Cercanos ya los 30 años del golpe militar algo no funciona en el tema de los derechos humanos. Aun quienes llevan años de lucha en este terreno no han podido instalar en la sociedad la conciencia generalizada de que la práctica de la desaparición forzada de personas, fue efectuada principalmente por funcionarios públicos, como son […]
Cercanos ya los 30 años del golpe militar algo no funciona en el tema de los derechos humanos. Aun quienes llevan años de lucha en este terreno no han podido instalar en la sociedad la conciencia generalizada de que la práctica de la desaparición forzada de personas, fue efectuada principalmente por funcionarios públicos, como son los cuadros profesionales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, todos integrantes de un solo ente jurídico que no es otro que el «Estado Argentino».
Ignorar a esta altura de los tiempos que los crímenes de la década del 70 se montaron sobre una estructura semi-pública de aprehensión de personas y un sistema clandestino de juzgamiento y eliminación de las mismas con la anuencia de influyentes sectores de la sociedad, es evadir la realidad
Este diagrama de la muerte se diseñó como una POLITICA DE ESTADO, método que por una parte buscó ocultar los hechos, mientras que por otra registraba minuciosa y administrativamente todo detalle de cada asesinato.
«Reticentemente (lo menos posible), con una ineficiencia que mezcla sabiamente estupidez y formalidad (lo genérico y consecuentemente inútil para la diferenciación se repite como una ceremonia, los rasgos distintivos se ignoran, se esconden, se entierran), ciego, sordo y mudo a lo que no debía ver, oír o decir, pero tampoco pudiendo dejar de registrar, el Estado burocrático escribió, a su manera, la historia», identificando de un modo u otro a sus victimas . (¿Qué significa Identificar». Articulo de Maco Somigliana y Dario Olmo.- Equipo Argentino de Antropología Forense.)-
Y así, responsable único de esta historia, el ESTADO, el de ayer como el de hoy, sea quien fuere el que se encuentre al frente de su administración, va evadiendo lentamente su obligación de brindar y poner al alcance de todos, los elementos necesarios e imprescindibles para que miles de argentinos reconstruyan su historia.
Es que con el tiempo ciertas habilidades de la sociedad políticas provocaron desviaciones. El propósito de la represión fue impedir la reconstrucción de los acontecimientos, privar la posibilidad del recuerdo, intento que el poder jurídico estatal debió haber abortado definitivamente, pero continua reticiente a hacerlo.
Por el contrario, a través de su brazo político el Estado sancionó leyes mediante las cuales otorgó impunidad a los represores tarifando posteriormente el dolor del secuestro, la tortura y la muerte. Estas normas fueron excusa para que la justicia no se expidiera sobre la responsabilidad del plan estatal de represión, retrasándose años la búsqueda de la verdad..
Beneficiados mayormente quienes sufrieron largos cautiverios, olvidando una reparación igualitaria para aquellos que fueron secuestrados, apaleados y torturados por cuatro, cinco o diez días y vieron también frustado su proyecto de vida, perdieron sus trabajos, debieron migrar a otras ciudades del país o quedar señalados para siempre como «subversivo suelto», sin importar la suerte corrida tras su minicalvario, la historia se habia difundido por otras voces…..
En tanto a través de las distintas administraciones políticas gran cantidad de afectados por los hechos de terrorismo fue ocupando puestos públicos mientras y otros desempeñándose en oficios radiales, gráficos y televisivos, monopolizaron con un criterio diferente la dilucidación final de la suerte de todos los perjudicados, en un intento de silenciar la memoria o al menos buscarle una interpretación distinta.
Apagados los ecos de la Conadep la misión posterior recayó administrativamente sobre la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación sobre cuya tarea no pueden emitirse comentarios favorables por la desatención a los casos comunes, a los hechos sin prensa ni tapa rimbombante. En el recuerdo están aún las víctimas del Norte y del Sur, del Este y del Oeste, de la localidad chica, del pueblo, de la aldea…….y de todos aquellos a los que el temor les privò de la posibilidad de poder explicar su calvario……
Los Juicios por la Verdad impulsados a partir de 1999 trajeron el aire fresco que avivó nuevamente un fuego de esperanza… Pero como siempre, el escollo fue el Estado. Sin los datos en su poder, no es posible superar el manto de neblina que rodea todo el proceso, aún por más cantidad de represores que se encuentren detenidos o procesados.
No es bastante, en realidad casi nada: «Se resuelven algunas causas, se descabezan algunas cúpulas militares, se ceden campos de concentracion para conservacion de la memoria» .(» Nuestros Hijos no desaparecieron para siempre» Carta de una Madre de Santa Fe). Pero nunca se llega a la verdad total de los hechos.
Y entonces, la pregunta es : ¿ Hasta cuando…?:
« Hoy pienso que los monstruos que hoy por su edad están en sus domicilios disfrutando de la compañía de sus hijos, de sus nietos, que por humanidad y edad gozan de este privilegio… yo me pregunto, en dos meses voy a cumplir 75 años y abrazando a todas las madres y padres que estarán en estas edades, pienso por qué no tenemos también por humanidad el privilegio de que se nos diga la verdad.
