Nace en 1960 en el Distrito Federal (DF) -cuando era DF-. «Mi padre de Michoacán, mi madre del DF, mi abuela con la que yo crecí, una india náhuatl, que tenía tercero de primaria, una mujer sabia, sensacional, de Texcoco, Estado de México». Gerardo Fernández Noroña se considera hombre libre, que como tal expresa sus […]
Nace en 1960 en el Distrito Federal (DF) -cuando era DF-. «Mi padre de Michoacán, mi madre del DF, mi abuela con la que yo crecí, una india náhuatl, que tenía tercero de primaria, una mujer sabia, sensacional, de Texcoco, Estado de México».
Gerardo Fernández Noroña se considera hombre libre, que como tal expresa sus opiniones. Un hombre que viene «del corazón del pueblo y al pueblo me debo». Noroña es de la opinión de que el pasado 1 de julio, a pesar del fraude y de la despolitización que se promueve constantemente por los medios de comunicación, los mexicanos llevaron a cabo una revolución social pacífica.
Hablar de que «todos son iguales» y de que «nada va a cambiar» porque los mexicanos son «corruptos de nacimiento», es caer en la trampa de ese intencional discurso despolitizador promovido por todos los medios. Y a esta despolitización, Noroña no tarda en responderle: «Decir que todo partido o todo político son iguales, es un diagnóstico tosco y majadero de la situación política que vive la Nación y que no se explica con esas posturas ramplonas. Si bien el sistema político está caduco y es corrupto en esencia, somos nosotros los responsables de transformarlo, participando activamente en la política, construyendo una mayoría de hombres y mujeres comprometidos con el pueblo, con la lucha social y manteniéndonos activos en los diversos campos de la vida pública del país».
En la política mexicana, por un lado están aquellos sinvergüenzas del PRIAN quienes, aun antes de que tome posesión, ya le echan la culpa de todo al gobierno (que todavía no es gobierno) de AMLO y Morena. Tenemos claro de que estos sinvergüenzas intentarán, por todos los medios posibles, derrocar a AMLO y tumbar su proyecto de nación. Por otro lado, están los políticos nacionalistas y patriotas, líderes sociales aguerridos como Noroña, quienes plantean que: «para terminar con la corrupción y con todas las lacras e injusticia social imperantes, debemos barrer las actuales estructuras económicas, políticas y sociales, caducas y corruptas, vigentes en el país y acabar con los intereses que están detrás de estos gobiernos neoliberales».
Sobre la corrupción, «hija legítima del actual sistema económico», Noroña señala a 16 individuos como un problema mayor, ya que estos personajes son los causantes de tanto saqueo: «16 mexicanos concentran 143 mil millones de dólares y no pagan impuestos». A estos 16, Noroña los señala como los verdaderos culpables de la corrupción de alto nivel y, por ende, de la pobreza de millones de mexicanos y mexicanas. «Es imperdonable -afirma Noroña- que haya niños y ancianos pidiendo limosna o trabajando. Ninguna sociedad debería tolerar un crimen de esa magnitud contra su niñez y sus ancianos».
Podríamos decir, que el llamado constante que hace Noroña a ser rebeldes y a predicar con el ejemplo es para que, algún día, más temprano que tarde, los mexicanos logren un verdadero orden de sus estructuras políticas, económicas y sociales.
«La Casa Blanca -señala Noroña- y la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa son hechos de una monstruosidad tal que por sí mismos justifican la rebelión de nuestro pueblo. El rompimiento del marco constitucional es otro elemento demoledor que nos obliga a actuar como hombres y mujeres libres para restablecer la Constitución, recuperar la libertad y la dignidad humanas que nos han sido conculcadas y recuperar la independencia y la soberanía nacional de nuestra Patria, hoy sojuzgada por el capital extranjero.
En conclusión, el 1 de julio de 2018, los mexicanos «ya hicimos una hazaña y vamos por una hazaña mayor».
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