, no votar o anular con números o consignas, ¿todo acaba aquí? 

En la edición anterior del periódico FRAGUA hablamos sobre el falso dilema de votar o no votar y llegamos a la conclusión de que participar o no en las pasadas elecciones realmente no cambiaba nada. Hoy, preguntémonos, cuando los candidatos electos tomen posesión: ¿de verdad algo va a cambiar? ¿Nos van a aumentar el salario? ¿Se va a dar vuelta atrás a la privatización de PEMEX? ¿Los funcionarios dejarán de ser corruptos? ¿Se va a acabar la miseria en que viven los campesinos? ¿De verdad saldremos del «despeñadero»?

También decíamos que quienes estamos convencidos de que el cambio social es necesario y posible, los que caminamos y nos organizamos con la vista puesta en el socialismo como objetivo, podemos y debemos aprovechar toda coyuntura política para llegar a las más amplias masas populares, explicando el carácter de la coyuntura y organizando acciones que eleven el nivel de conciencia de quienes participan en ella.

En el caso específico de una coyuntura electoral como la que acabamos de vivir, nuestra tarea como socialistas consiste en explicar las limitaciones de ésta, por ejemplo, que la democracia burguesa, la que restringe la participación política sólo a lo electoral, no es un ejercicio imparcial y que si bien hay partidos políticos que se asumen como de «izquierda», aunque ganaran y lograran «meterse» en el gobierno para «transformarlo desde adentro» por medio de la «honestidad y austeridad», no se obtendrían los cambios significativos que necesitamos, por lo que no deberíamos conformarnos con eso y esperar a la próxima elección para volver a votar por ellos.

Hay organizaciones y sectores organizados del pueblo que, en términos generales, comprenden el falso dilema sobre votar o no votar y la esencia del proceso de configuración del Estado mexicano como un Estado terrorista; también, hay otros sectores y organizaciones que siguen viendo en la lucha electoral una herramienta de lucha, pero si realmente quieren ser congruentes con su posición, tienen la obligación de defender la voluntad popular manifestada en las urnas, organizando por ejemplo comités de defensa del voto, haciendo del ejercicio electoral individual un pivote de organización popular.

Las conquistas democráticas, como la participación electoral, se han obtenido con la lucha organizada del pueblo, nosotros queremos que sea el pueblo el que decida, pero consideramos que las elecciones no son el único medio que existe para que el pueblo haga saber lo que quiere, aunque los spots gubernamentales insistan en ello. Quienes nos organizamos y luchamos por la construcción de una sociedad más libre y justa creemos que las formas de lucha y organización son muchas y que no pueden restringirse a una coyuntura electoral que se abre cada 3 o 6 años.

El pueblo no ganará en las urnas lo que no se haya ganado ya en la calle, en los barrios, las fábricas, las escuelas, las parcelas, etcétera. Necesitamos retomar las diferentes experiencias de la lucha que nuestro pueblo ha desarrollado a lo largo de su historia, para luchar no sólo en temporada de elecciones y tener bien claro que las tareas de organización deben desarrollarse de manera permanente, sin tener que esperar al nuevo periodo electoral de 2018. La agenda del movimiento social no debe ser una agenda impuesta desde arriba, la debemos construir quienes participamos en él.

Las coyunturas deben convertirse en una oportunidad para ampliar la organización y no para desgastarla inútilmente. Parafraseando al revolucionario catalán Buenaventura Durruti, quien actúa y no organiza está perjudicando al movimiento tanto como el que no actúa. Hubo quienes llamaron en la coyuntura a esperar a que pasaran las elecciones para discutir los temas importantes, nosotros pensamos que no hay que esperar a que los que ganaron la elección resuelvan los problemas del pueblo trabajador, organicémonos y luchemos por la construcción de una sociedad más libre y justa, una sociedad socialista.

 

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección DEBATE del No. 8 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 13 de junio de 2015.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.