Al ir culminando la etapa de construcción también culmina el empleo de muchos trabajadores. ¡Qué paradoja! Cada día que los trabajadores de la construcción ponen un ladrillo están poniendo un ladrillo, también, a su cese laboral. Se construye su propio drama. La Untmra está reclamando prioridad para sus trabajadores metalúrgicos pero la realidad indica […]
Al ir culminando la etapa de construcción también culmina el empleo de muchos trabajadores. ¡Qué paradoja! Cada día que los trabajadores de la construcción ponen un ladrillo están poniendo un ladrillo, también, a su cese laboral. Se construye su propio drama.
La Untmra está reclamando prioridad para sus trabajadores metalúrgicos pero la realidad indica que el millar de eslavos que están en Fray Bentos no vinieron a disfrutar de Las Cañas sino a preparar la próxima fase de construcción. Está comenzando a suceder lo que muchos habíamos anunciado y casi todos sabían, el cese progresivo del trabajo local y el advenimiento de mano de obra especializada proveniente de otros países.
El espejismo dura pocos años y la realidad se mostrará con su cara más brutal: un ejército de desocupados que aún no encontró la solución a su drama colectivo. La rueda gira irreversible y nos dejará secuelas que prometen ser duraderas.
El estadista planifica a largo plazo, mira lejos, busca alternativas genuinas. El gobernante apremiado por futuras elecciones y encuestas presentes solo ve el momento. Luego, Dios proveerá.
Era cierto (¿alguien tenía dudas?) que los gobiernos anteriores nos iban a dejar un campo minado. Lo que no suponíamos era que viendo la mina, íbamos a ir derecho a pararnos sobre ella.
Quizás el estar en la orilla de enfrente nos de la distancia para mirar de otra manera y nuestra propia militancia política y el ejercicio de la ciudadanía, vivamos donde vivamos, no nos permita pasar ajenos a una situación que nos toca tan de cerca. Debemos buscar las alternativas concretas y no seguir en esta escalada tan peligrosa en que se han sumido los diferentes protagonistas.
Ese mandato de integración rioplatense y americana que nos viene del propio Artigas, o es desoído o simplemente es para muchos una tontería de libros escolares. Gobernar es tomar decisiones pero no cualquier decisión sino, y más en un gobierno frenteamplista, aquella que beneficie a las grandes mayorías, más allá de estrategias electorales o encuestas divinizadas.
Casi 200.000 orientales que vivimos en la Argentina nos merecemos la pronta resolución de un conflicto que nos apena profundamente.