Por qué no podemos gozar también nosotros de un privilegio sobre el destino de nuestros queridos hijos y nietos. Y cuántos de estos padres se han quedado en el camino por el dolor de la tremenda pérdida de no poder abrazar más ni saber de sus seres tan queridos… se pueden hacer listas de tantos padres y madres, mi esposo falleció al año y dos meses de la desaparición de mi hija y tantos nombres para decir…
Hoy oigo pasos en la escalera y aún me digo «y si fuera»; pero también está la necesidad cada vez más grande de saber qué fue de ella, dónde está lo que pudo quedar de ella, por eso les pido ayuda a todos… ….Le pido ayuda a todos por favor, ayudenme a saber, a encontrar. Nada más.» (Testimonio de Eva Fanjul de Sanllorenti, por la desaparación de María Eugenia Sanllorenti. La Plata 23 de Febrero de 2000.)
La realidad es una sola. Esto tiene nombre y apellido y no se soluciona con excusas ni discursos llenos de pretextos. Solo se necesitan datos, fechas, registros, anotaciones, documentos, resoluciones secretas y públicas, nómina de pilotos militares en el periodo 1976 a 1982, listado de todos los conscriptos clase 1955 a 1958, etc… todo lo que tiene el Estado y no da… y quizás sabe muy bien porqué lo niega u oculta.
La verdad también es una sola: toda dependencia de las Fuerzas de Seguridad en la década del 70 fue un centro clandestino de detención… Cuartel, unidad naval, escuadrón, comisarias provinciales, unidades federales, dependencias de bomberos y miles de establecimientos estatales más.
El Estado no solo educó a estos funcionarios, sino que también los entrenó y les brindó asistencia espiritual, además de proporcionarles todos los recursos posibles para que procedieran como lo hicieron. ( ¿Y los seguirá educando actualmente de la misma forma?)
La mayoría de los integrantes de esas fuerzas participaron de la represión y los que se opusieron fueron separadas de sus cuadros, cuando no asesinados y menos aún reivindicados por gobiernos democráticos posteriores.
Por eso la memoria debe reconstruirse con todos los datos, no con algunos. Preguntarse «que historia contar» implica insertar la historia de estos crímenes en cualquier proyecto político ajeno ala VERDAD que se busca. No es un proceder legítimo.
Los desaparecido se sabe quienes son, pero el Estado debe dar cuenta de lo acontecido, porque al fin de cuentas fue el autor de la acción y conoce el destino de cada uno. Aun no se han brindado todos los datos precisos de los desaparecedores, muchos de estos le prestaron servicios después del gobierno militar, hasta que la misma asociación política los fue descartando a medida que no le eran útiles.
«La coexistencia en los espacios institucionales con los ex represores» sería «el precio de la paz» , llegó a decir hace un tiempo una destacada funcionaria de la Subsecretaría de Derechos Humanos. Toda una definicion.
«Soplan brisas de democracia que borran las heridas del tiempo, te pusiste a pensar lo que pasa por la mente y por el cuerpo de aquel que viaja solo para gritar lo que ocurrió entonces.» («Yo te escribo Hebe desde las celdas…»Carta de exdetenida-desaparecida en el Pozo de Quilmes/Banfield.)
«Y tu cabeza está llena de ratas. Te compraste las acciones de esta farsa y el tiempo no para.Yo veo el futuro repetir el pasado, veo un museo de grandes novedades y el tiempo no para, no para.» (Bersuit Vergarabat)
A esta altura de los tiempos, a treinta años, la situación de incertidumbre se perpetua en un estado de cosas angustiante para los familiares. A los hijos los mataron, con ellos esto no será necesario: se están muriendo solos.
Someter a los asesinados a una nueva desaparición es tan imperdonable como la acción de quienes fueron sus ejecutores primarios. Desaparecieron sus cuerpos, acallaron sus ideas y en camino se está por asesinar su memoria.
Alguien quizás les llegue a exigir testigos de su propia muerte o se los volverá a juzgar y mientras se los sigue investigando, colocarles nuevamente la capucha. ¿Hasta cuando se va a seguir declarando, hasta cuando más pruebas? ¿Es difícil entender que cada día que pasa es un siglo?
Pero esta, como siempre, será una tarea de la sociedad y como tal, si el conjunto no es convencido del significado de este HORROR, poco más se podrá lograr, continuándose relativizando todo hecho vinculado con la impunidad, la corrupción y la muerte. Hace un tiempo alguien escribió: «Los crimines contra la humanidad siempre son crímenes de la humanidad. Perpetrados por ella«. Y no es fácil para ninguna comunidad ver de frente sus propios monstruos. No hay que olvidar esto.
Se extenderán los homenajes con las consabidas placas recordatorias, se reiterará el relato truculento, el libro del recuerdo, el reportaje oportuno, la falsa confesión y así, pero la verdad nunca más verá la luz y quién sabe si tantas ausencias no queden impunes.
Imposible revertir este largo silencio sin el esfuerzo de toda la sociedad, porque de lo otro ya dice la canción: «No existe más iluso que el iluso que aún espere que la mano se la de el que lo gobierne» . (Fantasía y Realidad.-Callejeros).-
*Articulo Publicado en «La Retórica».
Publicacion de la «Asociacion de Abogados y Procuradores de San José»
Diario Regional. Lomas de Zamora.Pcia.Bs.As.
Carlos A.Bozzi es Abogado. Sobreviviente de La Noche de las Corbatas. [email protected]